lunes, 12 de diciembre de 2011

El supervisor financiero británico culpa a los directivos de RBS del colapso de la entidad

LONDRES.- El colapso de Royal Bank of Scotland (RBS), arrastrado por la crisis financiera desatada en la segunda mitad de 2008, se debió principalmente a las malas decisiones adoptadas por sus directivos, cuyos efectos negativos se vieron agravados por las deficiencias en el régimen de capitalización de las entidades y de la regulación de sus niveles de liquidez, según refleja el informe de la Autoridad de Servicios Financieros de Reino Unido (FSA) sobre la quiebra de la entidad, que provocó la práctica nacionalización del banco, en el que el Gobierno controla un 83% de su accionariado.

   Concretamente, el informe identifica seis elementos clave a la hora de explicar la caída de RBS, incluyendo su "significativa debilidad de la posición de capital", la sobredependencia del banco de la financiación a corto plazo, así como las dudas sobre la calidad de sus activos y las pérdidas sustanciales de la entidad en las actividades de 'trading', y el impacto negativo de la adquisición de ABN Amro, que no fue suficientemente calibrado por RBS.
   Asimismo, el informe señala que "las múltiples malas decisiones adoptadas por RBS" sugieren que, probablemente, hayan existido deficiencias subyacentes en el modelo de gestión y gobernanza de la entidad, lo que puede considerarse como un séptimo factor, señala el informe.
   "La gente quiere saber por qué se produjo el colapso de RBS y por qué nadie ha sido castigado", indicó el presidente de la FSA, Adair Turner, quien apuntó que "los errores de juicio y ejecución" de los ejecutivos del banco desembocaron en que RBS fuera una de las víctimas de la crisis financiera.
   A este respecto, Turner admitió que el hecho de que ninguna persona haya asumido responsabilidades legales por la caída de la entidad pone en cuestión la idoneidad de las reglas existentes y la necesidad de cambiarlas.
   "En una economía de mercado, las empresas asumen riesgos en representación de sus accionistas y si cometen errores, los accionistas pueden despedir a los directivos", explicó el presidente de la FSA.
   "Pero los bancos son diferentes, puesto que una excesiva asunción de riesgos por parte de las entidades, incluyendo agresivas adquisiciones, puede dar como resultado el colpaso de una entidad, pérdidas para los contribuyentes y un mayor daño a la economía. Su caída es una cuestión de carácter público, no sólo para los accionistas", apuntó.

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