jueves, 24 de enero de 2008

Eduardo Zaplana calla como nunca y gana como siempre / David Lozano

No se engañen y le crean perdedor cuando lean que se han caído de las listas valencianas parte de los afines a Eduardo Zaplana. Efectivamente ha habido purga de "zaplanistas", pero Zaplana no combate en esa guerra. Las batallas del bueno de Eduardo no están ya en la Comunidad Valenciana, ni tan siquiera en su Alicante o Benidorm; el futuro político del ex ministro pasa únicamente por Madrid y sus fieles en Alicante –algunos de ellos con cargos institucionales de cierta importancia-, si quieren subsistir, tendrán que acoplarse, con mayor o menor desgana, a la nave nodriza pepera que en Valencia capitanea Francisco Camps.

Y digo que "gana como siempre" porque en la más cruenta y mediática de las guerras que se han desatado en el PP en los últimos años, la de la exclusión de Alberto Ruiz-Gallardón de las listas, Eduardo Zaplana ha vencido. Y lo ha hecho por discreción y por tener el olfato y la paciencia suficientes como para mantenerse al margen de la polémica sucesoria. Es un animal político y en éstas a él no le van a pillar. Zaplana ha callado y pronto se verá recompensando. Dos futuros "enemigos", en un hipotético relevo de Mariano Rajoy, han quedado malheridos en la batalla, Gallardón y una Esperanza Aguirre que también jugó a echarle pulsos a su jefe.

A la vista de todos está el excepcional premio que ha recibido Zaplana de Rajoy: lo ha colocado en el cuarto puesto de la lista en Madrid. Pero Zaplana no va realmente "de cuatro", es virtual número dos del partido. Y lo es porque la segunda plaza, el fichaje de Manuel Pizarro, no cuenta porque es un golpe de efecto sin fuerza orgánica en el PP. De tres "ya tocaba" una mujer en la lista, Ana Mato. Con estos argumentos, Eduardo Zaplana ha conseguido el primer puesto efectivo en la lista tras Mariano Rajoy. Toda una declaración de intenciones.

Ocurra lo que ocurra en un futuro, el ex presidente de la Generalitat juega a caballo ganador. Está bien posicionado para una posible sucesión (cuenta con el potente aval de José María Aznar) si los resultados no acompañasen a su presidente nacional. Además, parte con la ventaja inicial en esa carrera de la que alcalde y presidenta de Madrid han quedado bastante desacreditados con toda la maraña de la lista. Y si el PP de Rajoy se impusiese en las generales, pocos dudan ya de que una de las vicepresidencias recaerá en Eduardo Zaplana. El cuarto puesto (segundo virtual) le delata.

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