VALENCIA.- Una jubilada cuenta entre sollozos que come todos los días gracias a
la caridad. No se lo ha dicho a sus tres hijos parados, porque reparte
su pensión de 540 euros entre ellos. Un matrimonio tenía una empresa de
alquiler de maquinaria para obra pública. Con ella se hizo un tramo del
AVE. Ahora guardan cola para recibir arroz, aceite y leche. Él,
autónomo, no cobra nada. Ella, 426 euros de la renta activa de
inserción. Tienen cinco hijos, relata 'El País'.
Ellos pertenecen a los 200.000 hogares de la Comunidad Valenciana en
que todos sus miembros están en paro. Los indicadores asustan. Una de
cada cuatro familias valencianas está bajo el umbral de la pobreza
(renta mensual inferior a 627 euros). Uno de cada tres ancianos vive en
la miseria. La gente forma colas, que crecen y se multiplican, para
recibir alimentos de primera necesidad. Ya no tienen por qué ser
mayoritariamente inmigrantes, como antes de la crisis. El 23% de las
personas que en 2007 atendió Cáritas en Valencia era española; el pasado
año esa cifra se elevó al 40%. Y la escalada continúa. La pobreza se ha
extendido y acosa a los que antes pertenecían a la clase media, a
mayores que no tenían cargas, a parejas con niños que trabajaban, a los
jóvenes preparados. Como la enfermera veterinaria que vivía sola con sus
tres gatos. Se quedó sin trabajo y ha vuelto a la casa de sus padres
pensionistas. También ella hace cola para llevar algo al hogar.
Junto a los ancianos y los inmigrantes, los jóvenes valencianos son
los más castigados por la crisis. Uno de cada tres (258.000) está en
riesgo de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y
la recesión ha duplicado las penurias de un colectivo que sobrevive, en
buena parte, gracias al colchón familiar.
Hace tiempo que las organizaciones asistenciales e instituciones
benéficas levantan la voz de alarma. Pero el problema se ha recrudecido
en los últimos meses. La constante destrucción de trabajo y el fin de
las prestaciones por desempleo han provocado un notable aumento de
personas que han de echar mano de la ayuda social.
La Casa de la Caridad de Valencia ha repartido en el primer trimestre
de este año un 9,5% más de raciones que en el mismo periodo de 2011,
alcanzando su récord. En ese mismo periodo, la Encuesta de Población
Activa (EPA) de finales de marzo refleja un incremento del 5,2% de los
hogares valencianos con todos sus miembros en paro. El paro creció dos
puntos hasta llegar al 27,3% en ese intervalo. La espiral de datos, a
veces tan fríos, encuentra su correlato inmediato en el drama que se
vive en las calles.
Para Cruz Roja, la situación es de “emergencia”. Ha lanzado una
campaña para paliar la “extrema vulnerabilidad” con entrega de comida
básica, paquetes de higiene e incluso ayudas para pagar el recibo de la
luz, el material escolar o los medicamentos.
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