viernes, 12 de junio de 2009

El Obispado cierra la fase alicantina para canonizar a Sor Úrsula Micaela

ALICANTE.- El proceso iniciado en el año 1984 para canonizar a la clarisa capuchina Úrsula Micaela Morata culminó ayer con el acto de clausura, tras el cual el procedimiento continuará en el Vaticano. En este acto, celebrado en el monasterio de las clarisas capuchinas de la calle Villegas, se designó al capellán de Santa Faz, José Luis Casanova, como promotor de justicia para esta causa. Es decir, será el responsable de que los tres expedientes de canonización de Madre Úrsula lleguen "seguros e íntegros" a Roma, según 'Información'.

El párroco viajará la próxima semana al Vaticano para entregar el viernes 19 tres ejemplares -dos rojos y uno verde- a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Ayer quedaron lacrados todos los volúmenes con el sello del Obispo, Rafael Palmero.

El proceso instruido en la ciudad de Alicante ha tenido como postuladora a Silvia Mónica Correole, quien no pudo asistir al acto de ayer, por lo que actuó como juez el canónigo de San Nicolás Ildefonso Cases.

En el acto también intervinieron la abadesa, María del Carmen Moñino Sánchez, y la archivera del monasterio, sor Catalina. Como notarios actuaron Vicente Escandell y Joaquín Sáez, autor de la biografía de sor Úrsula Micaela Morata. En representación de la vida civil alicantina asistió la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

Joaquín Sáez explicó en la ceremonia que Madre Úrsula nació en Cartagena en el año 1628 y que escogió su vocación religiosa en 1645, tras renunciar al matrimonio y llevar una vida marcada por algunos acontecimientos tan dolorosos como la muerte de sus padres cuando ella tenía sólo cuatro años de edad.

Según se manifestó en dicho acto, a lo largo de su vida la monja tuvo "experiencias sobrenaturales cada vez más gozosas".

Una de ellas, señaló Sáez, tuvo lugar en 1653 cuando un ángel con un dardo de fuego lo introdujo en su corazón. Se trata del milagro de la transverberación, que también experimentó Santa Teresa, mediante el cual sentía que el amor divino le quemaba. Desde su fallecimiento en 1703, a la monja se le atribuyen curaciones y también el don de hacer que puedan concebir hasta trillizos mujeres infértiles, manifestó la abadesa.

A diario numerosas personas acuden al convento para rezar ante el cadáver incorrupto de Madre Úrsula, que fue a la fundadora de este monasterio. En los próximos años se estudiará en Roma el amplio expediente, que incluye la autobiografía escrita por la monja -1652-1684- y la correspondencia que mantuvo con los Reyes, para decidir si Madre Úrsula pasa a ser Santa Úrsula.

Biografía

La madre Ursula-Micaela Morata, nació en Cartagena el dia 21 de octubre de 1.628. A la edad de 18 años ingresó en el Monasterio de las Monjas Capuchinas en Murcia. El 27 de febrero de 1.672, con cuatro monjas más del convento de aquella ciudad, vinieron a fundar el de Alicante. Tuvo en alto grado el don de oración, profecia y bilocación. Murió con gran fama de santidad el 9 de enero de 1.703.

Nació en el seno de una familia socialmente acomodada, siendo la menor de trece hermanos. Su padre, Marco Aurelio Morata e Iscaya, de origen italiano, era caballero del Estado de Saboya. Su madre, Juana Garibaldo, era madrileña, pero de ascendencia también italiana. Ambos murieron con tres días de diferencia en 1632, contando Úrsula con tres años de edad, quedando entonces al cuidado de su hermana mayor Sebastiana. A los cuatro años tuvo su primera experiencia mística en medio de un ataque de viruela que la puso al borde de la muerte.

Comienzó así su aprendizaje espiritual, adquiriendo las ideas dominantes de la época en lo tocante a oración, ayuno y mortificación, sobreviniéndole en su práctica otras experiencias místicas.

Con respecto a su educación, hay que destacar que por disposición de su hermana aprendió a leer y escribir, cosa poco corriente en su época, especialmente en las mujeres.

En 1642 inició un noviazgo con un pariente suyo, que ella misma rompería al año siguiente. La idea de ser monja se fue afianzando, dándole el último empujón un sueño profético que le anunció la muerte de un sacerdote conocido de la familia. Venciendo la oposición de sus familiares, ingresó en el Monasterio de Capuchinas de Murcia, fundado en 1644 por la Beata María Ángela Astorch, abadesa y maestra de novicias del mismo. Profesó el 20 de enero de 1647, adoptando el nombre de Micaela.

En 1648 la peste azotó Murcia, convirtiéndose Sor Úrsula en enfermera de las apestadas. En 1651 y 1653 el desbordamiento del río Segura obligó a la comunidad de religiosas a abandonar el monasterio y refugiarse en el Monte de las Ermitas. Durante este período, Sor Úrsula Micaela vivió la noche oscura, etapa de crisis espiritual entre los místicos. En 1652 recibió el mandato de su confesor de escribir su autobiografía.

En 1653, como conclusión de la noche oscura, experimentó la transverberación del corazón de modo semejante a Santa Teresa de Jesús

Sor Úrsula Micaela vivió diversas experiencias sobrenaturales también presentes en otros místicos: visiones, locuciones, milagros, percepción extrasensorial, etc. Destacando especialmente por la bilocación, que la llevó incluso a otras naciones; y por la profecía, que la convirtió en un oráculo al que se acercaba el pueblo en busca de consejo, entre ellos Carlos II y Juan José de Austria, con quienes mantuvo correspondencia epistolar.

En 1661 fue elegida consejera y secretaria de la comunidad.

En 1669 comenzaron las gestiones para fundar un convento de Clarisas Capuchinas en la ciudad de Alicante. Las dificultades fueron diversas, y la fundación no se llevó a cabo hasta 1672. La primera residencia fue provisional, en una casa que carecía de las condiciones apropiadas para la vida comunitaria.

Por ello se inició la construcción de convento e iglesia, costeados con las limosnas de los alicantinos y de Juan José de Austria, y bajo la protección de Carlos II. Las obras no finalizarían hasta 1682. El título del monasterio fue Triunfos del Santísimo Sacramento, nombre inspirado en una de las visiones de Sor Úrsula Micaela.

Ejerció el cargo de vicaria hasta 1699 en que fue elegida abadesa, oficio que desempeñó hasta su muerte. En su Autobiografía no recogió sus últimas vivencias, pues dejó de escribir en 1684. Sin embargo las monjas contemporáneas dejaron testimonios y escritos referentes a esta última etapa de su vida. Además la ciudad de Alicante editó un panegírico de honras fúnebres tras su fallecimiento, donde registraron los datos más importantes de su vida.

Tras dos años de penosa enfermedad murió el 9 de enero de 1703, a la edad de 75 años. La fama de santidad y el prestigio social que había alcanzado hizo que su cadáver permaneciese expuesto en la iglesia por 6 días.

El cuerpo permaneció incorrupto, caliente y flexible en todo momento, por lo que no se le dio sepultura. En 1742 el obispo de Orihuela D. Juan Elías Gómez de Terán, al encontrarlo todavía intacto, mandó que el cadáver permaneciese en un arca sin ser enterrado. Así se ha conservado hasta la actualidad, permaneciendo todavía incorrupto y flexible.

La fama de santidad con que murió Sor Úrsula Micaela, llevó al obispo de Orihuela D. José de la Torre y Orumbella a instruir expediente sobre su vida y virtudes en 1703 con vistas al proceso de beatificación. Por la quema de archivos durante la Guerra de Sucesión (1702-1713) y la Guerra Civil (1936-1939), estos documentos se perdieron.

Sin embargo se salvaron la Autobiografía, 24 cartas, y algunos otros testimonios relativos a la Sierva de Dios. El proceso informativo diocesano para la beatificación fue abierto por el obispo de Orihuela-Alicante D. Rafael Palmero Ramos el 11 de octubre de 2006 y clausurado el 11 de junio de 2009.

1 comentario:

Jose Garcia, guardián de las reliquias. dijo...

no cabe duda de que Dios está obrando en el cuerpo de sor Ursula, al mantenerlo incorrupto de esta forma, desafiando las leyes naturales. Aunque indigno, me siento orgulloso de ser guardián de algunas de sus reliquias.

http://apostoladodelasreliquias.blogspot.com