miércoles, 25 de octubre de 2006

Infierno o paraíso


Un día, mientras caminaba por la calle, un dirigente de un importante partido político es trágicamente atropellado en Alicante por un camión y muere. Su alma llega al paraíso y se encuentra, en la entrada, a San Pedro en persona.

-"Bienvenido al paraíso -le dice San Pedro- Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un alto político de tu partido ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego tú podrás elegir dónde pasar la eternidad".

Y con esto, San Pedro acompaña al político alicantino al ascensor y baja, baja hasta el infierno. Las puertas se abren, y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club, y de pie, delante de él, están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, todos vestidos con traje de noche y muy contentos, incluido un conocido financiero local.

Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo. Juegan un agradable partido de golf y luego, por la noche, cenan juntos en el Restaurante Gourmet del club, con langosta como plato principal. Comparten la noche con hermosísimas y liberales jovencitas. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando.

Se está divirtiendo tanto que, antes de que se dé cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y lo saludan mientras sube al ascensor. El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando.

-"Ahora es el momento de pasar al paraíso". Así que el político (inescrupuloso, ciertamente), pasa las 24 horas sucesivas saltando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Pedro va a buscarlo: "Ya has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debes elegir tu eternidad".

El hombre reflexiona un momento y luego responde: "Bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno", así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor, y otra vez baja, baja, baja, hasta el infierno.

Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra desértica cubierta de mierda y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras. El Diablo lo alcanza y le pasa un brazo por los hombros. "No entiendo -balbucea el político-. Ayer estuve aquí y había lindas mujeres, un campo de golf y un club, comimos langosta y caviar, bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es un terreno desértico lleno de porquería..., y mis amigos parecen unos miserables".

El Diablo lo mira, sonríe y dice: "Ayer estábamos en campaña. Hoy...ya votaste por nosotros...".

Narración anónima

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