ALICANTE.- Diecisiete veloces 'fustas' o 'galeotas' enviadas por Barbarroja atacaron hace justo 500 años (1518) las aguas de la ciudad de Alicante, en una de las primeras escaramuzas del siglo XVI en la costa valenciana a cargo del temido pirata berberisco. Jayr al-Din, el nombre de este corsario recordado por el color de su famosa barba,
 hostigó hace cinco siglos el litoral del antiguo Reino de Valencia bajo
 la bandera de la Regencia de Argel y amparado por el Imperio Turco.
El emperador turco, Suleiman I, buscaba debilitar el reino cristiano de Carlos I de España y V de Alemania para
 obligarle a dispersar sus fuerzas y facilitar la expansión otomana en 
el Mediterráneo oriental, relata el historiador del Museo Arqueológico 
Provincial de Alicante (MARQ) José Luis Menéndez Fueyo. 
En este contexto, los hermanos Barbarroja, primero Baba Aruj,
 pero fundamentalmente el más pequeño, Jayr al-Din, enviaban 
periódicamente flotas corsarias a través de estas pequeñas y efectivas 
fustas o galeotas.
                
          
    
    
     
Y estas incursiones se traducían en la diezma de cultivos de la España cristiana, la toma de cautivos para rescates o para esclavizarlos en
 las galeras y, a menudo, en la huida de moriscos a la otra ribera 
mediterránea, según el catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la 
Universidad de Alicante Luis Fernando Bernabé.
Psicosis de la población
Barbarroja nunca llegó a pisar territorio peninsular, sino que 
enviaba a sus principales lugartenientes o protegidos, los más conocidos
 'Cachidiablo' o 'Cacciadiavolo', 'Dragut' y 'Salah Rais' que,
 por este orden, protagonizaron numerosos ataques cuyas referencias 
históricas, ha aclarado el catedrático de Historia Moderna Cayetano Mas, a menudo se han perdido con el paso de los siglos. 
Las periódicas incursiones provocaban la psicosis en la población y
 empujaron a la construcción de diversos sistemas defensivos, según 
Menéndez Fueyo, autor de un enciclopédico volumen titulado 'Conquistar 
el miedo, dominar la costa', donde se incluyen unas crónicas del clérigo
 benedictino de la época Fray Prudencio de Sandoval en las que se refleja que en 1518 Cachidiablo asoló la costa desde Badalona hasta Alicante.
"... establecido en Argel, envió al corsario Cachidiablo para 
que corriese la costa de España con 17 fustas o galeotas. Llegó a la 
costa de Valencia y robó a Chilches sin resistencia alguna, y luego a 
Badalona. Tomó también dos naves de trigo" que se dirigían a Alicante. A
 continuación y tras atacar Benisa, Altea y Villajoyosa, Cachidiablo 
"peleó junto a Alicante con el galeón de Machín de Rentería, más lo 
pudiendo coger, por tener viento fresco en popa, se volvió a Argel...".
Tres días de navegación
Provistos de remos y velas, las fustas o galeotas eran los barcos favoritos de
 los corsarios norteafricanos al ser ideales para las favorables 
corrientes de viento entre Alicante y Argel u Orán, lo que posibilitaba 
un recorrido en unos tres días. La ciudad de Alicante nunca llegó a ser 
atacada directamente y sí su entorno, especialmente la zona de la huerta
 a través de desembarcos en la Playa de San Juan y de la Albufereta.
En 1533, Barbarroja fue nombrado almirante en jefe de la flota otomana y
 simultaneó su estancia en Argel y Estambul, y cinco años después su 
flota derrotó a la de Carlos V en la batalla de Préveza. 
Según el 
colectivo 'Alicante Vivo', el 17 de marzo de 1540 hubo una incursión 
coincidiendo con la romería a la Santa Faz para capturar prisioneros, lo
 mismo que el 24 de marzo de 1550 por parte de Dragut. 
Al frente de 27 
barcos, este corsario arrasó muchos de los cultivos y acabó con la vida de un buen número de alicantinos que les hicieron frente desde la capital, como su entonces alcalde, Pedro Bendicho, y capturó trece prisioneros.
Siete años después, el 8 de septiembre de 1557, otro colaborador del ya fallecido Babarroja, Salah Rais,
 atracó con 14 galeras en la playa de la Albufereta y ascendió hasta el 
Tossal de Manises, desde donde fue a la huerta y mataron a decenas de 
personas, uno de ellos el fiscal (encargado de las leyes) Juan Antón, antes de huir por mar.

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