martes, 16 de mayo de 2006

Un político desesperado

El exministro Eduardo Zaplana se encuentra profundamente abatido ante la ofensiva de los partidos de oposición para involucrarlo en presuntos casos de corrupción como consecuencia de la suspensión de pagos y la consiguiente investigación de Hacienda sobre "Terra Mítica". El político ha llegado a negar en su periódico amigo, "El Mundo", al que tanto ayudó, política y económicamente, en su época de presidente de la Generalitat, evidencias por todos sabidas sobre la nefasta gestión del parque temático. Fuentes próximas al afectado, han filtrado su pesar por el profundo silencio de Rajoy y Aznar ante el fuerte ataque de la izquierda valenciana mientras las obligadas alusiones de Acebes y Camps para salvar la cara del PP, han eludido entrar en el fondo de la cuestión. Se sabe y se nota muy sólo mientras no se deciden tampoco a defenderlo públicamente en Alicante sus "fieles" más cercanos, De España y Ripoll. Tampoco ha salido al paso del PSPV ningún presidente popular de comunidad autónoma cercana y afín, comenzando por Jaume Matas y terminando por Ramón Luis Valcárcel. ¿Dónde está Federico Trillo?

Desde el PSPV y EU se exige, por una vez, seriedad y honestidad con el electorado. Para los diputados socialistas las cintas hechas públicas "dan credibilidad a las denuncias contra Zaplana por presunta recepción de comisiones ilegales" en base al conocido sentido de su ética. Por eso la Oposición le reprocha a Camps no ser el primero en querer que se investiguen y aclaren los hechos "ante las graves acusaciones" vertidas en la denuncia al fiscal-jefe del TSJ, cuando pocos tienen dudas de que Zaplana miente sobre "Terra Mítica" al ser relacionado con el supuesto fraude a través de una trama para hinchar las facturas y dejar al parque con una enorme deuda.

El caso es que Zaplana siente que esta vez no se va a soltar la presa fácilmente. Y por eso nadie se atreve a pegarse a él cuando la Oposición arrecia su ofensiva con argumentos gruesos apoyados en la propia historia no desmentida del cartagenero. "Yo estoy en política para forrarme" es la frase oída a Zaplana en 1992 y que ahora le arrastra como un lastre hacia la sima de la duda sobre su presunta corrupción. Después de anunciar querellas (no interpuestas) para hoy lunes, lo único cierto es que todavía puede ser imputado por la Fiscalía del TSJCV si se desprenden indicios racionales de criminalidad del testimonio magnetofónico ofrecido por contratistas de obras en "Terra Mítica". Pero, además, sigue teniendo encima a la Fiscalía Anticorrupción por una denuncia del fiscal del Tribunal de Cuentas a instancias de IU por contrataciones presuntamente ilícitas en el Ministerio de Trabajo . Su entorno confirma la desesperación y su cara denota cierta angustia ante la "caza del hombre" por comenzar a vencerle todas las letras al mismo tiempo a quien parecía imbatible desde el Congreso.

Como las desgracias nunca vienen solas, aprovechando el tirón mediático el PSPV comienza a hablar de nuevo de CIEGSA, de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y de la Ciudad de La Luz, para que sea investigado su proceso de adjudicación y contratación de obra civil ante los sobrecostes experimentados por todas ellas durante la presidencia de Zaplana y el dinero público empleado. La Oposición quiere, sin más excusas y dilaciones, una comisión investigadora en las Cortes Valencianas para saber a qué bolsillos ha ido a parar el dinero de los contribuyentes a través de una Generalitat en práctica quiebra desde la marcha del cartagenero. Se quiere analizar con lupa una gestión sin trasparencia en el parque temático, la presencia de amigos y familiares en puestos clave y, en definitiva, la desastrosa gestión de un fracaso anunciado desde su concepción. Y que ha culminado en un presunto gran fraude con un único gran responsable, político de momento pero que lo puede ser también penal y fiscal por muy exministro que sea.

El inmenso agujero de "Terra Mitica" va a provocar la vuelta a la CAM de su exdirector general, el socialista Juan Antonio Gisbert, por ser la entidad participante más afectada junto a Bancaja. La situación de su presidente, el zaplanista Vicente Sala, comienza a ser incómoda a medida que lo es la de su propio mentor. No será, al final de todo, la única víctima colateral de este proceso en el mundo económico de la Comunidad Valenciana. Todas aquellas empresas que hayan tenido relaciones de cierto peso con las grandes obras públicas autonómicas van a ser inspeccionadas a fondo en busca del rastro de la presunta corrupción, armada a través del fraude fiscal con facturas falsas por sobrecostes ficticios, y que esconden comisiones ilegales a políticos y funcionarios. En definitiva, dinero que ha escapado a Hacienda y al que no renuncia el Estado. La cosa no ha hecho más que empezar y muchos se arrepentirán de haber hecho su agosto por su accesibilidad a un exalcalde de Benidorm a quien Valencia y Madrid siempre le quedaron grandes a pesar de hacerse con un piso en la Castellana a un muy buen precio. (ZPI)

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