jueves, 30 de abril de 2020

Si el Rey Felipe VI tiene que hablar, alto y claro lo hará / Pablo Sebastián *

Imaginamos la enorme preocupación que embarga el ánimo del Rey Felipe VI por causa de la enorme crisis sanitaria, económica y social que afecta a España, la más importante de nuestra Historia reciente después de la Guerra Civil.

Preocupación y dolor por los miles de españoles muertos y sus familias y amigos desolados, por los enfermos, por la lucha heroica del personal sanitario y de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Y por la excepción de los sucesivos ‘estados de alarma’ que restringen las libertades y la vida democrática del país.

Y preocupación del Rey por las dudas de la Unión Europea a la hora de responder con urgencia y solidaridad necesaria frente a la crisis pandémica y su impacto social y económico en los países más dañados como lo son España (cuyo PIB cayó un 5,2 % en el primer trimestre del año) e Italia.

Y desde luego máxima preocupación del Rey Felipe VI por la fractura política imperante en España en tas graves momentos. La que no ha sabido ni ha querido evitar el Presidente Pedro Sánchez que ha despreciado y no ha informado ni consultado a la Oposición en decisiones cruciales para España, que en muchos casos resultaron erróneas y perniciosas para el conjunto de la sociedad.

Y todavía faltar por ver el precio que Sánchez está dispuesto a pagar a sus socios de la moción de censura e investidura, los soberanistas catalanes y vascos de ERC, PDeCAT, PNV y Bildu, por la estabilidad del Gobierno y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2020.

Un precio que, en las actuales circunstancias nacionales, puede aumentar la fractura política actual y la tensión entre los ciudadanos del país. Porque ya está claro que en él precio de los nacionalistas (los de Podemos ya cobraron su cuota parte con una vicepresidencia y otros cuatro sillones del Gobierno) se incluyen cesiones de soberanía nacional y la concesión de indultos a los golpistas condenados en el Tribunal Supremo.

Los golpistas que no soportaron y denunciaron el importante discurso del Rey Felipe VI del pasado 3 de octubre de 2017, exigiendo frente a la rebelión catalana el imperio de la Ley y del orden constitucional. Sin duda, y con el de su ‘proclamación’ como Rey de España, el discurso más importante del reinado de don Felipe VI.

Y puede que no el último de los grandes discursos del Rey porque si la crisis económica y social sigue causando estragos y se registrara un rebote de la epidemia, o si la ‘promiscuidad’ del Gobierno con el soberanismo saltara del marco constitucional, el monarca deberá volver a hablar a la nación con la mayor solemnidad, como Jefe del Estado que es, siguiendo el mandato que le otorga la Constitución Española de 1978, y le pese a quien le pese.

Y si llegarán esos casos y la necesidad de hacer un llamamiento a la nación y a la unidad nacional, que no dude nadie que el Rey Felipe VI lo hará con firmeza, serenidad y la mayor claridad. Y con el aplauso y reconocimiento de una gran mayoría de los españoles y de los primeros gobiernos de Europa y del mundo democrático occidental.


(*) Periodista



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