domingo, 7 de octubre de 2007

La deuda del ladrillo supera el billón de euros, según "El País"

MADRID.- La deuda acumulada de todo lo relacionado con el ladrillo supera por primera vez la barrera del billón de euros. La suma de lo que deben, por una parte, las familias por la compra y rehabilitación de su casa, y, por otra, las inmobiliarias y constructoras es similar al producto interior bruto (PIB) español de este año. Un sector sobreendeudado se enfrenta a una situación de incertidumbre ante la caída de la venta de viviendas y la creciente dificultad de los promotores para obtener financiación. La reciente crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos ha terminado de rematar las alegrías con las que bancos y cajas han concedido préstamos en los años del boom inmobiliario. Fuentes del sector financiero apuntan que los préstamos se van a encarecer en los próximos meses. Pero el alza en los precios no afectará tanto a las hipotecas concedidas a las familias -que se encuentran al límite tras la escalada del Euríbor de los dos últimos años-, sino a los préstamos al consumo y a los de las empresas.

Los más pesimistas han visto en la caída de la inmobiliaria valenciana Llanera del pasado lunes la prueba de que el fin del boom del ladrillo se llevará por delante a un buen número de empresas. Los afectados, sin embargo, prefieren quitarle hierro al asunto. El presidente de la asociación de promotores Asprima asegura que el parón en la venta de pisos traerá un efecto positivo: el cierre de las promotoras "oportunistas" nacidas al calor de los años de crecimiento alocado, con un carácter poco profesional y fuertemente especulativo.

Esto es verdad. Pero también lo es que en los últimos ocho años la deuda de las inmobiliarias ha pasado de representar menos del 10% de los créditos concedidos a todas las actividades productivas, a superar en el primer semestre de este año los 282.000 millones de euros. Este dato significa que uno de cada tres euros que bancos y cajas prestan a las empresas va a parar a la construcción de casas.

El catedrático de la Pompeu Fabra José García Montalvo considera "disparatado" este ritmo de crecimiento. "Un país en el que el crédito al ladrillo dobla al que se concede a la industria es un país un poco raro", asegura. Pero no son sólo las empresas las que se han endeudado durante la fiebre constructora. El dinero prestado a las familias para la vivienda y el recibido por inmobiliarias y constructoras supera el billón de euros, más o menos lo mismo que la riqueza que este año generará España.

Lo malo es que el dinero que se destina a la construcción deja de ir a usos más productivos. "Es un desastre para la economía que un sector con una productividad tan baja absorba tantos recursos", concluye el catedrático de Economía Aplicada. Desde el otro lado de la trinchera, Mariano Miguel, consejero delegado de Colonial, una de las grandes inmobiliarias, responde que estas cifras, muy superiores a las europeas, se explican por el esfuerzo tan importante realizado en los últimos años por crear en España un parque de viviendas de calidad. La política de fusiones y adquisiciones llevada a cabo en los últimos tiempos por las inmobiliarias es la responsable del crecimiento desaforado de la deuda.

El problema grave llegará, según el responsable de Colonial, si los bancos y cajas toman medidas drásticas y no conceden más crédito para las entidades que deseen comprar suelo. Miguel asegura que a raíz de la crisis hipotecaria de EE UU las entidades financieras están siendo más restrictivas. Y que esta decisión, en lugar de solucionar el problema, puede agravarlo. "Si los créditos hubieran sido accesibles, quizás alguna empresa habría comprado terrenos a Llanera; y ésta no habría tenido que cerrar. Si continúan estas restricciones, en lugar de facilitar la digestión del cambio de ciclo, no se realizarán transacciones y más gente tendrá que cerrar", remacha.

Todos reconocen que las ventas de pisos se han reducido este año significativamente. Pero los expertos en un sector en el que hace meses que reina el nerviosismo quieren transmitir tranquilidad a toda costa. "Las grandes no van a caer. Verán cómo se reducen sus beneficios, pero resistirán el tirón", opinan en Analistas Financieros. "Las empresas más importantes han hecho sus deberes. Han diversificado su actividad para no centrarse sólo en la construcción de viviendas; y han comprado suelo fuera de España cuando los precios aquí se ponían por los cielos", dice el analista Pablo Mañueco.

En un sector muy atomizado, en el que unas 80.000 empresas se reparten el pastel, los promotores se ven abocados a un proceso de concentración, en el que muchos pequeños desaparecerán o serán fagocitados por los más grandes. En la consultora Aguirre Newman confirman que algunas subastas de suelo están quedando desiertas. "Los precios de salida ya no son tan alegres como solían. O el suelo es muy bueno y el precio atractivo o la propia subasta no tiene sentido, porque no va a concurrir nadie", aseguran en la consultora.

Los bancos han dejado de apoyar la compra de suelos calificados como rurales, a los que todavía les queda una larga tramitación urbanística para que se pueda construir en ellos. Los analistas creen que de iniciar unas 850.000 viviendas al año -más de lo que construyen Alemania y Francia juntas-, se pasará al medio millón. De creer la estimación de que cada piso que se deja de construir destruye dos empleos, es evidente quiénes van a ser los primeros en pagar la caída en las ventas: los trabajadores, principalmente los menos cualificados. A pesar de que no quieren sonar alarmistas, en Aguirre Newman advierten de que la situación no ha llegado al punto más bajo. Y que el caso de Llanera ha sido el primero, pero no el último. "Habrá más", auguran.

Créditos cada vez más caros

"Los clientes tendrán que darse cuenta, más pronto que tarde, que las alegrías se han terminado. Las familias están muy endeudadas, por lo que si el Euríbor continúa con alguna subida más, aunque sea pequeña, obligará a anular gastos como viajes, restaurantes, coches, etcétera", comenta un experto del sector.

Pese a todo, no hay alarmas. Nadie espera subidas de infarto. De hecho, los bancos y las cajas de ahorros españolas se resisten a encarecer los créditos. No porque sean caritativos, sino porque la competencia es feroz y temen perder a los clientes. Sin embargo, entre agosto de 2006 y el de 2007, los datos del Banco de España certifican que han cobrado un punto más a sus clientes, tanto para comprar viviendas como para bienes de consumo. Su justificación es que la materia prima con la que trabajan, la liquidez, se ha encarecido y están obligados a trasladar el coste a los consumidores.

¿Y qué pasará en los próximos meses y en 2008? Tanto la patronal de las cajas, la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), como la de los bancos, la Asociación Española de Bancos, lo han dicho con rotundidad: los créditos se van a poner más caros. Por si fuera poco, también lo corrobora el Banco Central Europeo (BCE). "Los bancos comerciales de la zona euro han endurecido las condiciones para conceder créditos, dadas las turbulencias que la crisis de las hipotecas de alto riesgo de EE UU ha generado en los mercados financieros" y continuarán con esta tendencia mientras persistan estos factores, según un informe de la institución.

"Ha habido mala suerte. Si no se hubiera juntado la crisis de liquidez de los mercados con la caída del ciclo económico, los créditos subirían menos de lo que probablemente van a hacer", explica un alto ejecutivo de una caja de ahorros.

Otras entidades, como el BBVA, apuntan que no todos se encarecerán igual. "Los préstamos a las empresas ya están subiendo y los que se conceden para el consumo, también. Lo que será más difícil es elevar los hipotecarios, porque la competencia es feroz y los clientes no aceptarán fácilmente que se incremente el diferencial sobre el Euríbor". Las entidades financieras aseguran que lo que se han encarecido las hipotecas hasta ahora ha sido sólo para repercutir el Euríbor, pero no porque hayan aumentado sus márgenes. España es un caso atípico en Europa ya que tiene la mayoría de los créditos referenciados al Euríbor, mientras que en los demás países son a tipo fijo.

¿Y qué rumbo seguirá el Euríbor? No hay consenso. Algunos banqueros creen al Gobierno cuando dice que ha tocado techo y que ahora le toca bajar. Pero otros, que son la mayoría de los encuestados, apuestan por que, en el mejor de los casos, se quede en los niveles actuales, y descartan las bajadas. "En seis meses el índice seguirá como está. Luego dependerá de cómo vea el BCE la inflación. Lo puede subir o no", explica Roberto Higuera, director financiero del Banco Popular.

Al margen de lo que haga el Euríbor, la gran discusión entre los banqueros es si se elevarán los márgenes de los créditos. Con matices, pero hay consenso entre las grandes cajas y bancos. "La burbuja de optimismo ha explotado. No se justifican los bajos precios de los créditos, por lo que habrá que subir los márgenes", señalan en el Banco Popular.

Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA, cree que la desaceleración económica obligará a las entidades a ser más prudentes "porque va a subir la morosidad. Habrá que elevar la prima de riesgo y eso se traduce en precios más altos en los créditos y en menores volúmenes".

Desde el BBVA se apunta que la nueva situación se va a notar en que el sector "será más cuidadoso con las condiciones de los préstamos. No habrá rebajas ni se podrá tasar con el optimismo del pasado". También señala otro aspecto interesante: "Las entidades distinguirán mejor entre los buenos y los malos clientes, algo que ahora no se hace mucho".

No obstante, la banca quiere consolar a los clientes y afirma que no sólo subirán los préstamos "sino también los depósitos, lo que beneficia al ahorrador". Los depósitos de alta remuneración ya no son exclusivos de las entidades por Internet, sino también de los que tienen grandes redes de oficinas a pie de calle. Hasta el momento, el gancho más atractivo es el de Caixa Penedès, que ofrece un depósito al 5,25% TAE a un año para las nuevas inversiones. Es decir, 0,55 puntos más que el Euríbor. Cualquier cosa para ganar liquidez y clientes.


Perfil del promotor maldito

Pequeña o mediana. Con una gestión poco profesionalizada. Centrada en un área geográfica muy determinada. Y que se dedique a la construcción de pisos que sirvan como segunda residencia en zonas costeras. La empresa que cumpla estos requisitos tiene todas las papeletas para pasarlo mal en los próximos tiempos.

Era el caso de Llanera, que el pasado lunes se declaró en suspensión de pagos. Esta inmobiliaria valenciana de tamaño medio añadía además una estructura comercial sobredimensionada; con mucho suelo en gestión, pero pocas viviendas en venta. Y con estrategias de marketing muy agresivas entre sus clientes, mayoritariamente extranjeros.

En Aguirre Newman aseguran que hay infinidad de promotoras que han trabajado bien; pero que muchas otras han comprado en los tres últimos años patatales a precios altísimos. Ellos, los advenedizos, serán los que sufrirán más.
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