domingo, 27 de mayo de 2012

Un periodista alicantino investiga en su libro la misteriosa muerte de Pablo Neruda en 1973

 MADRID.- ¿Cáncer terminal, paro cardíaco o inyección letal? Treinta y nueve años después de la muerte de Pablo Neruda, el periodista e historiador español  Mario Amorós (Novelda, Alicante, 1973) desgrana en un nuevo libro los misterios de la muerte del poeta chileno sobre la que se ciernen las sombras de la Dictadura.

"En el libro yo pregunto si Neruda pudo haber sido asesinado, pero no respondo a ello", dice Amorós sobre el libro Sombras sobre Isla Negra. La misteriosa muerte de Pablo Neruda, que él mismo presentará el próximo miércoles en la capital chilena.
El Premio Nobel de Literatura en 1971 falleció en una clínica privada de Santiago doce días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, el 23 de septiembre de 1973, debido oficialmente a un avanzado cáncer de próstata, según consta tanto en el certificado como en el acta de defunción.
Sin embargo su tercera mujer, Matilde Urrutia, sostuvo durante los doce años que le sobrevivió que al autor "no le mató el cáncer", sino que su fallecimiento se debió a un paro cardíaco.
"Es muy sorprendente descubrir cómo Matilde Urrutia no dio crédito a que la causa de muerte fuera el cáncer. Habló simplemente de un paro cardíaco. (Aun así), ella jamás denunció que su marido hubiera sido asesinado", recalca Amorós.

¿Asesinado por agentes del régimen?

Esa versión es la que defiende Manuel Araya, antiguo chófer de Neruda que actualmente vive en la localidad costera de San Antonio, y que en 2011, en una entrevista a la revista mexicana Proceso, insistió en que Neruda fue asesinado por agentes del régimen.
Su hipótesis recuerda al caso del expresidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), que falleció en 1982 en la misma clínica, la Santa María, cuando encabezaba una incipiente oposición al régimen.
Oficialmente, su muerte se debió a una septicemia, pero desde 2009 la Justicia investiga si en realidad se debió a un homicidio por envenenamiento.
En el caso de Neruda, fue la denuncia del chófer lo que dio lugar a que el Partido Comunista, en el que Neruda militó, presentara en mayo de 2011 una querella que fue admitida por la Justicia, con lo que se abrió así una investigación sobre su muerte.
En esa indagatoria, el juez Mario Carroza se ha topado con que ninguno de los tres centros hospitalarios en que Neruda fue atendido durante 1973 conservan sus informes médicos, pese a que la ley obliga a mantenerlos durante 40 años, dice Amorós.

"Una muerte envuelta en el misterio"

"La tesis del libro es que la muerte de Pablo Neruda es una muerte envuelta en el misterio. Hay una infinidad de interrogantes sobre si pudo ser asesinado, como sostiene su chófer e investiga ahora el juez Mario Carroza, o si es una muerte natural", señala.
"En ese último caso, desde mi punto de vista, habría sido inducido por el terrible sufrimiento que supuso para él el golpe de Estado", añade el autor, que ha escrito varios volúmenes dedicados a Chile, entre ellos, Antonio Llidó, un sacerdote revolucionario.
En este nuevo libro recorre el último año de vida del poeta desde su regreso a Chile como embajador en Francia en noviembre de 1972 hasta su muerte y entierro. Además, el último capítulo repasa la vida de su viuda Matilde Urrutia hasta su deceso, en 1985.
De todo el relato, los hechos clave se concentran en los dos últimos días de vida del poeta, aunque sus principales testigos, Matilde Urrutia y Manuel Araya, difieren en sus relatos.

Contradicciones

Según la versión de Araya, el 23 de septiembre, Pablo Neruda les pidió a Urrutia y a él que viajaran a Isla Negra para recoger algunas pertenencias de la casa que poseían en esa apacible localidad del litoral chileno, a unos 100 kilómetros de Santiago.
Neruda y su mujer se disponían a partir al exilio en México tras recibir una invitación a través del entonces embajador de ese país, Gonzalo Martínez Corbalá.
Cuando estaban en Isla Negra, "recibieron una llamada de Pablo Neruda, que les alertó de que le habían colocado una misteriosa inyección en el estómago", relata Amorós.
Al retornar a Santiago, encontraron a Neruda con fiebre. Un médico pidió entonces a Araya que saliera a buscar un medicamento fuera y en ese momento fue detenido y conducido al Estadio Nacional, donde fue torturado.
En cambio, Urrutia siempre afirmó que el viaje a Isla Negra se produjo un día antes, el 22 de septiembre, y que al regresar a la capital encontraron a Neruda muy alterado y afectado por las noticias sobre la sangrienta represión del régimen.
En ese momento, según contó en sus memorias, llamó a una enfermera y le colocaron una inyección, un tranquilizante, que le sumió en un sueño del que nunca más despertó. Tras pasar un día en estado de coma, el gran poeta falleció en la noche del día 23.
"Hay contradicciones en los dos relatos, principalmente en el de Araya", admite Amorós.

Esas contradicciones alimentan las dudas, y esas dudas, según este periodista, "hay que despejarla con la exhumación" de los restos del poeta, que hoy descansan frente al mar, en Isla Negra, junto a los de Matilde Urrutia.

"Me exijo rigor"

"Yo además de periodista soy historiador; el periodista me pide un titular, pero el historiador me exige rigor".

Con esa premisa, el español Mario Amorós enfrentó ésta su última investigación, la misma que desde esta semana se encuentra en las librerías de Chile, país que ya ha inspirado seis de sus libros publicados. El más reciente es "Sombras sobre Isla Negra" (Ediciones B, $14.000), un recorrido por el último año de vida de Pablo Neruda, con el enfoque principal puesto en las dudas en torno a si el poeta pudo haber sido asesinado, posibilidad que desde 2011 la Justicia chilena investiga.

Amorós, por su parte, también lo ha hecho, en un trabajo en el que ha tratado de no dejar cabos sueltos. "Consulté correspondencia, infinidad de diarios, testimonios importantes", resume, en un trabajo que incluso requirió de viajes a Chile para largas horas de entrevistas y documentación.

Pese a ello, el escritor cuenta de entrada que su obra no es concluyente, en términos de responder a la pregunta sobre si Neruda fue o no asesinado por la dictadura. "Estos temas son muy complicados, y era muy importante no caer en sensacionalismos, dada la universalidad que tiene Pablo Neruda. Si yo afirmara que fue asesinado, eso daría la vuelta al mundo. Pero no lo hago, porque honestamente no lo sé", reconoce.

-Muchas veces los autores enfrentan investigaciones como ésta con ganas de demostrar a como dé lugar una hipótesis revolucionaria. ¿Cómo enfrentó usted ese proceso?
-He intentado estudiar el último año de vida de Neruda con un trabajo riguroso y serio como historiador. Encontré cosas importantes, pero también muchas contradicciones. Y aunque hubiera tenido mejores resultados comerciales, no me he planteado la posibilidad de hablar de un asesinato de Neruda. Hay una interrogante, y eso es lo que yo planteo.

-Sobre personajes como Neruda, Allende o Frei, muchos prefieren mantener la duda en torno a la posibilidad de que hayan sido asesinados, ya que ello de algún modo refuerza su carácter heroico. ¿Cómo se relacionó con esa búsqueda de una parte de los lectores?
-Efectivamente. Yo escribí una biografía política de Salvador Allende ("Compañero Presidente"), y uno de los argumentos que expresé es que lo interesante de él hoy es su vida, su compromiso con ciertos valores. No tiene importancia saber si en esas horas dramáticas en La Moneda él se disparó, o si algún militar le pudo disparar. Él fue una víctima de la Dictadura, su nombre figura en el memorial del Cementerio General y en el Informe Rettig.

En el caso de Neruda, la duda ha surgido en el último año, y es un caso diferente. Lo que yo sostengo es que él sí fue una víctima de la dictadura. No sé si fue asesinado, pero estoy convencido de que el sufrimiento físico y moral que le supuso el golpe de estado, la muerte de Allende y la magnitud de la represión contra sus compañeros, lo llevó al borde de la muerte.

-Que su libro no sea concluyente puede ser algo decepcionante para quienes esperan que la historia que abre tenga un final...
-Me han preguntado si éste es un libro provisorio. Yo creo que es un libro novedoso, porque hasta ahora nadie había abordado el último año de vida de Neruda con tanta minuciosidad, con tantas fuentes. El libro puede ser provisorio en cuanto a que la pregunta sobre su asesinato está abierta, y es honesto reconocerlo. Hasta que el juicio no dé una conclusión, no podemos saber lo que pasa.

-Tal vez la segunda parte de este libro, entonces, la esté escribiendo el juez Mario Carroza...
-Él ha hecho un gran trabajo, confío en lo que está haciendo, y si decide hacer la exhumación, ahí tendremos el final de la historia y tal vez podamos ampliar el libro con las nuevas pesquisas. 
 
 

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