Ironía de la vida política la vicepresidencia del Gobierno de Pablo
Iglesias (y la investidura de Pedro Sánchez) dependen ahora de Íñigo
Errejón que bien podría, en las actuales circunstancias, exigir a
Iglesias un ministerio de los cuatro que les va a regalar Sánchez a
cambio de su voto.
Lo que sería el gran notición de la investidura y un merecido colofón
a la cabalgada ciega de Sánchez y a la lucha cainita que Iglesias y
Errejón mantienen desde que el cofundador de Podemos, hoy en Mas País,
fuera depurado en Podemos por Iglesias, su amigo de la juventud y el
compañero de la Universidad.
De momento, la ausencia de Errejón en el hemiciclo y su
sustitución en la tribuna por Inés Sabanés en nombre de Más País, hizo
que un escalofrío recorriera las bancadas de Podemos y del PSOE,
mientras unos y otros se preguntaban ¿dónde está Íñigo?
Pues al parecer Errejón estaba en la cama con mal de anginas aunque
parece que el martes acudirá al Congreso para participar en la votación a
favor de Sánchez y para convertir a su ‘íntimo enemigo’ en
vicepresidente del Gobierno.
Su presencia en el hemiciclo es definitiva porque, tras la espantada
del diputado de Cantabria y el cambio de posición de la canaria Ana
Oramas que ha desobedecido el mandato de Coalición Canarias, Sánchez
está a un solo diputado de perder la investidura.
Sobre todo desde que se supo que Oramas se pasaba de la abstención al
no a Sánchez, diciendo como dijo que ’hoy estamos asistiendo a la
demolición del Estado’.
De manera que, y una vez visto que Teruel no existe, porque se vende
por un plato de lentejas, el que ahora no va a conciliar el sueño va a
ser Iglesias de solo pensar en la posible venganza de Errejón. Una
tentación que seguro se le habrá pasado por la cabeza a Íñigo quien,
siguiendo el modelo de Iglesias, también está en su derecho de pedir
una compensación.
Por lo menos uno de los ministerios de Podemos porque sus dos grandes
enemigos en la izquierda radical, que son Iglesias y Montero, se llevan
una vicepresidencia y un ministerio y todavía les tocan otros dos. Lo
que ha hecho pensar a más de uno que lo de las anginas de Errejón eran
parte de una estrategia para amenazar la investidura y abrir la
negociación.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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