El presidente provincial del PP, José Joaquín Ripoll, puede tener un problema si el todavía alcalde de Polop termina siendo procesado. Resulta que por las hijas del asesinado Ponsoda trasciende ahora, dos años después, que el partido pasó de todo tras el asesinato y se puso en manos de Cano. Y ni caso a las dos jóvenes huérfanas de padre y madre. Tal vez algo tendrá que ver la guerra cainita de la Derecha en la Marina Baja.
Pero aquí no vale esgrimir la gresca en la que se encuentra el PP en la Comunidad Valenciana para tratar de justificar esa falta elemental de atención. Lo que eriza es pensar en manos de que clase de personajes con tan escasos valores morales está la política en esta región privilegiada por los dioses, verdaderos y falsos.
Desde la presunción de inocencia, la cosa pinta mal para Cano y su lugarteniente. Pero mucho peor para la facción del PP que devolvió a Cano a la lista municipal de Polop a sabiendas de conocer el paño de su añadida presunta corrupción.
Otro con un problema, que ahora todavía no percibe, es el director general de Caja Mediterráneo, Roberto López, al descubierto tras revelarse qué clase de recurso humano de confianza pulula al frente de las sucúrsales de la entidad, caso de Cano, director de la CAM en Polop de la Marina, pese a la biografía que ha trascendido de él. En tiempo de fusiones lo lastra para reubicarse.
La sangre siempre salpica hasta el traje de quien, con toda objetividad, se considera ajeno a un crimen. Porque no se puede evitar, con el conocimiento que se va filtrando de este sumario secreto, que algunos ciudadanos se planteen cómo un imputado, como Cano, nada menos que en un caso de asesinato por cuestiones urbanísticas, tuviera toda la confianza política del presidente de la Diputación y toda la confianza profesional del director general de la CAM en vísperas de un complejo proceso de fusiones.
Ahora Cano estorba y pesa en el PP y en la CAM. Pero bien aconsejado por su defensa, ni se retira de la política voluntariamente, ni pide la jubilación en su puesto de trabajo. Sabe que con los apellidos PP y CAM alguien se acordará de él todos los días aparte de su familia y su deprimido socio.
Piensa que eso puede ayudar a acortar el tiempo de prisión preventiva y así poder buscar una coartada a la medida de sus necesidades... si es que no tiene nada que ver con los hechos.
Pero aquí no vale esgrimir la gresca en la que se encuentra el PP en la Comunidad Valenciana para tratar de justificar esa falta elemental de atención. Lo que eriza es pensar en manos de que clase de personajes con tan escasos valores morales está la política en esta región privilegiada por los dioses, verdaderos y falsos.
Desde la presunción de inocencia, la cosa pinta mal para Cano y su lugarteniente. Pero mucho peor para la facción del PP que devolvió a Cano a la lista municipal de Polop a sabiendas de conocer el paño de su añadida presunta corrupción.
Otro con un problema, que ahora todavía no percibe, es el director general de Caja Mediterráneo, Roberto López, al descubierto tras revelarse qué clase de recurso humano de confianza pulula al frente de las sucúrsales de la entidad, caso de Cano, director de la CAM en Polop de la Marina, pese a la biografía que ha trascendido de él. En tiempo de fusiones lo lastra para reubicarse.
La sangre siempre salpica hasta el traje de quien, con toda objetividad, se considera ajeno a un crimen. Porque no se puede evitar, con el conocimiento que se va filtrando de este sumario secreto, que algunos ciudadanos se planteen cómo un imputado, como Cano, nada menos que en un caso de asesinato por cuestiones urbanísticas, tuviera toda la confianza política del presidente de la Diputación y toda la confianza profesional del director general de la CAM en vísperas de un complejo proceso de fusiones.
Ahora Cano estorba y pesa en el PP y en la CAM. Pero bien aconsejado por su defensa, ni se retira de la política voluntariamente, ni pide la jubilación en su puesto de trabajo. Sabe que con los apellidos PP y CAM alguien se acordará de él todos los días aparte de su familia y su deprimido socio.
Piensa que eso puede ayudar a acortar el tiempo de prisión preventiva y así poder buscar una coartada a la medida de sus necesidades... si es que no tiene nada que ver con los hechos.
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