domingo, 16 de marzo de 2008

Dinero no circulante / Joaquín Estefanía

¿Qué saben los bancos centrales que desconocemos los demás mortales? Ésa es la primera cuestión que emerge tras la gigantesca inyección de liquidez que las principales autoridades monetarias del mundo activaron la semana pasada, por tercera vez desde que se inició la crisis de las hipotecas locas en EE UU, en agosto.

La operación conjunta de la Reserva Federal y otros cuatro bancos centrales (entre ellos, el europeo) consiste en lo siguiente: abrir una nueva ventanilla y dotar de liquidez al sistema financiero por valor de 135.000 millones de euros a cambio de los activos hipotecarios que nadie quiere en el mercado; los bancos centrales devienen en una especie de avalistas que permutan bonos del Tesoro con vencimiento a los 28 días (con máxima garantía de solvencia) a los bancos que lo solicitan, aceptando como garantía esos activos de los que nadie sabe su valor.

Dinero público y colaterales de alto riesgo: con razón el número dos del FMI, John Lipsky, declaró que los Gobiernos deben barajar todas las opciones, "incluyendo el uso de fondos públicos para salvaguardar el sistema financiero". ¿Insinúa nacionalizaciones de pérdidas en el sector? ¿Dónde fue a parar la teoría de que cada palo aguante su vela?

El presidente de la Banca Mediolanum, Ennio Doris, que está visitando España, declaró (Cinco Días de 13 de marzo): "La crisis acabará cuando la dimensión del problema de las hipotecas subprime se conozca realmente. Algunas estimaciones apuntan a pérdidas de 600.000 millones de dólares. Hasta ahora se han reconocido menos de 200.000 millones. Pero aún no se sabe cuánto han perdido cada uno de los bancos, tanto pequeños como grandes. En abril sabremos los resultados del primer trimestre. Ahí aflorarán otras pérdidas. Si sale entonces, la liquidez volverá porque todo el mundo sabrá cuál es la situación. Pero si vemos que no sale todo, deberemos esperar otro trimestre". ¿Son estas pérdidas tres veces superiores a lo anunciado las que conocen con antelación las autoridades centrales?

Se anunció la inyección de liquidez, pero los mercados no se movieron. Se trata de una excepción peculiar: dinero no circulante. Los bancos lo acumulan, pero no lo prestan: o porque no se fían de los colegas que lo demandan, o porque lo reservan para cuando venzan esos activos referenciados a hipotecas, créditos al consumo, tarjetas de crédito..., cuyo valor se ha desplomado y tengan que devolver el dinero a sus clientes. Hasta el punto de que el problema actual de muchos de los bancos en dificultades no son las hipotecas subprime, sino que no hacen negocio.

Las turbulencias adquieren poco a poco otra característica: ya no está afectada por las mismas sólo la aristocracia de los bancos de inversión -necesitada de recapitalización-, sino muchos bancos comerciales, las aseguradoras de bonos (monolines), algunas firmas de alto riesgo y distintos hedge funds.

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