La Asociación Americana de Podología Médica ha advertido esta misma semana de que, al no llevar el pie bien sujeto, las chanclas dificultan el equilibrio y aumentan el riesgo de caídas. Además, los expertos indican que no se puede realizar ningún tipo de actividad física con ellas, ni siquiera cortar el césped.
"Lo más común es que se produzcan heridas entre el primer y segundo dedo del pie, donde roza la tira", reconoce el podólogo Ángel Oliva. Este especialista explica que "son cómodas para la playa o para ir a la esquina a comprar, pero no para andar más de 20 metros. Para caminar, lo ideal es que el pie esté sujeto por el talón".
Asimismo, están contraindicadas para las personas con pies planos o con mucho arco y, también, para aquellas con diabetes y mala circulación. Un estudio de la Universidad de Auburn (EEUU), recogido por la CNN, demostró que la gente que lleva chanclas da pasos más cortos, fuerza más el tobillo al andar y sufre más dolores en las extremidades inferiores que quienes usan un zapato más armado que se adapta mejor al pie.
A su favor, los expertos señalan que este calzado es cómodo, fresco y más que recomendable para ducharse en sitios públicos y acudir a la piscina, ya que ayudan a prevenir las infecciones por hongos.
Pero la moda de las chanclas no es la única dañina para la salud. Los tacones, que también viven un verano en pleno auge, son aún más peligrosos. Según un reciente estudio de la Universidad de Iowa, estos zapatos que estilizan la figura y las piernas pueden producir, a largo plazo, artritis, artrosis y problemas en la columna.
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