miércoles, 24 de diciembre de 2008

El color de los juguetes puede influir en el temperamento y personalidad de los niños

MADRID.- Los juguetes constituyen una fuente de estimulación durante el crecimiento del niño, favoreciendo el desarrollo de las funciones psíquicas, físicas, afectivas y sociales del niño, pero además, según muestran recientes estudios, a la hora de su elección hay que tener también en cuenta el color ya que puede influir en el temperamento y personalidad de los niños.

Así, los juguetes rojos generan dinamismo e incitan al movimiento en los niños "y, por ello, se recomiendan para niños más bien tranquilos que necesitan actividad", explica el coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Accidentes de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el doctor Jordi Mateu.

"En el lado contrario se situarían los de color azul que parece que favorecen la relajación y ayudan a dormir y se aconsejan a niños activos e irritables. Los juguetes amarillos mejoran la concentración y ayudan al desarrollo de la inteligencia mientras que los de color naranja denotan alegría y fomentan la actividad. Los primeros serían adecuados para niños con dificultades de concentración y los segundos para aquellos que pasan por una etapa de cierta tristeza. Finalmente, los de color blanco parece que promueven el descanso y la relajación", añade.

Por otra parte, lo expertos recomiendan a la hora de elegir el juguete, además del color, tener en cuenta la edad de los niños para elegir aquellos que más se ajusten y ayuden a estimular cada una de sus capacidades.

"En los primeros años de vida y para motivar la afectividad del niño se aconsejan juguetes como muñecos, ositos y otros animales. Para estimular su motricidad, juguetes como pelotas, bicicletas coches con pedales, juguetes de construcciones", señala el psiquiatra infantil y miembro de la AEP, el doctor Paulino Castells.

Asimismo, "para estimular su sensibilidad y expresión hay que proporcionar a los niños juguetes musicales, sin olvidar aquellos que se puedan montar y desmontar o de preguntas y respuestas que estimulan su capacidad mental (de cuerda, viento o percusión)", precisa el experto.

Por otra parte, los miembros de la AEP recuerdan que, fundamentalmente, hay que tener en cuenta siempre aspectos como la seguridad.

Sobre todo en el caso de aquellos juguetes que por su forma y medida no sean adecuados a la edad del niño; aquellos que pueden desmontarse en piezas pequeñas que el niño puede introducirse en la boca y en otros orificios naturales; los que están deteriorados o con algún defecto en su construcción, y, por ultimo, los que transfieren energía.

En cuanto a los juguetes electrónicos o videojuegos, recuerdan que son recomendables cuando el niño alcanza la adolescencia, pero advierten de que en esta etapa cuando los padres deben estar más pendientes del juego sus hijos y del contenido de los mismos.

"Mientras se utilicen con mesura, no más de dos horas al día, no suelen tener ninguna connotación negativa, sino al contrario, pueden ayudar a medir las habilidades del jugador y acrecentar la autoestima del niño", explica Castells.

En caso contrario, alertan de que los menores que abusan de estos juegos presentan cierta fragilidad en su personalidad, ya que "son inhibidos, introvertidos e inseguros, y pueden llegar a desconectarse del mundo real".

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