jueves, 17 de julio de 2008

El Papa censura en Sidney el derroche de recursos naturales por consumismo

SIDNEY.- El papa Benedicto XVI censuró este jueves el "derroche" de los recursos naturales para alimentar un "consumo insaciable", al dirigirse a unos 150.000 peregrinos, entre ellos varias decenas de alicantinos, que le dieron la bienvenida en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que se celebran en la ciudad australiana de Sidney.

Benedicto XVI hizo esas apreciaciones durante su primer discurso en la Jornada Mundial de la Juventud, que desde el martes se celebra en Sídney y a la que se unió hoy. El Papa ha advertido a los jóvenes católicos de todo el mundo de la degradación del planeta a causa de un "insaciable consumo", y de la exaltación de la violencia y la degradación sexual, a menudo presentadas como un entretenimiento por la televisión e internet.

Tras un recorrido por la bahía de Sídney a bordo del barco papal 'Sídney 2000', el Pontífice se unió a los peregrinos de169 países que participan desde el martes en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), que cierran el telón el domingo con una misa oficiada por Benedicto XVI a la que se espera asistan medio millón de personas.

Ante la marea de jóvenes, que ondeaban las banderas de los 169 países presentes en este acontecimiento creado en 1986 por Juan Pablo II, el Pontífice fustigó el "derroche" de los recursos naturales y el consumismo incrustado en la sociedad actual.

En uno de los mensajes por el medio ambiente más fuertes desde que se convirtió en Papa en 2005, Benedicto XVI afirmó: "Hay cicatrices en la superficie de nuestra tierra, erosión, deforestación, derroche de los recursos minerales y de los océanos para satisfacer un consumo insaciable".

Ya al ser recibido poco antes por las autoridades australianas, subrayó "la necesidad de proteger el ambiente y administrar de manera responsable los bienes de la tierra".

Al dirigirse a los peregrinos congregados en Barangaroo, en el puerto de Sidney, el pontífice advirtió: "No sean engañados por aquellos que los ven como meros consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección se vuelve en sí misma el bien, la novedad usurpa la belleza y la experiencia subjetiva reemplaza a la verdad".

Señaló que hay una "peligrosa hostilidad" que amenaza con "corroer lo que es bueno", y que sus principales manifestaciones serían las drogas, el alcohol y la "exaltación de la violencia y la explotación sexual, presentadas usualmente en televisión e internet como entretenimiento".

Asimismo, advirtió contra "los falsos ídolos" y "el dolor de las falsas promesas", en un mundo "que está cansado de la codicia, la explotación y la división". Benedicto XVI les dio la respuesta ante los males de la sociedad a los jóvenes: Cristo, quien "siempre ofrece más".

De igual forma, atacó el aborto. "¿Cómo es posible que el más maravilloso y sagrado espacio humano, la matriz, se haya convertido en un lugar de violencia inenarrable?", se preguntó el pontífice.

El Papa cerrará el domingo las JMJ, que desde el martes reúnen a 215.000 peregrinos en Sidney, de ellos 125.000 extranjeros, incluyendo a 12.000 latinoamericanos, con una multitudinaria misa en la que se espera participen medio millón de personas.

En su mensaje inicial leído la mañana del jueves ante el primer ministro australiano, Kevin Rudd, y el gobernador general Michael Jeffery -representante de la reina Isabel de Gran Bretaña-, el Papa saludó la "audaz decisión" de este país de reconciliarse con los aborígenes tras siglos de abusos.

"Gracias a la audaz decisión del gobierno de Australia de reconocer las injusticias cometidas en el pasado contra los pueblos indígenas, se están dando ahora pasos concretos con el fin de alcanzar una reconciliación basada en el respeto recíproco", indicó el Papa.

El primer ministro Rudd hizo en febrero un histórico pedido de perdón a los aborígenes por las injusticias cometidas durante la colonización blanca. Se estima que en Australia había cerca de un millón de aborígenes al iniciarse la colonización blanca, pero sólo quedan actualmente unos 470.000.

Al final, el Papa leyó un saludo para los peregrinos en varios idiomas, entre ellos español y portugués.

Durante su travesía por la bahía, el Papa fue saludado en el barco papal por medio millón de personas que se agolparon en la costa de la bahía, según los organizadores, en este país, donde sólo el 27% de la población es católico. De los 215.000 peregrinos en Sídney, 125.000 son extranjeros, incluyendo a 12.000 latinoamericanos.

En la jornada de este jueves, el Papa visitó la capilla de la beata Mary Mackillop, que los australianos aspiran a que se convierta en la primera santa del país.

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