"Acepto recibir su petición y pueden estar seguros de que vamos a mostrarnos muy atentos a sus argumentos", aseguró la comisaria europea de Sanidad, Androulla Vassiliou, durante el encuentro organizado por Greenpeace ante la sede de la Comisión Europea.
Uno de estos agricultores, el español Eduardo Campayo García, propietario de una explotación en Albacete, explicó a Vassiliou cómo había debido abandonar su cultivo de maíz cuando sus campos fueron contaminados con OGM (Organismo Genéticamente Modificado), haciéndole perder su certificado de "producto biológico".
"Cuando descubrimos estas contaminaciones, buscamos su origen pero no hallamos nada a 500 metros a la redonda, lo que demuestra que el polen viaja a distancias mucho más largas de lo que se dice", subrayó Campayo García.
España es el primer país productor de maíz transgénico de la Unión Europea, con cerca de 800.000 hectáreas de cultivo.
"Lo que producimos, es lo que ustedes comen", subrayó Campayo. "Estamos a punto de perder la biodiversidad, Ayúdennos a conservarla", reclamó este español pronunciándose por el fin de los OGM.
El uso de OGM es "uno de los asuntos más sensibles que debemos tratar y nuestra prioridad es estar seguros de que los que autorizamos no implican ningún riesgo para la salud humana, los animales ni el medio ambiente", recordó la comisaria.
La Comisión Europea solicitará el próximo lunes a los ministros de Agricultura de la UE autorizar la comercialización de varias variedades de maíz transgénico.
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