MADRID.- El genoma del tomate se ha triplicado en al
menos dos ocasiones durante los últimos 120 millones de años, según
consta en una investigación internacional que ha secuenciado su genoma y
que ha contado con la participación de diversos centros españoles.
La primera de ellas se produjo presumiblemente con anterioridad a que
tomates y uvas tomaran caminos evolutivos diferentes y la segunda, más
reciente, se dio antes de que tomates y patatas se separaran, ha
señalado en un comunicado el Barcelona Supercomputing Center - Centro
Nacional de Supercomputación (BSC-CNS).
En la investigación,
que publica la revista 'Nature', los investigadores han comparado el
genoma del tomate con varias especies cercanas que incluyen una variedad
salvaje de esta planta, las uvas y la patata.
En el proyecto,
además del BSC-CNS, han participado el Instituto de Investigación
Biomédica (IRB) de Barcelona, el Centro Nacional de Análisis Genómico
(Cnag), el Instituto Nacional de Bioinformática, el Centro de Regulación
Genómica (CRG), el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas
y el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La
Mayora, entre otros.
De
este modo, en otro comunicado sobre el hallazgo, el CRG ha reseñado que
las diferencias genéticas entre el tomate y la patata son superiores al
8% del total, mientras que entre el tomate de cultivo y el silvestre la
diferencia es tan solo del 0,6%.
Las reorganizaciones
genómicas explicarían cambios evolutivos que sucedieron hace millones de
años y que contribuyeron a la aparición de nuevas especies de plantas
con frutos y a su diversificación.
De este modo, los
científicos crean las bases moleculares para poder estudiar el tomate e
investigar formas de cultivo que permitan generar estrategias para
ayudar a esta especie a resistir plagas y falta de agua.
Las secuencias deberían ayudar a los investigadores a encontrar vínculos entre ciertos genes del tomate y las características que determinan, y ampliará el conocimiento científico de cómo la genética y los factores ambientales afectan a la salud de una cosecha.
"Los tomates son la cosecha más importante del mundo, tanto en términos de volumen como de vitaminas, minerales y demás compuestos naturales que el tomate fresco y procesado proporciona a nuestra dieta", dijo Graham Seymour, profesor de biotecnología de la Universidad de Nottingham y uno de los 300 científicos que forman parte del Consorcio del Genoma del Tomate (TGC por sus siglas en inglés).
El tomate también es un buen ejemplo para investigar el proceso de maduración de la fruta, así que comprender su genoma debería ayudar a desvelar los circuitos moleculares que hacen madurar a las frutas y otorgarles propiedades saludables, según el equipo.
"Para cualquier característica del tomate, ya sea el sabor, la resistencia a los pesticidas o el contenido nutricional, hemos registrado virtualmente todos esos genes", dijo James Giovannoni de la Instituto Boyce Thompson para la Investigación de Plantas de la Universidad de Cornell e integrante del grupo estadounidense de la secuencia del tomate.
Los tomates representan un mercado de 2.000 millones de dólares sólo en Estados Unidos, mientras que en Reino Unido es de unos 980 millones de dólares al año.
El TGC incluye a científicos de 14 países, como Argentina, China, Francia, Alemania, India, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, España y EEUU, entre otros.
Giovannoni dijo que la investigación tenía implicaciones para otras especies vegetales.
Frambuesas, manzanas, melones, plátanos y otras frutas frescas comparten algunas de las características de los tomates, explicó, así que el conocimiento sobre los genes en la maduración podría aplicarse a ellas, ayudando a los cultivadores a mejorar las cualidades de la comida y reducir los costes.
"Ahora podemos empezar a preguntarnos cuestiones mucho más interesantes sobre la biología de las frutas, la resistencia a las enfermedades, el desarrollo de las raíces y las cualidades nutricionales", dijo en un comunicado.
Este equipo de científicos
internacional ha descifrado así el código genético del tomate doméstico y su
ancestro salvaje, un logro que debería ayudar a los cultivadores a
identificar los genes necesarios para desarrollar variedades más sabrosas y nutritivas.
La secuencia
de genoma completa de una variedad de tomate conocido como Heinz 1706 y
el borrador de la secuencia de su pariente salvaje Solanum
pimpinellifolium se publicaron el miércoles en el revista Nature.Las secuencias deberían ayudar a los investigadores a encontrar vínculos entre ciertos genes del tomate y las características que determinan, y ampliará el conocimiento científico de cómo la genética y los factores ambientales afectan a la salud de una cosecha.
"Los tomates son la cosecha más importante del mundo, tanto en términos de volumen como de vitaminas, minerales y demás compuestos naturales que el tomate fresco y procesado proporciona a nuestra dieta", dijo Graham Seymour, profesor de biotecnología de la Universidad de Nottingham y uno de los 300 científicos que forman parte del Consorcio del Genoma del Tomate (TGC por sus siglas en inglés).
El tomate también es un buen ejemplo para investigar el proceso de maduración de la fruta, así que comprender su genoma debería ayudar a desvelar los circuitos moleculares que hacen madurar a las frutas y otorgarles propiedades saludables, según el equipo.
"Para cualquier característica del tomate, ya sea el sabor, la resistencia a los pesticidas o el contenido nutricional, hemos registrado virtualmente todos esos genes", dijo James Giovannoni de la Instituto Boyce Thompson para la Investigación de Plantas de la Universidad de Cornell e integrante del grupo estadounidense de la secuencia del tomate.
Los tomates representan un mercado de 2.000 millones de dólares sólo en Estados Unidos, mientras que en Reino Unido es de unos 980 millones de dólares al año.
El TGC incluye a científicos de 14 países, como Argentina, China, Francia, Alemania, India, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, España y EEUU, entre otros.
Giovannoni dijo que la investigación tenía implicaciones para otras especies vegetales.
Frambuesas, manzanas, melones, plátanos y otras frutas frescas comparten algunas de las características de los tomates, explicó, así que el conocimiento sobre los genes en la maduración podría aplicarse a ellas, ayudando a los cultivadores a mejorar las cualidades de la comida y reducir los costes.
"Ahora podemos empezar a preguntarnos cuestiones mucho más interesantes sobre la biología de las frutas, la resistencia a las enfermedades, el desarrollo de las raíces y las cualidades nutricionales", dijo en un comunicado.
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