Así lo indicó hoy a los medios de comunicación el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Ricardo Peralta, quien explicó que la operación se inició a raíz de una denuncia interpuesta en Alicante por dos de las supuestas víctimas de esta trama, quienes manifestaron haber escapado de unas personas que les tenían retenidas en el municipio valenciano de Faura, junto a otras 30 más, obligadas a trabajar en labores agrícolas sin cobrar por ello. Si no había trabajo en el campo, según denunciaron, les obligaban a ejercer la mendicidad.
Tras esta denuncia, se puso en marcha un dispositivo conjunto por parte de las Unidades Contra Redes de Inmigración y Falsificaciones de las Brigadas Provinciales de Extranjería y Fronteras de Valencia, Alicante y Barcelona, y la Comisaría Local de Sagunto, junto a la Brigada Central Contra Redes de Inmigración, y con la colaboración de la Unidad de Crimen Organizado de Rumania.
Fruto de éste, desarticularon un grupo organizado de ciudadanos rumanos que supuestamente tenían retenidos de forma ilegal a un considerable número de personas de su misma nacionalidad en las localidades de Faura y Barcelona para su explotación laboral en tareas agrícolas.
En concreto, los agentes detuvieron a 11 personas, todas de nacionalidad rumana, supuestamente pertenecientes a este grupo, siete de ellas en Faura. Éstas tenían retenidas en dos viviendas de la localidad a un total de 22 personas más, entre ellas un menor de siete años, y está pendiente de realizarse el registro de ambos pisos.
Por otro lado, en Barcelona, los policías detuvieron a cuatro personas más que tenían retenidas en otros dos domicilios a un número todavía indeterminado de personas, también de origen rumano. En este caso también está pendiente el registro de las viviendas.
El 'modus operandi' del grupo desarticulado consistía en captar víctimas en Rumania, a las que les hacían promesas de trabajo, y una vez en España se encontraban, por el contrario, con que eran tratadas como esclavas, obligadas a trabajar, privadas de libertad y hacinadas en los pisos en condiciones infrahumanas.
En ocasiones, incluso, supuestamente eran víctimas de palizas y todo tipo de maltrato. Además, les amenazaban con tomar represalias contra sus familias en Rumania si intentaban escapar.
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