Apunte de Portocarrero/Alperi pierde a manos de una mujer y huye a Valencia buscando inmunidad

Lo que peor se temía el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, perder las elecciones en la práctica a manos de una mujer, es justo lo que va a suceder si hacemos caso de las primeras encuestas serias que comienzan a aflorar a mes y medio de la cita electoral.El PP se hundiría, sin llegar a una catarsis, y ya no podría seguir en solitario gobernando. Y la única salida política es fugarse hacia delante, huir a Valencia, buscando la relativa inmunidad de ser diputado autonómico.

Pierde la mayoría, nadie quiere pactar con el PP, la izquierda más auténtica se refuerza y un partido emergente otorga el gobierno municipal, como árbitro, a una candidata socialista mejor vista como coaligada de otros por los propios encuestados. La debacle, para un alcalde presunto, bajo sospecha y rodeado por los zaplanistas de la ciudad, que son legión. El final de Díaz Alperi no puede ser más traumático si es la cárcel lo que le espera al dejar el sillón de primer edil sin mucha pérdida de respaldo.

Luis Díaz pierde a manos de esa mujer menuda, joven y rubia, Etelvina Andreu, que le viene quitando el sueño en pugna con la grasa que oprime su abdomen. No es una victoria por puntos pero sí por goleada en lo moral, la renovación, la decencia, la credibilidad y la excelente preparación universitaria de esta investigadora de laboratorio. Su orgullo de macho no le permite asimilar esta afrenta de una dama, a la que viene esquivando desde que se enteró de que era herramienta cierta para su ejecución política por edad, saber y gobierno. Intuía que tenía ovarios.

Queda todavía relativamente mucho hasta el 27 de mayo pero la suerte está echada. En la valoración de los encuestados, Etelvina aprueba por la mínima y Alperi suspende por poco. Mala cosa para un veterano que presume de experiencia en la gestión frente al currículo universitario brillante, y nada más, de la doctora Andreu, sin idea de lo que es por dentro un Ayuntamiento.

Ya aprenderá. Pero el todavía alcalde de Alicante, sin conocimientos ni imaginación, transmite crecientemente la imagen de alguien que ha aprovechado bien el tiempo para asegurarse el futuro de tres de sus generaciones y un "título" de rey de Francia que le vine al pelo porque cuadra el guarismo ordinal con la cifra que todos conocemos por facilitar las cosas a sus amigos y a los amigos de sus amigos.