lunes, 4 de junio de 2007

Pla se aferra al cargo pese a recibir sólo el apoyo de una treintena de militantes


VALENCIA.- El secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, dejó claro a los integrantes del Comité Nacional de su partido que no piensa dimitir de su cargo hasta las próximas elecciones generales y vinculó la resolución política presentada por la dirección que lidera a una supuesta muestra de confianza para mantenerse en el cargo.

En dicha resolución, han explicado fuentes socialistas, en ningún momento se incluía párrafo alguno que cuestionara directamente su continuidad como secretario general - el único cargo al que puede aspirar teniendo en cuenta que, estatutariamente ya no puede repetir como aspirante a la Generalitat - sino que hablaba de «cambios de política, comportamientos y personas» cuando se celebre el oportuno congreso.

En su discurso, Pla pidió el apoyo del Comité Nacional para liderar el proceso hasta las elecciones generales y trabajar en la celebración de dicho congreso. Y allí se lió la cosa. ¿Se pedía a los presentes que votaran si le daban o no ese apoyo Pero, si era así ¿porqué no se votó y se votó sólo una resolución que en ningún caso pedía su dimisión.

Antes del Comité, en la propia Ejecutiva del PSPV varios de sus integrantes se negaron a aprobar el documento si no se incluía un párrafo con la dimisión de Pla. De hecho, la resolución se eleva al Comité sin informar que no se había aprobado por la Ejecutiva.

«Se nos ha intentado vender que se estaba votando una cuestión de confianza cuando no es así. Sólo se ha votado una resolución llena de intenciones pero sin comprometer el futuro de Pla ni nada que tenga que ver con la confianza», explicaban fuentes críticas al secretario general. De hecho, en el comunicado a la prensa del PSPV sobre la votación de la resolución se afirma que el Comité Nacional «ha dado su confianza al secretario general» con la aprobación «sólo con ocho abstenciones y prácticamente por unanimidad» del informe de la dirección, pese a que fuentes presentes en ese momento aseguran que sólo una treintena, del más de centenar de personas presentes, levantaron la mano.

En el caso de haberse producido, una cuestión de confianza debería haberse realizado como estatutariamente está previsto - entre otras cosas, con el voto mediante urna - . Pese a ello, ante las preguntas de varios de los presentes sobre si Pla, en su discurso, estaba pidiendo al partido que le diera su confianza, éste afirma que sí.

El grado de malestar por lo que se estaba viviendo quedó de manifiesto en la propia votación de la resolución. Algunos pidieron incluso que el voto se realizara en secreto, pese a que se hizo finalmente a mano alzada por indicación del secretario de Organización, Vicent Sarrià. Varios de los presentes optaron por marcharse mientras muchos ni se pronunciaron por lo que el presidente del Comité, José Manuel Orengo, preguntó «¿y los que no habéis votado ».

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6 comentarios:

  1. Ignasi Pla alimentó ayer todavía más las dudas que desde hace una semana crean mala sangre en su partido. El líder de los socialistas valencianos eludió dar cualquier plazo o fecha para dejar su puesto de secretario general del PSPV. Es más, muchos piensan que su intención es continuar. Ni siquiera se sometió a una cuestión de confianza, que es lo que muchos demandan.

    Pla no se esperaba la reacción de parte de los miembros de su ejecutiva. El número uno del PSPV creía tenerlo todo controlado. Pero no fue así. La palabra dimisión no se escuchó en ningún momento, pero sí que le pidieron que se pusiera fecha de caducidad.

    Destacados miembros de la dirección socialista de la calle Blanquerías le exigieron que en la intervención posterior que iba a tener ante el Comité Nacional dijera con claridad que no se iba a postular como candidato para las próximas elecciones –estatutariamente no puede– y que iba a dejar su puesto como secretario general del partido. No lo pidió uno solo, sino que fueron varios. A continuación, otros salieron en su defensa.

    La exigencia de fecha de caducidad se la argumentaron con razones. La excusa de las generales no puede servir porque no son unas elecciones del PSPV. Muchos temen que si los socialistas logran un buen resultado en Valencia, Pla y su entorno se atrincheren bajo ese paraguas.

    Optaron por no votar
    Es más, la ejecutiva elaboró una resolución política que posteriormente fue votada por el Comité Nacional. Fue aprobada por la inmensa mayoría de los que levantaron la mano –sólo ocho abstenciones– porque hay que destacar que otra mayoría muy similar a la anterior optó por no pronunciarse. No levantaron las manos.

    Pero Pla hizo caso omiso a la petición de parte de su ejecutiva. Ni día ni hora de cuándo dejará el cargo. Lo primero que hizo es repartir la culpa entre todos. Tuvo especial interés en remarcar que en l’Horta Sud y l’Horta Nord se habían perdido muchos votos. Un ataque directo a los críticos a Pla.

    El líder socialista puso parches para justificar la derrota electoral: el mailing, las vallas electorales, el mensaje del PP sobre el tripartito y la falta de contundencia del discurso socialista. Por lo demás, la autocrítica brilló por su ausencia.

    Pla insinuó que su dimisión no era la solución: “No valen paños calientes, pero tampoco gestos aparentemente dignos en determinados ámbitos pero poco responsables”. Nadie se la iba a pedir. No hay motivos para imitar a Simancas y Sebastián. El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, pidió tras la debacle electoral que nadie se moviera para no enturbiar el proceso para que Zapatero vuelva a ser presidente. Pla cumple órdenes. Hay quien piensa que su lealtad le puede asegurar una colocación si deja de ser el líder del PSPV. Muchos sólo querían que se sometiera a una cuestión de confianza o que explicara cuáles eras sus planes de futuro. Como ya hizo el pasado miércoles en Les Corts, amenazó con no permitir las batallas internas en el partido.

    Pero llegó el momento de la culpabilidad: “Si de culpables se tratara respecto al resultado de las pasadas elecciones, sin tener más en cuenta que quien encabeza este proyecto, me declaro culpable”. A partir de ahí, se declaro culpable, “si es delito” de haber dado su tiempo y esfuerzo por el partido; de incorporar a los jóvenes; de unir a las familias y de sumar a todas las sensibilidades.

    Pla pidió la confianza del partido para que apoyara a la actual dirección. Todo con un doble objetivo. El primero, colaborar para que Rodríguez Zapatero vuelva a ganar las elecciones generales de marzo de 2008, si es que no se adelantan al otoño. El segundo, convocar el próximo congreso del PSPV “que abra una nueva etapa” de cara a 2011.

    Una nueva etapa en la que parece que Pla quiere seguir. Al menos no dijo que no iba a estar. Es decir, el líder del PSPV está enrrocado en su cargo: “Soy consciente de que este partido ha de hacer muchos cambios, pero tampoco hay que acelerar las decisiones. Hemos de hacer las cosas bien y yo, desde el lugar que determine el partido, intentaré ayuda a que sea así”.

    El párrafo misterioso
    En el resolución política que votó el Comité Nacional desapareció un párrafo que estaba en la propuesta original. El texto inicial daba fecha de caducidad a la ejecutiva. La redacción final optó por la ambigüedad. La que reapareció fue Carmen Alborch tras una semana desaparecida después del batacazo electoral. Permaneció en un segundo plano.
    De "Las Provincias"

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  2. Durante estos días de lo que más se habla es del entorno del líder de los socialistas valencianos, Ignasi Pla. En realidad son los que mueven los hilos de cara a posicionarse en un puesto privilegiado de cara al futuro. Muchos apuntan al “pesebre” socialista.

    Ayer se vivió un claro ejemplo de como teledirigir un Comité Nacional para desactivar cualquier estrategia subversiva en contra del líder de los socialistas valencianos y, por extensión, de su entorno.

    Tras la lectura del informe por parte de Pla, 38 miembros del máximo órgano entre congresos pidieron la palabra para intervenir. La mayoría optó por defender a la actual dirección, hacer un llamamiento a la reflexión y tratar de enterrar cualquier movimiento encaminado a la dimisión del líder de los socialistas valencianos.

    Muchos apuntan que detrás de esta postura está el reparto de los puestos que el PSPV tendrá en instituciones como Les Corts Valencianes o las distintas diputaciones provinciales.

    Durante los días previos a la celebración del Comité Nacional las llamadas desde la sede de Blanquerías han sido constantes. Una defensa a ultranza de la gestión de Pla para apagar cualquier conato de incendio. De esta manera, el que se atreviera a intervenir con el hacha en la mano quedaría como un exaltado dentro de la mayoría.

    La fórmula surgió efecto en parte. A pesar de estar todo bien atado, todavía hubo quien salió a criticar y cuestionar la postura adoptada por Pla tras el descalabro electoral. Entre ellos el diputado nacional Ricard Torres, que apostó por la renovación en el partido. De la misma manera, la alicantina Carmen Sánchez Brufal –que se ha quedado fuera de las listas del PSPV por Alicante a Les Corts– secundó las palabras de su compañero de partido.

    El secretario de l’Horta Sud, Josep Santamaría, también puso el dedo en la llaga: “Aquí hay un enfermo y no sabemos si necesita tratamiento farmacológico o quirúrgico”. El enfermo, obviamente, es Pla. Su compañero de partido José Luis de la Piedad mantuvo la misma línea de crítica.

    Pero Pla hizo caso omiso. Si en algún momento se le pasó por la cabeza someterse a una cuestión de confianza, el entorno le ha quitado el pensamiento.

    El líder del PSPV en Valencia ciudad, Rafael Rubio, también intervino. El ex candidato a la alcaldía del Ayuntamiento de Valencia le preguntó si se iba a someter a una cuestión de confianza. Pla se limitó a cabecear afirmativamente, pero ni en el informe ni en la propuesta de resolución posterior ponía que el líder de los socialistas valencianos ponía a disposición del partido su cargo.

    Los barones del PSPV no quieren un congreso extraordinario pero sí que reclaman una declaración pública de Pla para que diga en qué momento se va a ir y dejar paso. La reunión del Comité Nacional del PSPV lo único que ha dejado es más tensión en el partido de la que había.

    Todas las críticas apuntan al secretario de Organización, Vicent Sarrià, que es el que parece que maneja los tiempos desde detrás del telón. Hay quien apuntaba ayer que Sarrià lo único que busca es tiempo para maniobrar con el apoyo de los lermistas.
    De "Las Provincias"

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  3. Tanto durante la celebración de la Ejecutiva como del Comité Nacional, según fuentes consultadas por este diario, el equipo de Pla recibió una fuerte crítica por parte de algunos sectores del PSPV, especialmente de Izquierda Socialista, que le exigía la asunción de responsabilidades ante la derrota. Una parte de los cuadros iba más allá y exigía la puesta del cargo directamente a disposición de la militancia y la celebración de un congreso extraordinario, si bien, no contaron con muchos apoyos. Desde este sector se entendía que la derrota había sido «histórica» y que, por lo tanto, «exigía mayores determinaciones».

    Hubo puntos de coincidencia, como la necesidad de no reabrir pasadas guerras.

    El ex vicesecretario general, José Luis Abalos, defendió la importancia de mantener «un grado de sensatez», y de tratar de «analizar con profundidad lo sucedido» para buscar alternativas, «y por qué ha sucedido esta derrota». Incidió «en los nefastos resultados que el PSPV obtiene cada vez que se acerca a la izquierda, y en la importancia de seguir una línea de centro-izquierda».

    Por su parte, la concejala alicantina, Carmen Sánchez Brutal, una de las más críticas, se refirió a los fallos de la organización en materia de movilización y en errores como el fallo del mailing al que apuntó como una de las causas de la derrota sucedida en Alicante, «donde la campaña y el mensaje estaba funcionando».
    De "La Verdad"

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  4. La sangre no llegó al río. Los socialistas valencianos cerraron filas tras la abultada derrota del 27-M y dieron un nuevo y excaso margen de confianza al líder del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla, ante la próximidad de las elecciones generales. El objetivo no es otro que preparar un nuevo congreso ordinario que se celebrará en el verano del 2008, lo que fue presentado como un respaldo a su persona ante el inicio de una nueva legislatura en la oposición. Todo fue recogido en una resolución presentada por la dirección que recibió la aprobación mayoritaria, y a mano alzada, del Comité Nacional, con sólo 8 abstenciones. Los socialistas valencianos aceptaban así las intenciones de la dirección de cerrar filas antes los comicios nacionales, aplazando hasta entonces el debate sobre el futuro del PSPV.

    A pesar de ello, la mañana en la sede socialista de Blanquerías no fue tranquila. Buena parte de la Comisión Ejecutiva, celebrada a primera hora de la mañana, y del Comité Nacional, que tuvo lugar a continuación, se caracterizó por las críticas a la gestión del equipo de Pla, exigiéndole la asunción de responsabilidades, o al menos, su compromiso de no volver a ser candidato pese a las limitaciones existentes en los estatutos socialistas. De hecho, la segunda parte del Comité Nacional, que se celebró a puerta cerrada, contó con 39 intervenciones, la mayoría llena de críticas que se alternaron con otras promovidas desde la propia dirección, pidiendo responsabilidad ante las próximas citas electorales y para no repetir hechos como los sucedidos tras la derrota socialista en 1995.

    En su intervención, el secretario general no dudó en tejer un discurso en el que se abordó la cuestión de la derrota de pasado domingo como «algo colectivo», aunque reconoció que su equipo tenía «mayores responsabilidades que otros». Pla defendió que las decisiones que tuvieran que adoptarse «no fueran en caliente, sino reflexionadas y con tiempo suficiente», recordando la crisis vivida entre 1998 y 1999.

    Por ello, demandó y consiguió de las 200 personas que acudieron mayoritariamente al Comité Nacional un nuevo periodo de gracia para preparar el próximo congreso ordinario del PSPV, previsto para verano de 2008 y «encabezar el equipo de trabajo que ayude a Zapatero a ganar las elecciones generales. Desde ese momento, se iniciará «una nueva etapa en la que se analice los motivos por los que se ha producido la separación con la sociedad».

    Buena parte de su intervención Pla la dedicó a pedir «prudencia» y «paciencia» a los cuadros socialistas con el «fin de no reproducir enfrentamientos como los del pasado, como espera la derecha», y recordó que «el futuro del socialismo valenciano depende de cómo se hagan las cosas en los próximos meses».

    Aunque en ningún momento de su informe abordó la cuestión de su continuidad, y dio la impresión de querer continuar al frente del PSPV, se comprometió a «intentar ayudar, desde el lugar que determine el partido, a que los socialistas valencianos vuelvan a ser una fuerza con posibilidades reales y efectivas de gobernar los ayuntamientos y la Generalitat». En este sentido, aseguró «ser consciente de que este partido tiene que hacer muchos cambios en muchos aspectos», si bien, matizó que «no se han de acelerar las decisiones» y que esos cambios podrían afectar también a las personas «si fuera necesario».

    De igual manera, reconoció que «la posición política del socialismo en la Comunidad es más débil que antes», y también la suya como secretario general y, por extensión, «la de la Ejecutiva Nacional y el resto de órganos del partido», aunque rechazó personalizar las responsabilidades individuales, ya que «no se trata de culpables, sino de asumir la responsabilidad, reconocer que nos hemos equivocado y dar la cara, no esconderse ni huir. Ahora más que nunca soy de los que piensa que vale la pena mirar hacia adelante».
    De "La Verdad"

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  5. Esperaba los resultados. No los esperaba. Ha sido una sorpresa para nosotros y para el PP. Ellos pensaban ganar, pero nosotros creíamos que teníamos opciones. ¿A qué se han debido El PP ha jugado muy bien sus bazas, generando temor al cambio, especialmente con la idea del tripartito, y ha sido capaz de situarse como el partido del progreso y del avance de la Comunidad, con independencia de los servicios que pueda prestar. ¿Qué ha pasado en las capitales y el área metropolitana La pérdida de poder local constata la incapacidad de enraizar socialmente nuestro proyecto. No sólo no hemos sido capaces de movilizar a la gente, sino que hemos perdido en sitios donde el Gobierno había sido muy pensado en clave de los ciudadanos. Las siglas han primado sobre las personas. En Torrent, una desconocida ha obtenido una mayoría absoluta frente a una persona muy conocida que ha hecho un trabajo magnífico. Ha habido una pugna ideológica entre siglas en la que aparecen componentes que han conformado la posición de los indecisos, como la política antiterrorista. ¿Es posible combatir esos argumentos con pensiones de 600 euros o 3.000 euros por hijo Es difícil, se ha demostrado. El PP ha puesto en primera línea de la oposición al Gobierno su política antiterrorista. Combatir a un partido que está dispuesto a cualquier cosa para mantenerse en el poder o para alcanzarlo va a ser muy difícil. ¿Habría sido distinto el resultado de no haber estado tan presente la política nacional No lo creo. No creo que haya sido determinante. Está ahí, pero no puede ser la excusa. ¿Ha fallado el mensaje o la forma en que se ha difundido Ha fallado la posición política. El PSPV ha aparecido como el partido del no, como el partido que no busca el avance. El PP ha aparecido como el partido del sí, aunque en la práctica no es así. Hemos de repensar el discurso y la posición política, ver por qué aquellos a los que va dirigido nuestro mensaje, que son las personas que más se beneficiarían de unas políticas socialistas, deciden no votar o no apoyarnos. El PP ha conseguido identificarse con la Comunidad, aunque la mitad no lo haya votado. Hay que desenmascarar ese discurso y presentar una alternativa creíble y que genere confianza. ¿Era Compromís un buen aliado Nunca quise que Compromís fuese un aliado. Sabía el riesgo de que se generase una sensación de miedo a lo incierto y al cambio, por eso siempre mantuve que, si podía, gobernaría solo. Sostuve que la moratoria no podía ser porque no se puede parar esta comunidad y que determinadas posiciones, como el rescate de las concesiones, no eran posibles. El problema es la dificultad de que se perciba ese mensaje. El PP ha sido muy eficaz. La gente ha identificado el tripartito con riesgo. ¿Los votantes han tenido miedo al cambio o a la llegada de quienes el PP critica por comunistas, republicanos, ecologistas y nacionalistas La gente ha tenido miedo al cambio, pero en mayor medida ha tenido miedo ante determinadas posiciones de esa coalición. Algunos planteamientos de Compromís han pesado más que los posicionamientos racionales que hemos defendido nosotros. ¿La forma de que la izquierda vuelva al Consell es que deje de ser de izquierdas Estoy convencido de que no. No creo que la mejor manera sea abandonar valores y principios, lo que hay que hacer es adecuarlos a la realidad. La izquierda tiene que continuar siendo la izquierda, la opción de los derechos de los ciudadanos, la impulsora y transformadora de realidades. El mero hecho de que muchos no nos voten o hayan dejado de ir a votar nos tiene que hacer tener más fortaleza para poderlos convencer. Desde los valores y principios de la izquierda, tenemos que ser capaces de hacerles copartícipes del cambio. ¿Serán capaces también de combatir la idea de que el Gobierno central margina a la Comunidad Es verdad que tenemos una campaña electoral muy difícil. El discurso que ha hecho el PP es muy simple y eficaz, pero no hemos de ser débiles. Si el AVE está en marcha, hay que defender que está en marcha; si el agua es ya de verdad un tema en vías de solución clara, o si tenemos en estos momentos la mayor inversión de la historia de un Gobierno central en la Comunidad, hay que defenderlo con la cara alta. ¿Ha sido eficaz la Delegación del Gobierno en la «venta» de las políticas del Ejecutivo La Delegación del Gobierno ha sido eficaz en hacer realidad lo que hasta que llegamos al Gobierno eran promesas o ficciones. El Gobierno ha apostado por los hechos en lugar de por la propaganda. En política no todo vale. No podemos recurrir a la mismas armas que el PP. ¿Cómo afronta su futuro en el ámbito orgánico El PSPV ha perdido las elecciones en la Comunidad y ahora tiene que afrontar unas generales debe aportar votos a la victoria. Hay una dirección que sabe cómo conducir este proceso. El Comité Nacional me ha dado su confianza para defender este proyecto y hacer el análisis que nos lleve a un congreso en que plantemos las bases y elijamos a las personas que tienen que encarnar este nuevo tiempo. ¿Puede garantizar la paz interna hasta las elecciones de 2008 Estoy plenamente convencido. No podemos caer en errores del pasado. El debate es bueno, la discrepancia es positiva, pero los errores del pasado suponen la incapacidad de decidir hacia donde se quiere ir. Simancas ya ha renunciado a volverse a presentar. ¿Qué hará usted

    He dicho muchas veces que creo que ocho años son suficientes para dirigir un partido [Pla fue elegido secretario general en septiembre de 2000]. Los gestos de cara a la galería en un momento en que se exige responsabilidad, sentido común, valentía y coraje, no son mi forma de actuar. Lo más fácil es tirar la toalla, pero a mi me gusta dar la cara. El futuro vendrá determinado por lo que decidan los militantes. Yo siempre he estado a disposición del partido. ¿La decisión de Rubio de poner su cargo a disposición de la ejecutiva ha sido también un gesto de cara a la galería Me parece que sí. Se pueden hacer gestos para quedar satisfactoriamente ante determinados espacios públicos, pero no aportan nada a lo que necesita el partido. ¿Se presentará a la reelección en el congreso ordinario de 2008 Lo propio sería que cada ocho años hubiese renovación de direcciones. El gran potencial que tenemos es que hemos incorporado a mucha gente joven muy preparada. Hay que dar espacio para que puedan diseñar y trasladar el proyecto que quieren. Es lo que voy a hacer de aquí a 2008. ¿Cómo interpreta las palabras de Sevilla y los movimientos de Alarte Sevilla es un ministro y militante que ha pedido un proceso de reflexión que comparto. Alarte es una persona más, que ha ganado en su pueblo, que ha merecido la confianza ciudadana y que tienen el bagaje suficiente para saber que en estos momentos toca sumar y aportar. Está en mi ejecutiva y en el Comité Nacional, por lo que forma parte de la dirección del partido y de lo que ha sido un proyecto que no ha recibido el apoyo mayoritario. Son los dos recambios que más suenan. ¿Apoyaría a alguno

    Yo sé lo que tengo que hacer de aquí a 2008, pero creo que es muy pronto para hablar. No es un proyecto personal, será un proyecto que encabezará una persona, pero tendrá que ser un proyecto que los militantes entiendan y compartan.
    De "Información"

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  6. Las maniobras del entorno de Ignasi Pla –es decir, el lermismo– para perdurar la agonía de su líder en el cargo de secretario general parece que tiene un objetivo con nombres y apellidos: colocar a Joan Calabuig como próximo líder de los socialistas valencianos.

    Es la apuesta. Sobre la mesa había dos nombres amparados bajo la tutela del ex presidente de la Generalitat Joan Lerma. El propio Calabuig y José Manuel Orengo eran los elegidos. Pero este último, que ha ganado por primera vez la alcaldía de Gandía –ya era alcalde pero por el abandono de Pepa Frau–, se dedicará a consolidar su imagen en la capital de La Safor.

    El elegido es Joan Calabuig. LAS PROVINCIAS ya adelantó en enero de 2006 que un sector del PSPV preparaba a Calabuig como relevo de Pla si los resultados electorales de mayo de 2007 no eran los esperados. Y así es.

    El actual secretario de Organización de los socialistas valencianos, Vicent Sarrià, es el que dirige actualmente el cotarro en la sede de Blanquerías. Hace y deshace. A él se le atribuyen muchas de las llamadas telefónicas realizadas a lo largo de esta semana para tratar de desactivar las críticas a Pla en el Comité Nacional celebrado el pasado sábado en Blanquerías.

    La fórmula surgió efecto. Una veintena de miembros del máximo órgano del PSPV entre congreso pidieron la palabra para apoyar al actual líder de los socialistas valencianos. La mayoría, integrantes del lermismo.

    Varios cargos socialistas apuntaron ayer que la estrategia que maquina Vicent Sarrià le sirve para ganar tiempo. El objetivo es mantener el control del partido para colocar al sucesor de Pla.

    La operación para poner a Joan Calabuig la conoce el propio Ignasi Pla desde hace tiempo. Además, cuenta con el apoyo de un sector importante de Madrid.

    Hay dos detalles a tener en cuenta. Calabuig se ha pasado casi toda la semana pasada encerrado en la sede socialista ubicada en la calle Blanquerías. Hay que analizar la derrota y, de paso, ver lo que se cuece de cara al futuro. El segundo matiz es que el actual eurodiputado socialista fue uno de los que intentó un par de arranques en aplausos a la intervención del actual líder de los socialistas valencianos ante el Comité Nacional.

    La apuesta de Calabuig representa el continuismo de la actual gestión del PSPV. Pla ha reinado con el apoyo del lermismo, aunque tras el congreso de Castellón celebrado en julio de 2004 se abrió una brecha tras dejar fuera de la dirección al alcalde de Morella, Ximo Puig.

    Pero gran parte del partido culpa al lermismo de los resultados electorales del 27 de mayo. El propio Vicent Sarrià fue el director de campaña, teniendo como lugarteniente a Joan Calabuig.

    Los peores resultados para el PSPV se han obtenido en la provincia de Valencia, donde la ex alcaldesa de Gandia Pepa Frau –lermista– ha sido la coordinadora. Todos ellos asesorados por Pepe Cataluña.

    Los críticos del partido piden a gritos una reflexión que lleve a la renovación para tratar de darle un nuevo impulso al PSPV. Pero el secretario general de los socialistas valencianos y parte de su entorno se han enrocado en una posición que no deja ni una rendija a la posibilidad de dar paso, una vez se celebre el congreso ordinario, a la “nueva etapa” que anunció el propio Pla.

    Nadie quiere ira a un congreso extraordinario, porque saben que no es la solución óptima. Si Pla se hubiera sometido a una cuestión de confianza ante el Comité Nacional la hubiera ganado. Los barones del PSPV no quieren cambios precipitados. Dejar el partido en manos de una gestora no es lo más deseable. Pero muchos esperan que Pla diga cuándo se va a ir.

    A Calabuig le pueden salir varios competidores. Entre ellos Jordi Sevilla, Jorge Alarte, Leire Pajín y alguna que otra sorpresa.
    De "Las Provincias"

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