miércoles, 13 de noviembre de 2019

Sí, Mónica Oltra tenía razón / Salvador Enguix *

Sorprende la resistencia de algunos cargos de Compromís para asumir públicamente que la alianza con Íñigo Errejón para el 10N no ha servido para nada. No sólo no ha ayudado a mejorar la representación de esta formación en el Congreso de los Diputados (más bien al contrario, Compromís ha legitimado a Más País); lo peor es que la coalición valencianista se ha quedado fuera del debate estratégico que en estos momentos están desarrollando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para conformar un gobierno, para definir las políticas del nuevo ejecutivo español. 

Habrá que reconocer lo que ya anunciamos en este diario no hace muchos días: Mónica Oltra podía tener razón con su resistencia a pactar con Errejón y su preferencia por hacerlo con Podemos; y el tiempo y los hechos, a pesar de que algunos no quieran decirlo, le han dado la razón. 

Es cierto que Compromís ha mejorado sus resultados respecto al 28A, unos 1.300 votos más, y que eso traduce que sigue teniendo un electorado fiel, capaz de afianzarse en un combate de elecciones generales (en las autonómicas el partido de Oltra obtiene 440.000 votos). Pero seguramente hubiera obtenido el mismo resultado este 10N acudiendo sólo a estas elecciones, sin el pacto de Más País; es decir, un escaño, el de Joan Baldovi. Lo cierto es que una alianza con Podemos hubiera permitido lograr seguramente un diputado más por Alicante. 

 Pero no se trata tanto de haber mejorado o no los resultados, sino de que la alianza con Errejón no ha ayudado a reforzar la notoriedad de Compromís durante la campaña electoral. Lo dicho; la coalición valencianista sí ha servido a Más País para legitimar su apuesta, la de Íñigo Errejón, cuya campaña electoral ha sido marcadamente mediocre. Resulta, además, sorprendente que Joan Baldoví siga defendiendo este experimento e incluso añada que “hemos sembrado un árbol que crecerá”.

En términos políticos, la apuesta de Íñigo Errejón ha sido un fracaso. Pero lo peor para Compromís es que esa alianza ha dejado a la coalición valencianista fuera de la cocina del nuevo gobierno español, lo que es muy grave. Cierto es que el diputado valencianista puede ser necesario para que Pedro Sánchez obtenga la investidura, pero Compromís sabe muy bien que una cosa es estar en el parlamento y otra formar parte, aunque sea pequeña, del equipo de gobierno. 

Además, de haber pactado con Podemos, Compromís podría influir directamente en algunas de las estrategias políticas que afectan directamente a los valencianos; incluso obteniendo algún puesto en el organigrama institucional del Estado, lo que hubiera sido un éxito rotundo para la formación valencianista, aunque sólo dispusiera de un diputado. 

Pablo Iglesias no podría haber negado a Compromís el derecho a ejercer la gestión de alguna parcela del ejecutivo; que es también lo que Compromís ha hecho en la Comunidad Valenciana, permitir a Podemos formar parte del pacte del Botànic y del ejecutivo autonómico que preside Ximo Puig.

En twitter algunos cargos de Compromís siguen defendiendo lo que fue un grave error estratégico; pactar con Íñigo Errejón ha alejado a los valencianistas de haber jugado un papel clave en la configuración del nuevo proyecto político en España. Las ejecutivas del Bloc e Iniciativa PV, que acordaron contra la opinión de Mónica Oltra pactar con Más Madrid, deberían abrir una seria reflexión. 

El modelo que anhelan no tiene muchas probabilidades de tener éxito. No habrá, como dice Joan Baldoví, árbol que crezca. El proyecto de Errerjón está casi finiquitado. La política se desarrolla con velocidad alta, como se ha visto hoy en el preacuerdo entre Sánchez e Iglesias, que ayer parecía muy difícil y hace no mucho era imposible. No está mal reconocer los errores y asumir que, esta vez sí, Mónica Oltra tenía razón.  


(*) Periodista



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