Esta tarde de domingo se cumple un mes del triunfo de la moción de
censura presentada en el Parlamento contra el presidente Mariano Rajoy y
la llegada a la Moncloa del socialista Pedro Sánchez, el primero que
llega no a través de unas elecciones, sino utilizando un mecanismo
constitucional de censura que nunca había triunfado antes en España.
En este breve plazo de un mes Pedro Sánchez ha formado un Gobierno de
un notable nivel; ha conseguido la prórroga de los Presupuestos del
Estado, unos prepuestos fruto del trabajo del Gobierno anterior; ha dado
los primeras pasos para una Ley de Eutanasia; ha entrado con buen pie
en Europa con la acogida del barco ‘Aquarius’; ha asistido al primer
Consejo Europeo de la mano de la canciller Merkel a la que le ha hecho
promesas de ayuda sobre la emigración, para evitar la ruptura de la
Coalición de Gobierno, e intenta, tras la aprobación de un Decreto Ley,
introducir discutidos cambios en la Radio y Televisión públicas con
propuestas de nombres impuestas por Pablo Iglesias que, a la hora de
escribir esta crónica, no habían sido aceptadas, ni por los
profesionales del Ente ni por los partidos con los que el actual
presidente llegó al poder, especialmente el PNV.
En una semana, de una forma inesperada, la política española ha
experimentado un cambio radical hasta el punto que Mariano Rajoy ha
abandonado todo el poder en el Gobierno y en el partido, se ha
incorporado a su puesto de registrador de la propiedad en Santa Pola
(prepara el traslado a Colmenar Viejo, Madrid), ha convocado un Congreso
extraordinario para los días 20 y 21 de julio para la elección de
sucesor en la Presidencia del partido y ha dejado en Génova una
sensación de orfandad que tiene a la mayoría de los militantes,
sorprendidos y desconcertados.
La crónica publicada el sábado en este mismo digital,
firmada por Rafael Halcón da claves interesantes sobre lo que pasó en
vísperas de la moción de censura, cómo Bermúdez de Castro preparó el
decreto de disolución del Parlamento convocando elecciones (hay una
filtración que provoca que Sánchez adelante, en horas, la presentación
de la censura, sin esperar la reunión de la Ejecutiva), cómo la
vicepresidenta, por todos los medios, intenta que dimita Rajoy para ser
ella la candidata a la Presidencia del Gobierno, cómo conecta con el PNV
para asegurarse el voto de los vascos, para una salida de emergencia y
cómo, mientras el círculo de confianza reunido en torno a Rajoy en el
restaurante Arahy, ella desde su escaño, y con el bolso puesto ya en el
escaño vacío del presidente, intenta que el PNV convenza a Rajoy de que
dimita.
Pero Rajoy, ya conoce las maniobras de la, hasta entonces, persona de
toda su confianza y corta toda comunicación con fuera. Sólo ordena que
la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, se
traslade al Parlamento para que todos sepan que no tiene la menor
intención de dimitir para evitar la censura. La Traición de Soraya no
cuaja (Rafael Halcón revela que no es la primera vez que lo intenta) y
Rajoy, por primera vez, en lo que es la historia del Partido Popular, se
va sin utilizar el ‘Dedazo’.
Ni siquiera le transmite al gallego Nuñez
Feijoo, el mínimo apoyo para que de un paso adelante de cara a la
sucesión. Su entorno guarda silencio ante la gravedad de muchas cosas
que están ocurriendo. Solo filtran que Rajoy ha hecho un misterioso
comentario sobre quien, en algún momento pensó que podía sucederle,
especialmente cuando Rajoy le envía a Berlín (coincidiendo con el
WhatsApp a Barcenas de que aguante) para que la conozca la canciller
Merkel por si tiene que dimitir :”Esa, está… en lo que está”.
Ese es el clima en el que hereda el poder Pedro Sánchez y en el que
tendrá que manejarse un PP en crisis que no se sabe cómo saldrá de las
complicadas primarias en las que se encuentra y con unos aliados que le
van a pedir “el oro y el moro”.
Los independentistas y Pablo Iglesias,
convertido, de hecho, en vicepresidente en la sombra, y en mediador para
todo, ya han empezado. Todo depende de su capacidad de maniobra pero
sabiendo o debiendo saber que como decía el clásico, “lo que no puede
ser, no puede ser, y, además, es imposible …”
(*) Periodista y economista
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