domingo, 14 de septiembre de 2008

Ripoll dilata su renuncia a la Alcaldía para intentar forzar pactos con Camps

ALICANTE.- Amenos de 24 horas de que el pleno del Ayuntamiento de Alicante formalice la dimisión de Luis Díaz Alperi como primer edil, el PP todavía no había resuelto la tramitación legal necesaria para que Sonia Castedo se haga con la vara de mando de la Alcaldía, según "Información".

José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación y responsable provincial del PP, cuatro días después de la marcha por sorpresa de Alperi, no ha firmado aún su renuncia expresa a la Alcaldía -condición imprescindible para que Castedo pueda llegar al puesto ya que Ripoll era el número dos de la candidatura popular- y quiere aprovechar al máximo esa bala que tiene en la recámara para forzar acuerdos que impidan que se siga relegando a muchos de sus seguidores tanto en puestos institucionales como en el PP.

Más allá de legalismos, se trata, por tanto, de una cuestión de calado político. Durante la comida en la que se fraguó el relevo de Alperi en la Alcaldía, el jefe del Consell pidió al presidente de la Diputación su renuncia expresa. Joaquín Ripoll no se va a oponer, explicaron fuentes del PP. No pondrá obstáculo alguno a la decisión de su partido.

Su presencia junto a Castedo y Camps en la comparecencia pública en la que se anunció la marcha de Alperi así lo atestigua. Pero tampoco quiere que ese gesto de distensión le salga gratis al titular de la Generalitat. Renunciará y cederá sus derechos pero cuando llegue el momento. ¿En el último instante, quizá? Seguramente.

El titular de la Diputación no quiere negociar con Camps su continuidad al frente del PP en la provincia. El asunto no se llegó a tocar, de hecho, durante el almuerzo en el que se abordaron los cambios en el Ayuntamiento de Alicante. Camps no garantizó al mandatario provincial su continuidad como presidente de los populares alicantinos. Pero Ripoll pretende dar por superado ese debate.

El jefe del Consell va a repetir en el PPCV por aclamación, avalado por las victorias electorales y su labor orgánica. Y el responsable de la Diputación considera que está también en esa situación. Bajo su mandato, los populares alicantinos han logrado la mayor cuota de poder de su historia y se han consolidado como la segunda organización territorial con más afiliados de España.

El presidente provincial no se va a mover en los próximos días en esa clave sino en la de intentar que sus partidarios no sean relegados una y otra vez ni en el plano orgánico ni tampoco en el institucional. Tanto ahora como en el futuro. Y no sólo quiere garantías de Camps sino también, en el ámbito municipal, del propio Alperi que, nadie duda, va a continuar teniendo un enorme ascendente sobre Castedo. No se trata de una cuestión menor.

Ripoll intenta, de esta manera, mantener las fuerzas de sus tropas para continuar sobreviviendo en su feudo de Alicante. Y con ese objetivo como referencia, el presidente de la Diputación quiere que se tengan en cuenta los gestos de pacificación que ha tenido desde que arrancó el nuevo curso político.

Hace poco más de una semana, el jefe del Consell proclamó en Castellón su intención de optar a la reelección como responsable autonómico del PP y, entre otros, pidió el aval de Ripoll. Apenas 24 horas más tarde, el titular de la Diputación confirmaba su adhesión a Camps. Y unos días más tarde le entregaba al jefe del Consell, en una gestión que Ripoll encargó a Carlos Mazón, los avales de 139 de los 141 presidentes locales del PP en la provincia.

Sólo Hernández Mateo y César Augusto Asencio, fieles del presidente de la Generalitat y el segundo eterno aspirante a ocupar la dirección provincial del partido, rechazaron delegar sus firmas en Ripoll y optaron por hacérselas llegar ellos mismos.

Y después de eso, arrastrado por los acontecimientos, está la cuestión de su beneplácito a la decisión de Alperi y de Camps de colocar a Castedo en la Alcaldía de Alicante. En este punto es en el que el presidente de la Diputación no quiere que su gesto de renunciar al puesto y de estampar su rúbrica para aupar a Sonia Castedo quede en el olvido. De ahí su intención de dilatar al máximo la firma del documento legal a favor de la futura alcaldesa en un intento de tratar de salvar la cara y de rearmar a alguno de sus fieles de cara al futuro.

De cualquier manera, ni la posición de Joaquín Ripoll ni el malestar que ha generado las formas del relevo de Luis Díaz Alperi por Castedo en, al menos, tres regidores del equipo de gobierno van a impedir la elección de la actual primera teniente de alcalde, mano derecha del todavía primer edil, en la sesión plenaria que se celebre a finales de la próxima semana.

Un escenario, el de garantizar la tranquilidad interna del PP, a tener en cuenta en los próximos días, especialmente, en un consistorio, como es el caso de Alicante, en el que la diferencia entre populares y socialistas es de tan sólo un concejal.

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