domingo, 1 de abril de 2012

El barco del desierto, un buque insignia para la causa saharaui


ALMERÍA.- Hay un barco varado en el desierto de la Hamada argelina, en los campos de refugiados de Rabouni y a cientos de kilómetros del puerto más cercano, en un lugar que, como ocurre con el pueblo saharaui, no le corresponde. Un sitio que no es su sitio, recuerda hoy 'El Mundo'.

Es el 'barco del desierto', según le ha bautizado un grupo de españoles que ha ideado un proyecto para convertirlo en un museo itinerante del arte de este pueblo y, a su vez, en el buque insignia de su causa humanitaria y política, con el que pretenden salir de los campamentos de refugiados para "repartir dignidad en cada uno de los puertos europeos en los que atraque".
Su objetivo también es reivindicar el cumplimiento de la legalidad internacional y "romper el muro de silencio del que es víctima al pueblo saharaui", expulsado de su propia tierra.
Para ello, ya se ha creado la Asociación de Amigos del Barco del Desierto, que preside el teniente coronel de aviación y abogado de Greenpeace José Ignacio Domínguez, y del que también forman parte un grupo de artistas saharauis encabezados por el pintor Moulud Yeslem, quienes llevarán su obra a los puertos europeos. Y es que el proyecto intenta también llamar la atención sobre el olvido del arte saharaui y de sus artistas, quienes no pueden dar a conocer su obra porque están atrapados y encerrados en un desierto, lejos de su patria. Pero la asociación está también abierta a otras colaboraciones.
El Gobierno saharaui ya ha donado el barco, de 12 metros de eslora y provisto de dos potentes motores que, paradójicamente, jamás ha navegado -está sin estrenar y sin matricular- desde que a finales de los años 70 fuera regalado al Frente Polisario por Muamar el Gadafi y trasladado desde Roma, donde fue construido, hasta el desierto africano.
La idea de la asociación es trasladar después del verano el 'barco del desierto' en barco desde el puerto de Orán hasta Alicante y, a continuación, hasta Garrucha o Carboneras, en Almería, donde será reparado y botado para, a continuación, recorrer distintos puertos españoles, como Cádiz, Valencia, Barcelona, Bilbao o La Coruña, antes de dirigirse hasta su objetivo fundamental, Estrasburgo, a través del Ródano, los canales que lo conectan con el Rin, hasta llegar a la sede del Parlamento Europeo.
En el barco del desierto viajará una familia saharaui, un matrimonio con uno o dos hijos. Una familia que nunca ha visto el mar, aunque sus antepasados faenaran sus aguas y vivieran de él, y que representará a su pueblo en los distintos puertos del recorrido. Además de pinturas, esculturas y otras muestras artísticas saharauis, en la embarcación viajarán cartas y dibujos de miles de niños de este pueblo, que serán entregados a los parlamentarios europeos.
El proyecto del barco del desierto pretende que para el pueblo saharaui, cada puerto será una etapa, donde se organicen actos por las asociaciones solidarias a lo largo de varios días para festejar su visita, como charlas en las escuelas o intercambio de dibujos solidarios. La intención es que cada recibimiento se convierta "en una exigencia de la ciudadanía hacia los gobernantes de todo el mundo, para que cumplan el Derecho Internacional respecto al Sáhara Occidental", explica José Ignacio Domínguez.
Toda la aventura del barco del desierto será grabada para realizar un documental que ayudará a sufragar la aventura y a hacerla llegar a todos los rincones del mundo. La asociación también pretende nombrar como madrina de la embarcación a una mujer de relevancia internacional, una cuestión que considera fundamental para el éxito y el eco mediático del proyecto.

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