jueves, 21 de agosto de 2008

¿Puede el terrorismo argelino ganar la batalla? / José Antonio Doñoro*

Este martes, al menos 44 personas murieron y otras 38 resultaron heridas en un atentado suicida perpetrado contra una academia de policía en Argelia. El miércoles, 11 personas fallecían y 30 quedaban heridas en otro doble atentado con coche bomba en el norte del país.

El hecho de que el atentado de este miércoles afecte a los intereses de una empresa extranjera, la compañía canadiense SNC Lavalin, es muy grave. En unas pocas horas se ha bunkerizado la sede de la firma canadiense en el barrio argelino de Ben Aknoun, que ha recibido además importantes visitas.

Conviene recordar que SNC Lavalin ha ganado varios contratos de obras en Argelia en colaboración con empresas españolas y hay españoles trabajando en Argelia a las órdenes de SNC Lavalin. Una suspension de su actividad en Argelia repercutiría muy negativamente a corto plazo en los intereses españoles en Argelia.

Tras estas noticias que nos conmueven un día sí y otro no, cabe preguntarse ¿hacia dónde va al terrorismo en Argelia? Todo apunta a que el terrorismo islámico ya no tiene ninguna posibilidad de vencer al Estado argelino. Acabará derrotado por simple extinción, desgraciadamente. Para Al Qaeda, éste tampoco puede ser un país objetivo a desestabilizar, porque sus vecinos son mucho más vulnerables en ese terreno y sólo les quedará como lo que pudo haber sido y no fue.

Pero Argelia es un triste vivero de terroristas internacionales, alimentado por el fanatismo y una cultura de la violencia que no ha desaparecido y que, sin alcanzar los niveles de Yemen, permanece anclada en algunos sectores de la sociedad.

La aparición de técnicas de terrorismo kamikaze, el intento de asesinato del propio primer ministro del país y el reciente nombramiento como nuevo primer ministro de Ahmed Ouyahia —un firme partidario de la acción militar contra el terrorismo que recupera al general Lamari y sus hombres para la actividad antiterrorista— suponen un giro a la situación.

Al Qaeda precisa de actos de notoriedad informativa y atentar en la capital del país, blindada policialmente, se la puede proporcionar. No obstante, Argel es a día de hoy un lugar tan seguro para vivir como muchos otros del planeta que en un momento determinado pueden ser objeto de un atentado terrorista.

Los terroristas actúan en la región de la Kabilia. Se trata de las tierras costeras y muy montañosas al este de Argel, hasta cerca de la frontera tunecina. Es curiosamente la región del país en la que el apoyo al integrismo político ha sido siempre menor, con una fuerte identificación bereber contrapuesta a la cultura arabizante. Los terroristas no gozan de ningún apoyo social en la Kabilia, simplemente es la orografía de montañas escarpadas y escasas rutas de comunicación la que favorece la permanencia de sus escondrijos.

En la actualidad parece mantener tres focos de acción principal en Jijel, Buira y Bumerdés. Jijel y el macizo de Collo, una zona de muy difícil acceso a unos 250 kilómetros de la frontera tunecina, es el límite oriental de la Kabilia. Actualmente, allí se encuentra cercado por el Ejército un importante grupo terrorista que recientemente fue capaz de asesinar al responsable máximo del ejército en la región, una escalada sorprendente en la capacidad de actuación.

El grupo que actúa en la zona de Buira y Tigzirt es aparentemente el más numeroso y peligroso, aunque no ha tenido mucho éxito en sus acciones. La más sonada, hasta el atentado de este miércoles, fue el intento de asesinato del presidente Buteflika hace unas pocas semanas, que se ha intentado silenciar. El grupo que actúa en Bumerdés, la zona más cercana a la capital, es el que intenta llevar sus atentados hasta Argel.

Refugiados en las cercanías de Lakhdaria, cuenta con activistas nacidos en la región, lo que le proporciona mayor capacidad de acción. Pero ¿dónde empieza esta escalada de violencia? La actividad terrorista actual tiene su origen en Argelia con el autogolpe de Estado de diciembre de 1991, que supuso la anulación del proceso electoral que otorgaba el poder al movimiento integrista islámico, denominado FIS (Frente Islámico de Salvación).

La apertura democrática parecía otorgar paradójicamente el poder a los enemigos de la democracia, en unas elecciones que podían ser las primeras y las últimas. Con el suficiente apoyo implícito de Francia y algo más tibio de Estados Unidos, los militares argelinos anularon desde la legalidad el proceso. Los sectores más radicales del FIS, que ya propugnaban la violencia como forma de alcanzar el poder, no dudaron en combatir militarmente al Estado, llevando a una situación de guerra civil de hecho en la que cada facción controlaba una localidad, un barrio, o simplemente se hacía con el poder en las horas que le eran más propicias.

A partir de 1993, la actividad armada integrista pasa a ser de hostigamiento, para dañar al Estado en sus apoyos internacionales. Con lo que no contaban es con que la sucesión de actos de extrema barbarie van minando el apoyo social del integrismo radical. Poco después se pasa ya a hablar de simples actos terroristas.El régimen argelino intenta recuperar la normalidad a partir de 1999 con la elección de un presidente civil.

El elegido es Buteflika, antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Bumedián, el ex presidente añorado por muchos argelinos, con un turbio pasado de corrupción que casi garantizaba que mostraría poco interés en mirar debajo de las alfombras y limpiar las cloacas del Estado. El nuevo presidente demuestra para sorpresa general tener talla de estadista y toma bastantes iniciativas, como la de la reconciliación nacional, una ley para reintegrar en la vida civil a quienes se unieron militarmente a la acción armada integrista, que no son del agrado de todos.

A partir del año 2003, el terrorismo integrista copia el modelo del maquis de la guerra civil española, circunscrito a aquellas áreas que por su orografía permiten esconderse de la acción del ejército. Surgen muchas disensiones internas entre los propios terroristas, con grupos que actúan autónomamente.

En los años anteriores habían nacido siglas como AIS, MIA y GIA. La deriva más importante es la protagonizada por las huestes de Hassan Hattab, que constituyen el GSPC, Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, que posteriormente acaba convirtiéndose en Al Qaeda del Magreb, con el apoyo económico y logístico del terrorismo internacional de Osama Bin Laden. Es la constatación de que los antiguos islamistas se han convertido en terroristas profesionales.

*Analista de mercado en la Oficina Comercial de España en Argel. Su blog, Vivir en Argel, resume la vida cotidiana en esa ciudad.

1 comentario:

Inma dijo...

Hola, buenas noches, mi nombre es Inma, soy española, alicantina, mi compañero sentimental está actualmente trabajando en la provincia de Sidi Bel Abbes, el quiere tranquilizarme, equivocadamente, contándome muy poco sobre como están viviendo la actual situación de atentados terroristas, los españoles que allí trabajan, pero yo he estado interesándome sobre ello en internet y la información que he encontrado es lo suficientemente grave para que sienta temor, por eso me dirijo a usted, parece que conoce bien el pais y, si fuese tan amable de explicarme como se están viviendo esta situación los españoles que trabajan en Argelia le estaría muy agradecida.
Un saludo.
Inma