jueves, 13 de marzo de 2008

Claves de una victoria / Miguel Platón

Cuatro han sido las claves que el 9 de marzo otorgaron al Partido Socialista la victoria electoral, una vez conocidos los primeros sondeos postelectorales y los seguimientos efectuados durante los últimos días de campaña. Dichas claves fueron las que otorgaron al PSOE el empujón necesario para desequilibrar la dinámica de empate que indicaban las encuestas desde finales del pasado año. El orden en que aparecieron sobre la escena política bien pudo ser el siguiente:

1. El voto útil de la izquierda

Ha sido el dato más decisivo. El PSOE sufrió una pérdida de votos en beneficio del PP, pero ese descenso fue compensado por los que recibió de Izquierda Unida y Esquerra Republicana. Este colectivo ha sido el más sensible a las descalificaciones que la dirección socialista efectuó del PP durante toda la campaña, hasta el punto de intentar situar al partido de Mariano Rajoy en la extrema derecha. De hecho, la victoria socialista se fraguó en Cataluña, cuyo electorado es el que muestra mayor rechazo al Partido Popular. La estrategia de atraer el voto útil de las dos formaciones citadas tuvo éxito, asimismo, debido a la política errática y mediocre que han practicado IU y ERC durante la anterior legislatura. Ninguna de las dos fue capaz de presentar una alternativa de izquierda atractiva y a veces ni siquiera alternativa: el mensaje casi exclusivo de Gaspar Llamazares iba dirigido contra el PP, partido con el que no competía, puesto que el verdadero rival de IU era el PSOE.

2. El nacionalismo aburre

Después de treinta años de democracia y más de un cuarto de siglo de autogobierno, los partidos nacionalistas apenas han modificado su discurso. Incluso lo han empeorado, como si el pacto alcanzado durante la Transición, junto con las reformas posteriores, no fuese más que un trampolín para lanzarse de noche a una piscina que probablemente no tenga agua. El mensaje básico del PNV, ERC o EA ha sido reclamar a los ciudadanos un gran esfuerzo en pos de resultados harto dudosos. La gente, sin embargo, está aburrida de unos planteamientos que abocan de forma necesaria al conflicto: entre los propios vascos y catalanes, con el resto de España y con Francia, y todo para que si el proceso tuviera éxito quedar fuera de la Unión Europea. La “hoja de ruta” de Ibarretxe nació muerta, las elecciones del 9 de marzo le han colocado una lápida encima y el propio lehendakari se ha convertido en un muerto viviente, como bien detectan en su propio partido. Al final, la desmotivación del electorado nacionalista ha jugado a favor del partido nacional fronterizo con sus posiciones, como es el caso del PSOE.

3. Rosa Díez quitó votos al PP

No hay más que ver los distritos, las localidades y las circunscripciones donde la UPD de Rosa Díez obtuvo más votos. En el caso de Madrid, hasta un cinco por ciento en barrios como Chamberí o pueblos como Majadahonda y Las Rozas, donde abunda una burguesía centrista. Muy escasos apoyos, en cambio, en Vallecas o los pueblos del sur, donde la mayoría es socialista. Aunque el resultado del PP en Madrid fue muy bueno, Díez ganó su escaño a costa de los populares, no de los socialistas.

4. La reacción frente al asesinato

El asesinato por ETA, el viernes 7, del ex concejal socialista de Mondragón Isaías Carrasco fue un estímulo evidente a la participación en favor del PSOE. Ese mismo día, el seguimiento electoral del PP registraba un empate casi perfecto con los socialistas, con ventaja de apenas una décima a favor de los primeros. La estimación de voto se situaba en 160-165 escaños para cada uno de los dos partidos, con probable ventaja para Rajoy. El sábado la intención de voto se alteró a favor de los socialistas. No mucho, pero lo suficiente para superar a sus rivales del centro derecha por quince escaños.

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