sábado, 20 de marzo de 2010

Todos quienes lo querían despiden al intelectual Vidal-Beneyto en Carcagente, justo al llegar la primavera


VALENCIA.- La primavera recién llegada dejaba caer sus primeras gotas de lluvia, justo cuando dentro del féretro francés sellado con lacre, el cuerpo inerte del periodista e intelectual europeo José Vidal-Beneyto, era introducido esta tarde de cielo cerrado, poco después de las 18,15 (hora peninsular española), en un nicho de la fila 37 de la ampliación sur del camposanto de Carcagente, Valencia, su pueblo natal. Allí estaban su esposa, todos sus hijos vivos y nietos/as, y aquellos amigos que deseaban estar, y estaban físicamente, presentes en su despedida después de 60 años de una vida comprometida con los demás, que aquí llegaba a término.

El duelo lo integraban su mujer, Cécile Rougier; sus hijos, María José Vidal-Ragout y Michel André, Javier Vidal-Ragout y Cristina Abos, Jordi Vidal-Ragout y Mathilde Hugrel, Vera Vidal-Rougier; su nuera, Yolanda Varela; sus nietos, Mara Donato di Paola-Vidal; María, Irene y Javier Vidal-Varela; Gabriela y Darío Vidal-Hugrel, junto a Yannis Gaultier; Margarita Bergareche Abos, Michle...

En las primeras filas de ese nutrido grupo de amigos estaban el ex ministro y diplomático, Marcelino Oreja; el catedrático, político y ex embajador en Lisboa y Caracas, Raúl Morodo; el rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa; el conseller portavoz del Grupo Popular en las Cortes Valencianas, Rafael Blasco; el periodista y político alicantino, José María Perea o el cantautor Paco Ibañez. (En la misa estuvo el vicepresidente de la Generalitat Valenciana, Juan Cotino).

En otras filas, más atrás, observaban atentamente en silencio, los eurodiputados del PPE, García Margallo e Iñigo Méndez de Vigo, y los del Grupo de los Socialistas Europeos, Enrique Guerrero (vecino del lugar) y Carlos Brú (amigo del alma de Pepín). Y otros amigos de París, Madrid, Valencia, Barcelona y Alicante, circunscripción por la que intentó por primera, y única vez, entrar en política como independiente, desde las listas del PSP de Tierno Galván... Aunque muchos eran hoy de fuera los esperados, al final, pocos eran los allegados, en el cementerio municipal de Carcagente aunque sí estuviesen todos quienes le querían como ser humano excepcional.

Paco Ibañez, el prohibido del franquismo, cantó primero a la guitarra 'Coplas por la muerte de su padre', de Jorge Manrique; la hija mayor, María José, eurofuncionaria en Bruselas, recitó 'Amigo en el recuerdo'; Jordi, el menor de los varones, nos brindó de Miguel Hernández, 'Elejía a Ramón Sijé", y Vera, la hija menor, estudiante en París, leyó un poema de Pablo Neruda. Jordi quiso tener al final, también un recuerdo para su hermano Miguel, el primogénito, desaparecido hace unos meses repentinamente y causa del hundimiento que hizo enfermar definitivamente a su padre.

La despedida al amigo para siempre se cerró con una canción compuesta por José Agustín Goytisolo e interpretada por un Paco Ibañez, que recordó el carácter librepensador e idealista de Vidal-Beneyto, a quien calificó de inconformista y la expresión genuina de la defensa del lema republicano "Liberté, Egalité, Fraternité", acogida con un fuerte aplauso por el centenar largo de personas que asistieron al funeral civil.

Poco antes, la iglesia parroquial de La Asunción se había llenado de vecinos, amigos y autoridades locales, convocados por el toque a difuntos de sus campanas, para asistir al religioso (el finado era católico, convicto y confeso) con la misa de 'corpore in sepulto' a su hijo más notable aunque las banderas del Ayuntamiento, justo enfrente del templo, no estuviesen a media asta.

La ceremonia duró justo treinta minutos y el oficiante aprovechó para dar las gracias, a todos los allí reunidos, en nombre de la familia (situada en los primeros bancos), recordar que la misa-funeral en sufragio del alma del finado tendrá lugar el próximo lunes, a las 19,30 horas, y leer el Evangelio, según San Juan, referido a la resurrección de Lázaro.

Mientras el féretro, con un centro de flores, era flanqueado por maceros municipales y un coro interpretaba piezas para la ocasión, el celebrante calificó en su homilía a Vidal-Beneyto de 'ciudadano del mundo' aunque elogió que mantuviese sus raíces y quisiese descansar en su tierra para siempre. Lo definió como trabajador incansable, líder y gran militante de la Cultura. "Su influencia perdurará entre quienes le admiran, quedará vivo en esa admiración y el aprecio, por su servicio a los demás".

Con los tres ritos (agua bendita, incienso y acompañamiento hasta la puerta de la iglesia) concluyó las ceremonia y fue cuando se pudieron ver mejor las coronas envíadas por familiares, amigos, el PCE, su "familia de Estambul", Rafael Blasco y Consuelo Císcar, Fundación 'Amela' y 'Le Monde Diplomatique" en castellano.

El pensador ha muerto en plenas Fallas pero su familia las ha dejado pasar para no perturbar con su pena, la alegría de las gentes de Carcagente, que hoy acudieron a despedir al más ilustre ciudadano entre ellas.

1 comentario:

  1. José Vidal-Beneyto, la pasión por la condición humana

    RAFAEL BLASCO CASTANY 20/03/2010
    El País

    Durante los últimos años, Pepín Vidal-Beneyto se ha revuelto para arañarle momentos a la vida. Pero la intensa zarpa de la última enfermedad le ha obligado a capitular. Junto a su familia, al lado de Cécile, de Vera y de sus amigos, ha mantenido el afecto por la vida hasta el último suspiro.

    Sin orden preestablecido ha ejercido de valenciano, de europeo, de demócrata con profundas convicciones y de ciudadano. En su deambular vital ha derribado barreras -las que atrancaban espacios de libertad-, y ha erigido trincheras para esa misma libertad. Entre otras, la creación de este diario que ahora y siempre le ha acogido entre sus páginas de reflexión.
    Hombre del Renacimiento

    Fue curioso. Casi me atrevería a decir que, pese a nacer en 1927, era un hombre del Renacimiento. Pocos saberes le eran ajenos. Su curiosidad la ejerció con la libertad que le inculcaron maestros como Raymond Aron y Theodor Adorno. Antes había viajado e investigado en París, Cambridge, Heidelberg o Francfort, tras licenciarse en Derecho en la Universidad de Valencia y doctorarse en Derecho en la Complutense de Madrid.

    Su compromiso con Europa fue el anclaje con la paz y la cultura. Para muchos, su pasión fue la sociología. Y, probablemente, él mismo alimentó tal comentario. Pero su verdadera pasión fue la condición humana. Amante de la conversación, se regocijaba en el detalle, en la memoria, trajinaba por la erudición hasta cerrar el círculo en la anécdota con la que poder adentrarse en la "ciudadela" humana de Goethe a la que tantas veces se referiría.

    José Vidal-Beneyto era uno de los más grandes sabios del mundo en materia de comunicación intercultural y en el moderno reto de la globalización. Sus artículos, certeros, independientes, radicales y lúcidos, eran imprescindibles para no perderse en la niebla social. Su voz cualificada y humanista la echaremos siempre de menos. Y su memoria estará en nuestros quehaceres, particularmente en quienes tenemos obligaciones públicas.

    Pero no sólo fue un hombre de la cultura, sino también de la acción. Como bien probó su gran protagonismo contra la dictadura franquista. En aquel tramo decisivo de nuestra historia, asumió su compromiso en la Junta Democrática. Comportamiento cívico que ya había tenido su antecedente en su participación en el encuentro de demócratas antifranquistas celebrado en Múnich en 1962. Pero su carácter independiente, y cierto silenciamiento, le mantuvo alejado de los oropeles.

    Todo ello dibuja el perfil de hombre de gran valía, de enorme talla cultural y personal que, sin duda, no tuvo el reconocimiento que merecía por parte de la sociedad española, aunque su gran prestigio como columnista y sociólogo trascendió a muchas personas, que le seguían con el máximo interés.

    Debo terminar recordando que Pepín Vidal-Beneyto, hombre universal de España y Europa, fue, también y siempre, muy consciente y comprometidamente, un valenciano. Un hombre nacido en Carcaixent que siempre tuvo a Valencia en su preocupación, en su amor, en su memoria y, sobre todo, en el día a día de su vivir. Aunque se había instalado en la ciudad del Sena, una de sus grandes obras, la fundación AMELA, quiso residenciarla en Valencia. Porque lo universal es lo local sin paredes, como bien dijo Miguel Torga. Sólo desde lo local se puede llegar a lo universal.

    Rafael Blasco Castany es consejero de Solidaridad y Ciudadanía de la Generalitat valenciana.

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