"Estos peligros, si llegasen a concretarse, tendrían como consecuencia la pérdida de vidas humanas y la destrucción de instalaciones que han costado cientos de millones de dólares", recalcaba Ouyahia en diciembre de 2004.
Este solapamiento de casas e instalaciones petroleras impide, por de pronto, a
Sonatrach, el gigante energético argelino, perforar nuevos pozos. "Esta situación tiene repercusiones nefastas para las personas y para la economía nacional", insistía Chakib Khelil, el ministro de Energía.
En consecuencia, Argelia va a trasladar su capital petrolera. La actual Hassi Messaoud era un mero cruce de pistas en medio del desierto, a 800 kilómetros al sur de Argel, hasta que en 1956 el colonizador francés descubrió allí crudo, que empezó a bombear en 1958.
Un cuarto de siglo después, Sonatrach trasladó hasta allí a sus ejecutivos y empleados, potenciando una ciudad que ahora supera los 80.000 habitantes que viven encima de los yacimientos de petróleo. Argelia es el octavo exportador de petróleo del mundo y el cuarto de gas.
Es, además, el primer proveedor energético de España. Su papel como suministrador de la península Ibérica y del conjunto de Europa se reforzará en breve con la entrada en funcionamiento, a finales de este año, de un segundo gasoducto con España (Medgaz), y en 2011, de otro segundo con Italia (GALSI). El ministro Khelil sueña incluso con construir un larguísimo gasoducto de 4.000 kilómetros que traslade hasta Argelia, y de ahí a Europa, el gas de Nigeria.
La Nueva Hassi Messaoud, que deberá estar acabada dentro de ocho años, será un oasis artificial en el desierto a 30 kilómetros al sur de la actual capital energética. Sus 80.000 habitantes se trasladarán a vivir y a trabajar allí, excepto los técnicos e ingenieros, que velarán por turnos por el buen funcionamiento de las instalaciones petroleras.
Un barrio, el llamado Islote Energía, reagrupará a las oficinas de las compañías petroleras que explotan yacimientos en la zona. La mancha de asfalto y plantas en medio del Sáhara tendrá una extensión de 4.483 hectáreas. Un primer boceto de su maqueta evoca una ciudad de ciencia ficción.
Para planificar, coordinar la obra, edificar la red vial y cerrar los contratos con las constructoras que levantarán la nueva urbe, Argelia convocó en 2008 una licitación a la que acudieron 19 empresas. Tras varias cribas, que tuvieron en cuenta la experiencia acumulada por los concursantes, cinco han sido seleccionadas. A finales de mes se conocerá el vencedor definitivo.
Entre los elegidos está el gigante canadiense SNC Lavalin, con una oferta de 327 millones de euros. La empresa ya obtuvo en 2007 el contrato de la Gran Mezquita de Argel, que aspira a ser, por su tamaño, el tercer templo del Islam.
Encabezado por los arquitectos catalanes de ERV Arquitectes Associats y los madrileños de Leopoldo Arnáiz, un grupo español también ha pasado la primera selección. Su oferta es más cara (402 millones de euros), pero cuenta con un socio argelino -Batenco, una empresa de ingeniería- apreciado por los poderes públicos.
"Las empresas europeas, y más concretamente, españolas, gustan en Argelia porque contratan a mano de obra local y transfieren conocimiento, a diferencia de las asiáticas, que tienden a entregar los proyectos llave en mano", afirma Eduard Rodríguez i Villaescusa, que dirige en Barcelona ERV Arquitectes. Él participó en la creación de Saint Quetin en Yvelines, una ciudad nueva cerca de París. "Hassi Messaoud es un reto de mayor envergadura", recalca.
Pese a que la relación política entre España y Argelia no es del todo cordial desde que el PSOE llegó al poder, en 2004, y que Repsol y Gas Natural tienen un gran contencioso comercial abierto, las empresas españolas han seguido haciendo pingües negocios en el vecino del sur que atravesó años de bonanza.
La caída del precio de los hidrocarburos, que suponen el 98% de las exportaciones argelinas, auguran ahora un periodo más difícil para la economía del país. Aún así, Rodríguez i Villaescusa no tiene la menor duda de que podrá costear el proyecto de la Nueva Hassi Messaoud. "Argelia aprovechó la buena racha para quitarse de encima su deuda externa", recuerda. Además de sus ingentes reservas de divisas, podrá recurrir sin dificultad a la financiación internacional.
La Nueva Hassi Messaoud, la moderna capital petrolera que proyecta Argelia, puede sonar a ciencia ficción, pero el ministro de Energía, Chakib Khelil, acaricia otro proyecto aún más innovador.
Las reservas argelinas de hidrocarburos estarán agotadas poco antes de 2050. De ahí que el país apueste por la energía nuclear y la solar. La española Abener, filial de Abengoa, está construyendo en el desierto, por importe de 280 millones de euros, una central termo solar de 150 megavatios. Abener colabora allí con la pública argelina New Energy Algeria (Neal) que tiene la intención de erigir otras tres plantas solares de aquí a 2015.
Pero el proyecto más ambicioso de Neal es exportar electricidad, de origen solar y producida en el Sáhara, a Alemania a través de un cable de más de 3.000 kilómetros.
Toufik Hasni, presidente de Neal, anunció la iniciativa Trans-Mediterranean Revewable Energy Cooperation, hace 18 meses. Inspirado por el ingeniero alemán Gerhard Knies, el proyecto no cuenta aún con la financiación necesaria.
Khelil es uno de sus más entusiastas defensores: "No hay duda de que lo queremos hacer. Tenemos espacio y radiaciones solares".
- Gas. Es el principal producto de exportación (59.400 millones de metros cúbicos anuales). Argelia es, junto con Noruega, el segundo proveedor de Europa, después de Rusia.
Petróleo. Es el segundo producto de exportación (1,93 millones de barriles diarios).
Reservas. Las reservas generadas por la venta de hidrocarburos se elevan a 103.000 millones de euros.
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