VILLENA.- Una excavación dirigida por la Universidad de
Alicante (UA) con la colaboración de la Generalitat valenciana ha
permitido el hallazgo de un brazalete de oro datado en la edad de
bronce, de doce milímetros de ancho con dos pasadores como cierre, en el
yacimiento Cabezo Redondo, de la localidad alicantina de Villena, según
ha informado en un comunicado el Gobierno valenciano.
La reliquia es una cinta de oro de doce milímetros de ancho con
dos pasadores como cierre, que, según el Consell, será "clave" para
poder interpretar las cintas aparecidas en el "tesorillo" de Cabezo
Redondo. Así, las primeras analíticas sobre la composición del
brazalete, realizadas en la UA, han confirmado que se trata de oro con
un alto grado de pureza con una pequeña aportación de plata.
La pieza se ha hallado entre dos estratos de cereales carbonizados
que se van a enviar a Estados Unidos para su análisis y datación
'radiocarbónica', lo que permitirá fijar su cronología, y por tanto, la
del tesorillo de Cabezo Redondo, así como la del tesoro de Villena.
El brazalete de oro ha aparecido asociado a otros elementos de
adorno, como un collar de bronce con pequeños elementos de oro, que se
encuentra en muy mal estado de conservación, o un colgante de piedra,
que serán restaurados por el Instituto Valenciano de Conservación y
Restauración.
Del mismo modo, el hallazgo de esta pieza refuerza la importancia
de este yacimiento alicantino, según ha apuntado la Generalitat, que ha
recordado que este enclave arqueológico comenzó a excavarse a mediados
del siglo XX, y cuya musealización se inauguró el pasado mes de mayo,
con la financiación conjunta de la Consellería de Turismo, Cultura y
Deporte, y del Ministerio de Fomento, a través del programa del uno por
ciento Cultural.
El yacimiento de Cabezo Redondo está datado a finales de la edad
del bronce, entre el año 1700 y el 1200 antes de Cristo. Se trata de un
poblado de grandes dimensiones que se extiende por la cumbre y ladera
meridional del cerro en el que está ubicado, ocupando una extensión de
unos 10.000 metros cuadrados, de los cuales se ha excavado una pequeña
parte.
Los pobladores de Cabezo Redondo vivieron de la agricultura, y
especialmente de la ganadería. La óptima situación del poblado en una
zona de cruce de caminos, hacia el interior y la costa, permitieron que
se desarrollase un importante comercio e intercambio de objetos e ideas.
En el área intervenida hasta el momento se han documentado un
total de veintiocho construcciones principales, llamadas departamentos,
de las cuales se conservan sólo doce, que están construidos con
mampostería trabada con barro, y se encuentran emplazados en terrazas
para salvar la pendiente. Las techumbres estarían elaboradas con vigas
de madera con un entramado de cañizo recubierto de barro, y su interior
es, en la mayoría de las ocasiones, diáfano.
En casi todas de estas zonas hay uno o varios bancos adosados a
los muros, así como otras construcciones realizadas mayoritariamente con
barro y revestidas por finas capas de enlucido, lo que ha llevado a
considerar que en el yacimiento se desarrolla una excepcional
"arquitectura del barro", ha explicado el Consell.
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