martes, 9 de mayo de 2017

La última voluntad de Vicente Sala, ex presidente de la CAM

ALICANTE.- Las reflexiones que la viuda de Vicente Sala plasmó en su diario sobre las relaciones volcánicas entre el clan, han rescatado una de las grandes dudas que planean en la familia desde que María del Carmen Martínez apareció muerta con dos tiros en la cabeza el pasado mes de diciembre. Vicente Sala padre, ¿quería o no quería a su hijo al frente del holding familiar? ¿Era su voluntad que la acción de oro pasase a su primogénito en detrimento de sus tres hijas? Parece que no, según El Mundo

Pese a que su esposa volvía una y otra vez sobre el testamento en el que se recogía que este privilegio -que otorgaba la última palabra de decisión en los negocios- pasaría de ella a su único hijo varón, la realidad era otra. La acción de oro se extinguía en ella. Para que pasase al hijo, el expresidente de la CAM tendría que haber modificado los estatutos de las empresas y no lo hizo.
Tenía total poder y autoridad para haberlos cambiado pero optó por dejarlos igual. Tuvo tiempo, ya que sabía que el cáncer que le habían diagnosticado era grave, y sin embargo no los modificó a sabiendas que el hecho de no hacerlo hacía que lo que ponía en el testamento carecía de validez. De esta manera, dejó a todos sus hijos en igualdad de condiciones en la multimillonaria compañía.
Su viuda siempre consideró que la acción de oro debía pasar a su hijo y maniobró para que así fuera. Su empeño le ocasionó un primer revés del Registro Mercantil de Alicante. Fue después de una junta infernal para la familia en la que expulsó a sus hijas del consejo de administración y colocó a su primogénito como administrador único haciendo uso de la acción de oro. 
El Registro revertió esta situación pero María del Carmen seguía convencida de que la voluntad de su marido era que Vicente Sala Martínez acumulara la capacidad de decisión del entramado empresarial.
Aludía al testamento constantemente. Se olvidaba de que sin la modificación de los estatutos, el testamento no tenía valor. Para muchos, esta manera de proceder fue una jugada maestra de Vicente Sala padre; una forma de contentar a todos: a su esposa (quién creyó que el control de los negocios quedaba en manos de su hijo pues él nunca le comentó el detalle de los estatutos), a su hijo (que se atribuyó el papel de jefe pensando que el contenido del testamento era suficiente) y a sus hijas (a quienes no perjudicó). Lo cierto es que dejó a sus descendientes en igualdad de condiciones a base de templar ánimos y de mucha mano izquierda.
La prueba de que María del Carmen no aceptaba la situación queda reflejada en las anotaciones que adelantó El Mundo. Decía estar «dolida» porque sus hijas «no cumplían la voluntad de su padre». Mar, Tania y Fani Sala intentaron contrarrestar el convencimiento de su madre acudiendo a la vía legal.
Tal como publicó este periódico, las tres hermanas pusieron el conflicto en manos de un bufete de Madrid para demandar a María del Carmen. La iban a llevar a los tribunales para impugnar el acuerdo alcanzado en la junta del 19 de septiembre de 2016 donde quedaron fuera del consejo de administración. La demanda estaba lista para presentar pero el asesinato de María del Carmen el 9 de diciembre la frenó.

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