VALENCIA.- Los efectos del cambio climático se están dejando sentir ya en la Comunidad Valenciana. Este fenómeno puede, a corto plazo, y por la elevación del nivel del mar, que se prevé que crezca un metro más, acabar salinizando uno de los lugares más emblemáticos de Valencia como es la Albufera, así como la mayor parte de los humedales del litoral.
Pero, según el informe que maneja la Conselleria de Territorio y Vivienda sobre los efectos y medidas necesarias para tomar ante el cambio climático, la autonomía cuenta con una serie de virtualidades que le pueden servir para minimizar las consecuencias de este fenómeno que se está ya dejando sentir en la mayor parte del globo.
La Generalitat Valenciana ha creado una entidad interdepartamental dedicado exclusivamente a estudiar las medidas que se pueden adoptar a nivel autonómico contra el cambio climático. Este organismo está, además, asesorado por un grupo de expertos encabezado por Manuel Toharia.
Una de las potencialidades con las que cuenta la Comunidad para enfrentarse al cambio climático, según recoge el informe de la Conselleria de Territorio, es que cuenta con un gran número de enclaves naturales que tienen una capacidad entre 5 y 8 veces mayor que los bosques y suelos rústico para la absorción de CO2.
De esta forma, la capacidad de absorción de C02 por parte de los humedales costeros de la Comunidad oscila entre las 2 y 5 toneladas por hectárea y año. Estas cifras, según el informe, suponen un ahorro para las arcas públicas y privadas de 600 millones de euros cada año en la instalación de infraestructuras diseñadas para prevenir las emisiones a la atmósfera de los diferentes contaminantes.
El informe recoge otras potencialidades que tiene la Comunidad Valenciana para luchar contra el cambio climático. Entre ellas, el documento destaca que en estos momentos la autonomía es, después de la de Madrid, la comunidad que tiene los indicadores más bajo de todo el Estado en emisiones de contaminantes a la atmósfera.
En la misma línea, y según destaca el mismo informe, la Comunidad está un 30% por debajo de la media estatal en emisiones de dióxido de carbono respecto al Producto Interior Bruto (PIB), con lo que está más cerca de cumplir las condiciones del Protocolo de Kyoto.
La Comunidad es, además, líder en ecoeficiencia energética, ya que según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE), es la autonomía que menos ha incrementado el consumo de energía para abastecer la producción industrial.
Durante la última década, la Comunidad Valenciana ha triplicado las zonas verdes urbanas. Este hecho está directamente vinculado al cumplimiento de las especificaciones marcadas por el Protocolo de Kyoto.
Las 3.000 toneladas de dióxido de carbono que absorben las zonas verdes urbanas de la Comunitat suponen un ahorro de 3.000 euros anuales, ya que este sería su coste si se vendieran en el mercado, tal y como establece Kyoto. Hay que tener en cuenta que este Protocolo adjudica a cada país y región una cantidad de emisiones que si la sobrepasa puede comprar los derechos a otras zonas que no alcanzan la cuota.
Lejos de los que muchos pueden pensar, el cambio climático tendrá consecuencias globales que obligarán a modificar los estilos de vida de la población. En estos momentos, se pueden ya apreciar los efectos sobre el medio ambiente o la climatología. Pero son sólo el principio.
Este fenómeno va a tener una incidencia directa en la salud y en la calidad de vida de los residentes de la Comunidad Valenciana, según el informe de los expertos de la Conselleria de Territorio y Vivienda.
Pero lo más grave es que la Comunidad estará expuesta a enfermedades que hasta ahora eran propias de climas más áridos y subtropicales, entre las que los expertos destacan la fiebre amarilla, el dengue o la malaria.
Estas tres enfermedades son especialmente conocidas por los valencianos que deciden realizar un viaje al África subsahariana o zonas tropicales, ya que necesitan tomar precauciones. Si no se invierte la tendencia actual podrían convertirse en endémicas en la Comunidad por la picadura de un mosquito y es endémica en numerosas partes del planeta.
El dengue (o fiebre hemorrágica) es una enfermedad vírica fácilmente transmisible a través de la picadura de un mosquito y en ocasiones alcanza la categoría de epidemia.
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