lunes, 13 de octubre de 2008

Los promotores inmobiliarios españoles ya no saben qué hacer para vender

MADRID.- Los promotores inmobiliarios españoles rivalizan en audacia para vender las numerosas viviendas que ya no encuentran compradores en plena crisis económica, ofreciendo "dos por el precio de una", subastas a la baja o vacaciones en países tropicales.

Los ejecutivos de la construcción ya sufrieron un golpe en 2007, cuando la burbuja inmobiliaria española estalló tras diez años de locos derroches y ambiciones. Ahora, los 'golden boys' del cemento están más contra las cuerdas por una crisis financiera que no permite que los raros compradores potenciales obtengan préstamos, y sus propias deudas los aplastan.

En ese contexto, la imaginación ha llegado al poder. Una compañía andaluza, Salsa Inmobiliaria, promete "dos viviendas por el precio de una", con la foto de la piscina para convencer. Si el comprador se derrite por una casa de cuatro habitaciones cerca de Málaga, se irá además con un pequeño apartamento de una alcoba, en otro lote. Todo por el (no verdaderamente) módico precio de 780.000 euros.

Este tipo de iniciativas dista mucho de ser inédito en España. A comienzos de 2007, cuando el Gobierno y los promotores pronosticaban en coro "un aterrizaje suave" del mercado, una red de agencias inmobiliarias, Re/Max, decidió saldar casas durante el período legal de rebajas del mes de enero.

A medida que se hacía evidente que la caída sería más dura de lo anunciado, las ofertas se hicieron más atractivas. Unos proponían vacaciones, otros un automóvil, un cheque, a cambio de una firma para comprar un piso.

Algunos creyeron encontrar la solución en las subastas a la baja, una técnica inventada por los vendedores de tulipanes holandeses en el siglo XVII. La firma Tulipp, pionera en esa materia en España, organizó varias. Durante un salón los promotores proponen públicamente un casa, y el precio comienza a bajar, hasta un tope secreto establecido por el vendedor. Hasta ese umbral, el que levante primero la mano se llevará la casa.

Estas iniciativas no han logrado impedir que la construcción ruede cuesta abajo en España. Con los salarios más bajos de la zona euro, los españoles, enfrentados a la inflación, al incremento del desempleo y de las tasas de interés, ya no compran. Algunos esperan que los precios bajen. Y quienes desean lanzarse tropiezan con los bancos, sin liquidez a causa de la crisis financiera, que ya no prestan.

"Las restricciones al crédito complican la absorción del excedente" de la construcción de los últimos años, resume Josep Oliver, profesor de economía de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Hemos construido 650.000 viviendas, para una demanda real de 450.000" en 2007, declaró recientemente la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor.

"Los bancos complican cada vez más las condiciones para conseguir una hipoteca", sostuvo Francisco García, director de Bankimia, especialista en comparación de ofertas bancarias en internet.

Este explosivo cóctel se ha traducido por la vertiginosa caída de las ventas, que bajaron un 31,5% en el segundo trimestre respecto al mismo periodo del año anterior, según el ministerio de Vivienda.

Los promotores ven el futuro bastante sombrío. Según Pedro Pérez, patrón del 'G-14', lobby de los promotores inmobiliarios, la cantidad de viviendas vacías en España es actualmente de 800.000, y el número de transacciones ha disminuido en un 60%.

Los profesionales estiman que las construcciones nuevas registran bajadas de precios del orden del 15 a 20%, pero no creen que se vaya a ir mucho más lejos.

El presidente de la Asociación de promotores y constructores de España, Guillermo Chicote, advirtió el jueves: "antes de bajar un 30% o un 40% la vivienda, se la regalo al banco".

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