sábado, 22 de agosto de 2009

Los argelinos reciben el Ramadán con una gran subida de precios

ARGEL.- Los argelinos se preparan para acoger desde hoy el mes sagrado del Ramadán con el temor de arruinarse por una subida generalizada y sistemática de los precios en los productos de primera necesidad.

Caracterizado ante todo por la compasión, la solidaridad, el perdón y la contención, el mes de Ramadán se transforma en Argelia, al contrario que en la mayoría de los países musulmanes, en un tiempo propicio para todas las formas de especulación y búsqueda de ganancia fácil por parte de los comerciantes sin escrúpulos.

Como empieza a ser habitual cada año al llegar estas fechas, desde hace una veintena de días el principal objeto de discusión -y de preocupación- de los hogares y los padres de familia con bajos ingresos es el poder adquisitivo.

En los mercados, tanto en los barrios ricos como en los más populares, las frutas, las verduras, la carne y otros productos han experimentado un vertiginoso incremento en sus precios y los mecanismos ideados por las autoridades no han conseguido frenar esta loca subida.

Las carnes rojas y blancas registran un aumento medio del 40 por ciento, mientras los precios del calabacín, el tomate, el pimiento o incluso la patata prácticamente se han duplicado.

La fruta también sufre la misma tendencia hasta convertirse en un producto que muchos argelinos casi no se pueden permitir y el pescado es simplemente intocable.

"Es como si fuera una película que nos hacen ver cada año. Cada vez que se aproxima el Ramadán, el mismo escenario se repite y nada parece frenar este frenesí. Las autoridades están ausentes y los especuladores se convierten en los amos de los mercados", constata Merzak, padre de familia, desde el mercado popular de Bab El Oued, en Argel.

El Gobierno, una vez más, ha advertido frente a la especulación, pero al mismo tiempo reconoce implícitamente su impotencia al afirmar que los 4.300 controladores de precios movilizados para el mes de Ramadán no son suficientes para cerca de un millón de comerciantes.

Para afrontar los gastos que asimismo aumentan durante el mes de ayuno, algunas familias no dudan en endeudarse o vender sus objetos de valor.

Con el fin de atenuar aunque sea un poco los efectos de este alza de los precios en los hogares, el Ministerio argelino de la Solidaridad anunció hace unos días que distribuirá entre las familias más necesitadas unas "cestas de Ramadán", que llegarán según datos oficiales a más de 1,2 millones de personas.

Estas cestas contienen aceite, sémola, café y azúcar, principalmente. Además, los restaurantes deberán abrir en todas las regiones del país para servir de manera gratuita comidas de fin del ayuno.

Si bien para algunos argelinos estas medidas sociales son útiles para un buen número de familias, otros consideran que suponen una verdadera mancha negra, "una vergüenza" para un país que dispone de casi 145.000 millones de dólares en reservas.

"Es una gran paradoja. Cuando un país dispone de tales sumas de dinero y tales riquezas pero una parte de su población apenas consigue alimentarse, hay algo que forzosamente falla en la administración", señala un editorialista en uno de los periódicos locales más importantes.

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