lunes, 21 de enero de 2008

Juguetes abandonados, una fuente para el reciclaje

MADRID.- Tras la Navidad, toca reorganizar el baúl de los juguetes. ¿Que hacemos cuando el ordenador infantil se queda obsoleto o se estropea el coche teledirigido? Sólo un 2% de los juegos electrónicos acaba en plantas de reciclaje. El 5-6% por ciento de los residuos urbanos son juguetes y pequeños aparatos eléctricos.

Es el momento de buscar un sitio a lo nuevo y un acomodo "digno" para los juegos rotos, o que simplemente se han quedado atrás para la edad de nuestros hijos. Después de muchas vueltas, la mayoría ni se reciclan, ni se reutilizan: se tiran a la basura, con sus baterías, sus pilas, sus plásticos y sus chips.

Juguetes cada vez más seguros gracias a la normativa exigida, pero cada vez con más tecnología. Según la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, los artículos estrella de la pasada Navidad -aún no hay datos de ventas- fueron las muñecas y coches de toda la vida, eso sí, en sus versiones más actualizadas con la incorporación de nuevas tecnologías.

El mundo del videojuego crece cada año y, aunque los datos de 2007 tampoco están evaluados, la tendencia es claramente ascendente ya que en 2006 las ventas fueron de 967 millones de euros, un 10,7% más de los 863 millones de euros vendidos en 2005, año en el que la venta superó en un 8,45% los 790 millones vendidos en 2004, según datos facilitados a Efe por la Asociación Española de distribuidores y editores de software de entretenimiento (ADESE).

Un juguete es un residuo

"El consumidor no ve el juguete como un residuo potencialmente peligroso que precise de un reciclaje adecuado. Por su reducido tamaño tiene facilidad para deshacerse de él a través de la basura doméstica y evidentemente no existe una concienciación en ese sentido", explica a Efe Jordi Julián, director de proyectos y empresas adheridas de la Fundación Ecotic.

Según los datos de esta Fundación, uno de los sistemas integrados de gestión de residuos eléctricos, sólo se recoge en los puntos limpios un 2% por ciento de trenes, coches teledirigidos, consolas de videojuegos, muñecas con baterías, etc.

Un porcentaje sensiblemente inferior al 4-6% de pequeños aparatos eléctricos (balanzas, relojes, tostadores, cafeteras, minipimers...) que los consumidores sí llevan a los puntos limpios. Y muy alejado del 20-25 % en el caso de equipos informáticos (ordenadores, monitores, impresoras) o electrónica de consumo (imagen y sonido, tv ...)

Cifras que ni se acercan a las que arroja de promedio Europa: frente al 2% en juguetes, Europa recoge el 11,11%; frente al 4-6% en aparatos eléctricos, Europa recoge del 36,36%, y frente al 20-25% en equipos informáticos o electrónica de consumo, Europa recoge entre el 47-52%.

Y aportan otra cifra que confirma el cubo de la basura como principal destino de los juguetes: en las plantas de selección -donde se separan los residuos urbanos (envases por tipología, residuos de ropa, de aparatos eléctricos y electrónicos, etc)- el 5-6% son juguetes electrónicos y pequeños aparatos eléctricos.

En paralelo, los juguetes electrónicos no alcanzan el 1 % de lo que se recoge en los puntos limpios.

Con estos datos en la mano, Ecotic advierte de la falta de campañas de concienciación que expliquen las ventajas del reciclaje, así como de los riesgos para el medio ambiente.

"Necesitamos el apoyo de la Administración, ya que el sector privado no puede cargar con todo el peso, ni llegar a toda la población", apostilla Jordi Julián.

Ecodiseño

Cadmio, mercurio o plomo son componentes peligrosos que pueden contener los juguetes, y en el caso de que no se traten correctamente "podrían acabar siendo liberados al medio y contaminar el suelo, el agua, la atmósfera y dañar la salud de personas animales y plantas".

Este es el diagnóstico que ofrece Cristina Gazulla, coordinadora técnica del proyecto Ecojoguina, que realiza un grupo de trabajo de la ESCI y la Universidad Pompeu Fabra para la Generalitat y en el que también participa Ecotic.

La finalidad de Ecojoguina es conseguir juguetes ambientalmente más correctos. Su principal actuación consiste en la colocación en centros escolares de contenedores específicamente diseñados para la recogida de juguetes, y la realización de un conjunto de talleres y actividades pensadas para los alumnos.

Desde julio de 2006, explica Gazulla, esas sustancias peligrosas están prohibidas por ley, "pero no hay que olvidar que muchos juguetes que encontramos ahora en los hogares están producidos antes de esa fecha".

El proyecto Ecojoguina, que comenzó en 2006 y finalizará en 2008 ha dado ya una serie de recomendaciones a los fabricantes como la utilización de la menor cantidad y número posibles de materiales distintos.

Usar componentes que sean fácilmente reciclables por separado y concentrar los peligrosos (pilas, baterías,etc) en una misma aérea del producto que se pueda separar del resto de manera segura, así como utilizar símbolos que identifiquen los tipos de plástico utilizados, son otras de las recomendaciones.

En la reutilización de los plásticos, componente principal de los juguetes y aparatos eléctricos, se centra ahora un estudio llevado a cabo por Ecotic, y subvencionado por el Ministerio de Medio Ambiente.

"La presencia de una gran variedad de diferentes tipos de plásticos químicamente incompatibles en un mismo equipo, dificulta seriamente su reciclado", señala Julián.

En la actualidad más del 96% de los plásticos son enviados a un vertedero. "Para aumentar el porcentaje de recuperación de aparatos eléctricos es necesario encontrar soluciones apropiadas para la fracción plástica (20% en peso)", agrega.

"Una buena opción es la homogeneización, es decir un producto, un solo tipo de plástico", agrega.

A pesar de las dificultades, el reciclado es ya casi el único destino de los juguetes. La organizaciones humanitarias como Cruz Roja o Cáritas, no hacen ya campaña de recogida de juguetes usados porque consideran que "todos los niños tienen derecho a un juguete nuevo", aunque organizaciones más pequeñas de ámbito local hacen campañas puntuales.- (EFE)

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