martes, 10 de julio de 2007

Jordi Sevilla contacta con barones del PSPV para explorar sus opciones de liderar el partido


VALENCIA.- El ex ministro Jordi Sevilla se ha puesto manos a la obra en la tarea que parece haberle encomendado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que asuma la renovación del partido en la Comunidad Valenciana. Sevilla , que carece de apoyos orgánicos de relevancia en la estructura del PSPV-PSOE, ya ha contactado con algunos barones socialistas con el objetivo de conocer cuál es su disposición de cara al proceso congresual.

La semana pasada y tras relevarlo como ministro de Administraciones Públicas, José Luis Rodríguez Zapatero dejó entrever su simpatía por la posibilidad de que Jordi Sevilla dirigiera su actividad política a la Comunidad Valenciana.

Las palabras fueron interpretadas como un encargo en firme al ex ministro de liderar la nueva etapa del socialismo valenciano. Y Sevilla optó por una vez por la prudencia y pidió un cierto plazo de tiempo para reflexionar sobre el asunto.

Y el plazo o ha caducado ya, o incluye una consulta con cargos del partido para saber si, como se dice en estos casos, ‘la piscina tiene agua o está vacía’. Porque Jordi Sevilla ya se ha puesto manos a la obra. El ex ministro ya ha contactado con algunos barones del PSPV con el objetivo de conocer cuál es su disposición de cara al proceso congresual.

Los contactos han tenido, por el momento, un carácter exploratorio. Sevilla está sondeando la disposición de esos referentes del partido para mantener reuniones y tantear las actitudes con las que puede contar a priori antes de adoptar una decisión respecto a si se lanza o no a la carrera por liderar el PSPV.

No obstante, la primera conclusión que se puede extraer de los movimientos del ex ministro indican que está contemplando la posibilidad de dar el paso, probablemente para optar a la secretaría general en el congreso socialista. “Como mínimo, lo que quiere es saber por donde va la gente en este momento”, señaló un cuadro del partido, que no descartó que el ex ministro pretenda ir componiendo alianzas con líderes territoriales, con el objetivo de construir una base de apoyos para consolidar sus opciones.

Sevilla participó en el acto de traspaso de poderes a la nueva responsable de su ministerio, Elena Salgado. Durante su intervención, el ya ex ministro no hizo alusión alguna a su futuro político. El que sí que habló sobre este tema fue el responsable federal de Organización, José Blanco. A diferencia de lo expresivo que se mostró Rodríguez Zapatero el viernes, cuando proclamó que le parecía una “muy buena idea” que Sevilla se dedicara a la política valenciana, el número dos del partido señaló que sobre esa cuestión “no hay nada”.

“Ni previsiones, ni nada”
En concreto, preguntado por las opciones de Sevilla y por la posibilidad de que el congreso que debe elegir al nuevo líder del partido se adelante a septiembre o octubre, en lugar de celebrarlo después de las generales, Blanco dijo que no hay plazos, “ni previsiones ni nada en este momento en relación con Valencia más que la gestión ordinaria que tenemos por delante”.

El número dos del PSOE dijo: “No sé cuando corresponde la celebración de un Congreso en Valencia, pero en todo caso, si no hay nada que altere esa situación, será después del Congreso federal, que si no hay nada que altere también esa decisión será no antes del mes de junio de 2008”, agregó.

Blanco, además de responsable del aparato de Ferraz –sede del PSOE– mantiene una estrecha relación con el secretario de Organización del PSPV, Vicent Sarrià. Tanto Sarrià como Ignasi Pla han mantenido una relación ‘tirante’ con Jordi Sevilla, al que siempre han percibido como una amenaza para el liderazgo del aún secretario general del partido.

Las palabras de Zapatero el pasado viernes continúan dando de qué hablar en las filas socialistas. Algunos dirigentes cuestionan que la intención real del secretario general del PSOE fuera expresar su apoyo a Sevilla para liderar el PSPV.

Primero, explican, porque un comentario de ese tipo sólo supone un peligroso exceso verbal del líder del partido –por pasar por alto el criterio del PSPV–. Y segundo, porque si lo que Zapatero quería era ungir a un candidato para liderar el partido en la Comunidad Valenciana, destituirlo como ministro no es precisamente la mejor forma de empezar a ‘vender’ su candidatura.
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