MADRID.- Comisión de Economía del Congreso. Comparece el ministro Luis de Guindos para explicar el último informe de Oliver Wyman sobre la situación de los bancos españoles. En su intervención, el representante socialista, Valeriano Gómez,
ha echado en cara a Guindos el altísimo coste del saneamiento bancario.
El ministro no lo ha negado, pero ha dejado claro que el método ZP-MAFO sale todavía más caro que el suyo.
En su explicación, Guindos ha elevado el coste del saneamiento de la CAM hasta los 24.000 millones de euros. Exagera. Si los cálculos no nos fallan, la CAM nos ha costado unos 17.300 millones de euros;
5.600 millones de capital aportados por el Estado, más otros 4.000
millones de la línea de liquidez privilegiada puesta a disposición del Sabadell, más unos 8.000 millones del Esquema de Protección de Activos (EPA). Total: 17.300 millones de euros. O sea, una barbaridad.
Y es que sanear entidad por entidad
resulta inasumible. Por eso, el ministro ha preferido otro sistema menos
gravoso: salvar al conjunto del sector financiero de una sola vez. De
ahí nacen los dos ‘decretos Guindos’ de reestructuración financiera, que
han obligado a las entidades a realizar fuertes provisiones.
Sin duda, este segundo método -rescate
europeo más el ‘banco malo’ que, por cierto, tendrá una participación
privada de al menos el 55%- es más barato que el sistema del PSOE.
Incluso lo es aunque la venta de activos al 'banco malo' generará
pérdidas, tal y como ha admitido Guidos. Aún así, continúa siendo
demasiado caro: al no dejar caer ninguna entidad, el rescate bancario
europeo ha hecho aumentar nuestra deuda, que llegará al 90% del PIB en
2013, y ha llevado al Ejecutivo a tener que solicitar un rescate global
-por mucho que Rajoy lo siga negando-.
Lo que queda claro es que Guindos
mantiene el principio de que no se puede dejar caer a ninguna entidad:
“No podemos tener un sistema bancario no solvente, con entidades
zombis”, ha asegurado.
Pero existe un tercer camino, que omiten tanto el PP como el PSOE: dejar caer entidades, como ocurrió con Lehman Brothers.
¿Qué problema tiene? Pues que liquidar entidades puede hacer que el
Gobierno de turno pierda las siguientes elecciones, y esto sí que es un
precio demasiado alto para los políticos.
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