viernes, 27 de diciembre de 2019

Los concertados recelan de la evaluación externa de centros que prevé Educación

VALENCIA.- La Conselleria de Educación ha establecido un nuevo modelo de evaluación externa de los colegios, que viene recogida en los reglamentos de organización y funcionamiento aprobados en las últimas semanas, tanto en el de Infantil y Primaria como en el de Secundaria. No sólo afectará al proyecto educativo, sino que también tendrá en cuenta la gestión. 

Y esta última parte provoca ciertas cautelas entre los centros concertados, que según los decretos publicados también deberán pasar por esta auditoría pese a que las normas, en el resto de aspectos, se ciñen a la red pública, según publica hoy Las Provincias.
La evaluación externa se realizará «sobre los procesos educativos y sobre los resultados obtenidos, tanto en cuanto a la organización, gestión y funcionamiento, como en el conjunto de las actividades de enseñanza y aprendizaje», tal y como se recoge en ambos decretos. En realidad es algo que ya se contemplaba, de manera literal, en los reglamentos anteriores, de 1997, si bien se atribuía esta labor a la inspección.
Ahora es la conselleria la que establecerá los programas de evaluación periódica con la colaboración de los equipos directivos, el claustro, el consejo escolar y los inspectores. La clave está en el cambio de la competencia. En la práctica, según fuentes del sector, no se han realizado auditorías sobre la gestión, pues las evaluaciones diagnósticas vigentes son sólo académicas.  
La patronal Escuelas Católicas, que agrupa a la mayoría de centros confesionales concertados, ve positivo que se apliquen «medidas para mejorar, siempre que sean objetivas y se tenga en cuenta el contexto con el que trabajan los colegios».
Eso sí, recela de qué abarca el concepto de gestión, «que es muy amplio». «Vemos necesario todo aquello que se refiera a los fondos que recibimos de la administración; es lógico, pues debe servir para comprobar su correcto uso. 
Pero debe procederse con cautela en relación a otros ingresos que van más allá de la partida de otros gastos», que es el módulo del concierto destinado a cubrir el funcionamiento y mantenimiento ordinario de las escuelas. 
Por ejemplo, son muchos los centros que funcionan con donativos de las familias -el dinero que da la administración lleva una década congelado-, por no hablar de que también hay ingresos por servicios complementarios (como el comedor o gabinetes psicopedagógicos) y por actividades extraescolares.
«La evaluación, que dará información relevante a los centros para tomar decisiones en el proceso de enseñanza y aprendizaje, es buena siempre que no se interprete o utilice interesadamente», añaden desde la otra patronal valenciana, Feceval, que lamenta que los reglamentos, pese a afectar en este aspecto a la concertada, no hayan pasado por sus mesas de negociación.
En cuanto al apartado de la gestión y el funcionamiento, destacan que los centros son privados «por mucho que estemos sometidos a normas compartidas, como la admisión de alumnos». 
También recelan de que los resultados globales vayan a ser dados a conocer por la conselleria (sin identificar centros ni alumnos). «Las estadísticas pueden ser interpretadas o influir la manera de presentarlas. 
Y preocupa teniendo en cuenta algunos antecedentes», dicen. Un claro ejemplo es la diferente manera de valorar los resultados de la admisión, pues tal y como lo hace Educación no ayudan a destacar qué colegios son más demandados al no basarse en las peticiones brutas en primera opción. 
Para Feceval, la mejor manera de evitar susceptibilidades sería que la evaluación la aplicara una entidad externa, evitando que se pueda ver a la conselleria como «juez y parte en un litigio donde en ocasiones anteriores ha tomado partido». 
Por último, coincidieron con Escuelas Católicas en que existe supervisión continua por parte de los inspectores asignados y en que también se asume desde la Intervención.

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