El PGOU de Alicante eleva un 42% el suelo urbano

ALICANTE.- El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Alicante eleva un 42% el suelo urbano y urbanizable en comparación con el planeamiento vigente, de 1987. El documento, que ya ha sido aprobado inicialmente por la junta de gobierno local, en manos del PP, será sometido al debate en el pleno del próximo día 15, para dar paso a la fase de exposición pública.

Según documentación a la que ha tenido acceso "El País", la clasificación del suelo que recoge el nuevo PGOU queda de la siguiente forma: La superficie de suelo urbano se sitúa en 42.247833,63 metros cuadrados, lo que supone el 20,84% del total del término.

Mientras, el suelo urbanizable ocupará 19.881.868,22 metros cuadrados, que representan el 9,81% de la superficie. En total, las dos calificaciones suman el 30,65% del término municipal, cuando en el planeamiento de 1987, por el que aún se rige la ciudad, este porcentaje era del 21,6%. Esta evolución implica un fuerte repunte del suelo urbanizable de casi el 42%.

Por otro lado, el suelo no urbanizable de especial protección, tras la aprobación del nuevo planeamiento urbano, será de 102.404.947,16 metros cuadrados, extremo que supone el 50% de la superficie global del municipio.

Parque de viviendas

En cuanto al futuro parque de viviendas, el documento prevé, en un horizonte que abarca hasta 2033, un total de 44.689 casas, de las cuales de nueva creación habrá 29.411 viviendas. El resto son las 15.278 casas previstas en el Plan Rabassa, que se ejecutará al margen del PGOU y que está pendiente de la ratificación final por parte del Consell.

En el apartado inmobiliario, el planeamiento fija en 1.500 las casas que se levantarán en el terreno liberado tras el soterramiento de las vías del tren a su entrada en la ciudad. La población de Alicante era, en 2007, de 329.947 personas y en su proyección más optimista, el documento prevé que el padrón llegue a los 409.752 ciudadanos en el año 2036.

El plan prevé una clara terciarización de la economía y de la actividad industrial. Por ello, el documento apuesta por un modelo de ciudad de servicios, principalmente, aunque sin renunciar a ampliar en su término el suelo destinado a la instalación de industrias, una de las grandes carencias que ha lastrado el crecimiento económico de la capital durante la última década.