VALENCIA.- Un año más, los diputados del PSPV han hecho públicas sus declaraciones de bienes patrimoniales. De los datos relativos a las posesiones socialistas se extraen algunas notas curiosas. Por ejemplo, que cinco de ellos no tiene casa propia, o, por lo menos, no la reflejan en el listado de sus pertenencias. Se trata de María José Salvador, Clara Tirado, Vicent Sarrià, Eduardo Vicente y Nuria Espí.
El caso de las dos primeras es bien sencillo: ambas son jóvenes y todavía viven con sus padres. Sarrià vive en una casa que es de su madre, y el resto se encuentran en una situación parecida. En cualquier caso, no tienen vivienda registrada a su nombre.
Frente a ellos, destaca el patrimonio inmueble de la que fuera alcaldesa de Gandia, Josefa Frau, la alicantina Maisa Lloret y el valenciano José Camarasa. La primera posee cuatro viviendas y cinco plazas de aparcamiento, además de varios bienes procedentes de la donación en vida por parte de sus padres, entre ellos un quinto apartamento en Calpe. Todo ello en régimen de pro indiviso, es decir, que su propiedad pertenece a varias personas.
Lloret tiene tres apartamentos en La Vila Joiosa, y Camarasa posee cuatro residencias en régimen de bienes gananciales (propiedad repartida al 50% con su mujer).
62 casas
Al margen de estos contrastes, los 38 diputados socialistas poseen un total de 62 viviendas ya que, como es ya característico de la clase media, 18 de ellos tienen dos o más residencias. En algunos casos, la propiedad es compartida, bien porque se trata de una herencia pro indiviso (como la anterior), bien porque su titularidad corresponde al parlamentario y su cónyuge en régimen de bienes gananciales.
Dos de los diputados, ambos de Alicante, poseen, además de vivienda en la Comunitat, un piso en Madrid. Se trata de la propia Lloret y Ángel Luna. La primera es propietaria, también, de una empresa (Grupo Avore Soluciones). El segundo tiene varias acciones en importantes empresas españolas.
En vehículos tampoco se quedan cortos. Los 38 parlamentarios del PSPV acumulan 50: 47 coches y tres motos. Igual que en el caso de las viviendas, algunos de los diputados comparten la propiedad de sus automóviles con su cónyuge.
Otro dato curioso que se desprende de las declaraciones de bienes de los diputados es que varios de ellos poseen terrenos que destinan a cultivos. Algunos no especifican su extensión, pero en total suman, al menos, 30.000 metros cuadrados.
Es el caso, por ejemplo, de José Antonio Godoy, quien tiene 48 áreas (4.800 metros cuadrados) de limonar en la localidad alicantina de Orihuela; Vicente Nebot, quien posee 72 áreas de huerta y 0,33 de secano en Castellón; o Antoni Such, con tres hanegadas (2.493 metros cuadrados) de naranjo en la población de Beneixida, en Valencia.
Los diputados del PSPV también son aficionados a las acciones y los planes de pensiones. Empresas familiares, entidades bancarias y grandes grupos de telecomunicaciones, son sus preferidas para las primeras. Bancaixa, la CAM e ING Direct, para los segundos.
Los socialistas han repetido la iniciativa que llevaron a cabo a finales de 2006, ya que se comprometieron a hacer públicas sus declaraciones de bienes al principio y al final de la legislatura. Esta documentación está ya disponible en Les Corts para que cualquier persona la pueda consultar. A los diputados seguirán los demás altos cargos del PSPV que quieran seguir el ejemplo, ya que no se les va a obligar a que lo hagan (el trámite es más complejo porque los parlamentarios deben poner los datos a disposición del letrado de la Cámara), pero sí se les recomendará.
www.lasprovincias.es
El caso de las dos primeras es bien sencillo: ambas son jóvenes y todavía viven con sus padres. Sarrià vive en una casa que es de su madre, y el resto se encuentran en una situación parecida. En cualquier caso, no tienen vivienda registrada a su nombre.
Frente a ellos, destaca el patrimonio inmueble de la que fuera alcaldesa de Gandia, Josefa Frau, la alicantina Maisa Lloret y el valenciano José Camarasa. La primera posee cuatro viviendas y cinco plazas de aparcamiento, además de varios bienes procedentes de la donación en vida por parte de sus padres, entre ellos un quinto apartamento en Calpe. Todo ello en régimen de pro indiviso, es decir, que su propiedad pertenece a varias personas.
Lloret tiene tres apartamentos en La Vila Joiosa, y Camarasa posee cuatro residencias en régimen de bienes gananciales (propiedad repartida al 50% con su mujer).
62 casas
Al margen de estos contrastes, los 38 diputados socialistas poseen un total de 62 viviendas ya que, como es ya característico de la clase media, 18 de ellos tienen dos o más residencias. En algunos casos, la propiedad es compartida, bien porque se trata de una herencia pro indiviso (como la anterior), bien porque su titularidad corresponde al parlamentario y su cónyuge en régimen de bienes gananciales.
Dos de los diputados, ambos de Alicante, poseen, además de vivienda en la Comunitat, un piso en Madrid. Se trata de la propia Lloret y Ángel Luna. La primera es propietaria, también, de una empresa (Grupo Avore Soluciones). El segundo tiene varias acciones en importantes empresas españolas.
En vehículos tampoco se quedan cortos. Los 38 parlamentarios del PSPV acumulan 50: 47 coches y tres motos. Igual que en el caso de las viviendas, algunos de los diputados comparten la propiedad de sus automóviles con su cónyuge.
Otro dato curioso que se desprende de las declaraciones de bienes de los diputados es que varios de ellos poseen terrenos que destinan a cultivos. Algunos no especifican su extensión, pero en total suman, al menos, 30.000 metros cuadrados.
Es el caso, por ejemplo, de José Antonio Godoy, quien tiene 48 áreas (4.800 metros cuadrados) de limonar en la localidad alicantina de Orihuela; Vicente Nebot, quien posee 72 áreas de huerta y 0,33 de secano en Castellón; o Antoni Such, con tres hanegadas (2.493 metros cuadrados) de naranjo en la población de Beneixida, en Valencia.
Los diputados del PSPV también son aficionados a las acciones y los planes de pensiones. Empresas familiares, entidades bancarias y grandes grupos de telecomunicaciones, son sus preferidas para las primeras. Bancaixa, la CAM e ING Direct, para los segundos.
Los socialistas han repetido la iniciativa que llevaron a cabo a finales de 2006, ya que se comprometieron a hacer públicas sus declaraciones de bienes al principio y al final de la legislatura. Esta documentación está ya disponible en Les Corts para que cualquier persona la pueda consultar. A los diputados seguirán los demás altos cargos del PSPV que quieran seguir el ejemplo, ya que no se les va a obligar a que lo hagan (el trámite es más complejo porque los parlamentarios deben poner los datos a disposición del letrado de la Cámara), pero sí se les recomendará.
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LA EXAGERACIÓN INMOBILIARIA
ResponderEliminarEstos días Marc Vidal publicaba una lista de las 100 horrorosas catástrofes y mentiras que garantizan que el mundo se acaba ya seguro de aquí nada en España con el final de la burbuja inmobiliaria. La verdad, no estoy para fiskear todo el texto, larguísimo y cargado de datos, en parte por que no tengo tiempo, en parte porque hay muchas afirmaciones (todas) sin enlace concreto para poder contrastar fuentes. Cuando se repiten cosas como "muchas inmobiliarias", "muchos inversores" o "muchos técnicos de tal sitio dicen a micrófono cerrado" tantas veces, no hay manera de rebatir las cosas como Dios manda.
Aún así, es hora de precisar un poco las cosas, que aquí parece que vamos al naufragio directo y la verdad, no es del todo cierto.
Empezaremos por lo más obvio: sí, España ha tenido una burbuja inmobiliaria, sí, se está pinchando, y sí, tendrá efectos sobre la economía. Lo que no está nada claro, y es un asunto en que el artículo de Marc exagera demasiado, es que sus efectos sean equivalentes a las siete plagas de Egipto.
El ejemplo más claro es mirar a otras burbujas especulativas en la construcción en otros sitios, con cifras parecidas a las españolas. El caso más obvio es Estados Unidos, donde el tortazo del mercado ha sido espantoso (que me lo digan a mí, que trabajaba en el sector), y sigue en plena espiral descendente. Como España, Estados Unidos tenía altas tasas de déficit exterior, una moneda refugio como divisa, elevado endeudamiento de las familias y muchas hipotecas paseándose por el mercado secundario. Con en España, los precios de la vivienda se salieron de la escala, frenaron, y llevan casi un año en algunos mercados bajando con ganas (y a valor nominal, incluso. Es un frenazo serio). Incluso las tasas de morosidad son comparables; de hecho, las americanas son bastante más altas, y con valores de riesgo mayores dado la falta de redes de seguridad sociales para cubrir cosas como accidentes médicos.
¿El resultado? La bolsa lleva una buena temporada dando tumbos, y el crecimiento en el primer trimestre fue bastante tímido, pero la economía anda creciendo ahora al 3,4%, con el paro aún bajo. No son números estelares (son peores que los españoles, vamos), pero a decir verdad son bastante parecidos a lo que veríamos en España si la burbuja inmobiliaria acaba de mala manera. A saber, tortazo bursatil, crecimiento entre un 0,5% y un 1,0% más lento, el paro estable, y la bolsa bajando al llevarse la crisis por delante a las empresas más inútiles. Y considerando que el mercado hipotecario es más restrictivo en España que en América (donde hasta hace poco era ridículamente fácil que te aprobaran una hipoteca) y las regulaciones bancarias más estrictas, es posible que el problema sea menos grave.
Por lo que respecta al resto, el euro aseguraría estabilidad monetaria (más aún cuando vemos que casi todo el déficit exterior es en la misma moneda, y por lo tanto no afecta su fortaleza), un buen puñado de gente que se metió en una hipoteca sin poder permitírsela se pillaría los dedos (lo siento, pero la han pifiado), y un buen puñado de listillos que se hicieron promotores para a ver si se hacían ricos descubrirán el significado de la palabra "ajuste". La economía dejará de invertir tanto dinero en un sector que no promete ya beneficios, hará ruidos raros en forma de crecimiento perdido mientras busca otro lugar donde crecer, y seguirá a lo suyo al cabo de un rato. Y en España aprenderemos de una puta vez que el ladrillo no es una inversión de riesgo cero.
¿Dolera? Un poquito. De aquí a decir que la verdad está ahí fuera, todo el mundo miente, el final está cerca, arrepentíos especuladores, sin embargo, hay un trecho. Y por cierto, lo que digo no es algo que no repitan los informes de la OCDE, artículos serios en el Economist, y básicamente cualquier economista sensato que no tenga tendencia a ver todo en clave de catástrofe.
Una última nota: las cuentas del Banco de España. Son públicas. Toda la prensa internacional las lee. Todos los inversores tienen acceso a ellas. ¿Nadie ve la catástrofe? Lo de la venta de oro es una especie de paranoia mítica (Francia y Suiza están haciendo lo mismo), una reliquia de tiempos en que el oro era la base del sistema monetario, y no otra clase de piedra valiosa con un valor de mercado horriblemente fluctuante. En otras palabras, como depósito de valor no tiene nada de especial, lo que habla Marc es cargar contra molinos de viento.
Concluyendo: ¿Crisis? Sí. ¿Grave? Para los ingenuos que pierdan dinero en ella, mucha. Para la economía, en agregado, no excesivamente.