MADRID.- Las cajas de ahorros podrían encontrarse en su búsqueda de fondos con el imprevisto añadido de la catástrofe sísmica y nuclear de Japón, en un momento en el que los bancos españoles tampoco están dando señales de apostar por una entrada inmediata en su capital y el recurso al dinero público parece cada vez la opción más realista para algunas entidades.
"Los (fondos y bancos) japoneses son un claro inversor en este tipo de operaciones, pero ahora el dinero japonés se va a reinvertir en la reconstrucción del país, en este sentido tienen un concepto muy patriótico de la inversión y sobre todo ante una situación tan extrema", dijo una fuente del sector bancario.
La incertidumbre derivada de la crisis nuclear en Japón tras los devastadores efectos del terremoto ha llevado a los inversores a buscar activos considerados "refugio" y huir de cualquier activo con sensación de riesgo.
"Además los japoneses van a sumarse a la ya de por sí dura competencia a la que se enfrentan las cajas para despertar el interés inversor. ¿Y dónde pondrías tu dinero si tienes la alternativa de una caja o el estado japonés?", añadió la fuente.
En un intento por recuperar la confianza de los inversores internacionales en el sistema financiero español, el Gobierno ha elevado los requisitos de solvencia, identificando necesidades de capital de hasta 14.077 millones de euros en ocho cajas.
Esta cifra será finalmente inferior ya que el Banco de España rebajará el listón a entidades que se sometan a una bancarización con capital privado. Según la patronal de cajas CECA, las necesidades de capital finales se reducirían a algo más de 4.000 millones en cuatro cajas.
Con todo, los analistas consideran que aun así es complicado que haya suficientes fondos de inversores disponibles para todos en el contexto actual de incertidumbre.
La relativa relajación de la desconfianza hacia España y la periferia de la zona euro tras el acuerdo de líderes europeos para reforzar el fondo de rescate se ha visto bruscamente eclipsada por el terremoto japonés.
"Está claro que la situación geopolítica, como la crisis en Japón, va a dificultar a las cajas captar capital privado pero en la misma medida en la que afecta a otras empresas con estas mismas necesidades o en situaciones difíciles", dijo Juan Tuesta, analista del sector financiero de Banesto.
Las cajas se han lanzado a una búsqueda contrarreloj de fondos entre inversores privados para presentar sus planes al Banco de España (BdE) a finales de este mes. A finales de septiembre el supervisor analizará el grado de cumplimiento de los planes y, en caso de no dar su aprobado, puede decidir la nacionalización parcial y temporal de las entidades a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Expertos señalan que la competencia que supone la salida a bolsa de varias cajas a la vez y el cumplimiento de los plazos suponen una presión añadida para las cajas.
De los cuatro grupos de cajas que habían manifestado su interés en salir a bolsa, entre ellos La Caixa y Bankia, Banco Base, que en un principio manifestó su vocación para ir al mercado, ya no descarta la entrada del FROB.
"La lógica es cotizar en bolsa y esa es nuestra vocación, pero la entrada del FROB como accionista temporal es una opción tan válida como cualquiera otra", ha reconocido una fuente de Banco Base, liderado por Cajastur y Caja Mediterráneo.
Detrás de los posibles aplazamientos de salidas a bolsa está el temor a que las valoraciones sean demasiado bajas.
"Al final todos los procesos de captación de capital están sujetos a un precio, a una valoración y a lo mejor no es quizá la peor de las opciones que el FROB entre de forma temporal, incluso de dos años, en tu capital, y luego puedas recomprarlo para dar entrada a inversores privados con mejores valoraciones", dijo Tuesta.
Además, los bancos españoles, que hasta ahora han manifestado su interés en estudiar oportunidades de compra, siempre sitúan el énfasis de sus objetivos de crecimiento en aprovechar la consolidación del sector para incrementar sus cuotas de mercado y no necesariamente a través de compras.
El propio presidente del Banco Sabadell, Josep Oliú, reconoció recientemente que ahora no es el momento para entrar en el capital de las cajas y que era preferible estudiar este tipo de operaciones tras la entrada del FROB.
"Queremos ver valoraciones reales y no informaciones sobre descuentos del valor en libros y esto sólo lo veremos cuando salgan a bolsa La Caixa y Bankia", reconoció otra fuente del sector bancario.
Diversas cajas han iniciado procesos de presentación a analistas internacionales y hay potencial interés de diversos fondos internacionales, entre ellos algunos de origen árabe y otros de grandes gurús estadounidenses como Soros o Paulson.
En este escenario, las cajas parecen contar como más firme aliado a las aseguradoras. Al entrar en los negocios de seguros de las cajas, las aseguradores amplían su red de distribución, mientras que las entidades financieras se deshacen de activos que consumen capital y además ingresan fondos.
"Parece que la ayuda les va a venir desde las aseguradoras, que podrían convertirse en accionistas antes de sus procesos de salida a bolsa o incluso en el marco de las colocaciones", dijo Juan Pablo López, analista de Espirito Santo.
Mapfre dijo recientemente que invertirá en acciones de su socio y accionista Caja Madrid y en otras cajas que se reconviertan en bancos.
En esta línea, la aseguradora holandesa Aegon anunció recientemente un acuerdo para comprar el 50 por ciento del negocio asegurador de Caja Burgos, integrada en Banca Cívica, el otro grupo de cajas con plan de salir a bolsa.
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