BRUSELAS.- Más de la mitad de los europeos (el 56%) confía en los nuevos partidos frente a las fuerzas tradicionales. A un año de las elecciones en la UE,
el Eurobarómetro 2018 sobre el Parlamento Europeo revela una mayor
confianza en las formaciones que se apartan del bipartidismo, recoge El País.
La mitad
de los ciudadanos niega que estas corrientes amenacen la democracia,
aunque el concepto de partido nuevo no necesariamente equivale a
antisistema (incluye, por ejemplo, al partido de Emmanuel Macron
en Francia).
Pese al deseo de cambio, la inmensa mayoría respalda la
pertenencia al club comunitario, con un 67% que la considera beneficiosa
para su país, según los datos de la encuesta.
Se trata del mejor resultado desde 1983.
El fenómeno de los nuevos partidos políticos llama con fuerza a las puertas de la Unión Europea.
Si en 2013 solo había dos formaciones de nuevo cuño con representación
en los Parlamentos nacionales, en la actualidad son 43.
Bajo esta
etiqueta, el Eurobarómetro engloba fuerzas más rupturistas como el Movimiento 5 Estrellas
en Italia, pero también otras que abrazan los valores europeístas, como
La République en Marche del presidente francés.
Un 70% de los
encuestados concede que “simplemente estar en contra de algo no sirve
para mejorar nada”, según el enunciado formulado en el sondeo. Pero más
del 50% se siente cómodo con la idea de que hace falta “un cambio real” y
que la nueva política puede encontrar “nuevas soluciones mejor”. Los
partidos clásicos de la socialdemocracia y la democracia cristiana pierden peso en casi toda Europa.
Aunque algunas de las fuerzas novedosas tienen un claro anclaje europeo,
las instituciones comunitarias temen un refuerzo de las que cuestionan
el marco de la UE. “Es posible que en el próximo Parlamento Europeo haya
más fuerzas euroescépticas, tanto de derechas como de izquierdas. No es
bueno para Europa.
Pero hay que pensar por qué e implicarse en los
problemas concretos de los ciudadanos. Cambiar las cosas no es
destruir”, ha argumentado el presidente de la Eurocámara, Antonio
Tajani, al presentar estos resultados. En la actualidad, cerca del 25%
de los eurodiputados defienden —con diferente intensidad— un discurso
euroescéptico.
Las diferencias de la nueva política entre los diferentes socios
europeos también se dejan sentir en las respuestas. En Alemania, donde
el gran partido de nueva creación es Alternativa para Alemania, de
tintes xenófobos, la sensación de riesgo para la democracia es la más
acentuada de la familia europea (un 53% de los encuestados la comparte).
Por el contrario, en Grecia —con Syriza como ejemplo— y en España —con
Podemos y Ciudadanos— dos de cada tres ciudadanos rechazan que los
nuevos partidos constituyan una amenaza.
Con una escenografía que emulaba a un plató de televisión y mensajes
que apelaban directamente a los periodistas, Tajani ha querido recalcar
que lo que los ciudadanos decidirán con su voto entre el 23 y el 26 de
mayo de 2019 trasciende la composición del hemiciclo en Estrasburgo:
“Las elecciones serán una batalla, no ya entre los partidos
tradicionales y los nuevos, sino entre aquellos que quieren continuar la
integración europea y los que no”.
El análisis encaja bien con algunos de los datos de la encuesta,
realizada a 27.601 ciudadanos de los 28 países entre el 11 y el 22 de
abril pasados. Italia, a punto de constituir el primer Gobierno populista de la vieja Europa,
arroja las menores cotas de europeísmo en el bloque comunitario. Solo
el 44% de sus ciudadanos siente que su pertenencia a la UE les haya
beneficiado. El resultado incluso empeora el de Reino Unido, que ha votado en referéndum abandonar la UE.
Pese a todo, el balance general de satisfacción en el bloque
comunitario es muy superior al caso italiano. Una media del 67%
considera la UE beneficiosa para su país. Es muy probable que el ejemplo
del Brexit influya en la mejor valoración. Las dificultades que afronta
Reino Unido ante la perspectiva de dejar Bruselas han vacunado a un
buen número de ciudadanos de otros países contra veleidades rupturistas.
Las preocupaciones que revelan los ciudadanos se corresponden en
buena medida con las que han agitado algunos de esos partidos
antisistema. Prácticamente la mitad de los encuestados desea ver la
lucha contra el terrorismo, el desempleo juvenil y la migración como
elementos clave de la campaña electoral comunitaria. En todos esos
capítulos, la mayoría de los ciudadanos pide más implicación de las
instituciones europeas.
Aun así, las dudas sobre cómo funciona el engranaje de Bruselas son
más que residuales. “Es chocante ver cómo cuatro de los cinco grandes
países de la UE (Reino Unido, Francia, España e Italia) muestran un
nivel significativamente bajo de satisfacción con el funcionamiento de
la democracia en la UE”, señala el Eurobarómetro. En esos Estados,
apenas el 40% de las respuestas son positivas.
En España, la actitud hacia los nuevos partidos resulta aun más
favorable que la media europea. El 69% de los encuestados defiende que
estas fuerzas pueden encontrar mejores soluciones a los problemas (la
media europea es del 56%).
Y solo un 29% (frente al 38% comunitario)
percibe su éxito como un peligro para la democracia. El resultado
retrata la actual intención de voto: PP y PSOE reúnen a menos de la
mitad del electorado.
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