MADRID.- El Gobierno prevé que el desplome de la economía española por la crisis del coronavirus llegue al 9,2% en 2020 y que la tasa de desempleo suba al 19%,
en tanto que el aumento del gasto y la disminución de ingresos
asociados a la lucha contra la pandemia de la Covid-19 dispararán el
déficit público al 10,34 % del PIB.
Esta caída sin precedentes del PIB y la vuelta a niveles de desempleo
de 2016 se incluyen en las nuevas previsiones del Programa de
Estabilidad 2020-2021 remitido a Bruselas, que este viernes han
presentado en rueda de prensa la vicepresidenta para asuntos económicos, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y que ofrece un escenario incluso peor que el vaticinado hace unos días por el FMI, en el que se tardarán unos dos años en recuperarse y por el camino se destruirán casi dos millones de empleos.
La contracción económica será consecuencia del desplome del consumo de
los hogares (8,8%) y del hundimiento de la inversión (25,5%) y las
exportaciones
(27,1%), ha explicado Calviño, que ha dicho que la economía tocará
fondo en el segundo trimestre de este año y se recuperará en forma de
una "V asimétrica" que vista sobre el papel se asemeja al símbolo de la
raíz cuadrada.
El rebote del PIB será del 6,8% en 2021, año
en el que se espera que el consumo se recupere un 4,7%, que la
inversión rebote el 16,7% y que las exportaciones crezcan el 11,6%,
mientras que las importaciones subirán un 9,3%, en coherencia con el
aumento del consumo y la inversión nacional.
Según las previsiones, el empleo avanzará en 2021 el 5,7%, lo que permitirá disminuir la tasa de paro al 17,2%.
Calviño ha asegurado que aunque la incertidumbre aún es muy grande,
desde la segunda quincena de abril se observa una estabilización en
indicadores de alta frecuencia como la demanda eléctrica, el pago con
tarjetas o la afiliación a la Seguridad Social.
El impacto sobre las cuentas públicas también será significativo, dado
que las medidas puestas en marcha para paliar la crisis provocarán un
aumento en 2020 del gasto público del 10,5%, hasta 576.714 millones de
euros, mientras que los ingresos caerán un 5, %, hasta 461.043 millones.
El déficit público se elevará a 115.671 millones y
registrará el nivel más alto desde el cierre de 2012, cuando llegó al
10,7 % del PIB, ha destacado Montero, que ha dicho que el Gobierno no
está en condiciones aún de saber cuánto podrá bajar el déficit en 2021,
una estimación que deja para el proyecto presupuestario del año próximo que se aprobará "en tiempo y forma", antes de que acabe septiembre.
Para financiar el déficit aumentará el endeudamiento,
lo que llevará la deuda pública a un máximo histórico del 115,5% del
PIB en 2020, en tanto que los intereses del pago de esa deuda subirán un
2%, hasta 29.019 millones.
En
2020 todas las figuras impositivas disminuirán su recaudación, con
caídas del 2,4% para el IRPF (hasta 96.655 millones), del 8,7% para el
impuesto de sociedades (hasta 23.592 millones), del 5,2% para el IVA
(hasta 76.731 millones), del 6,4% para los impuestos especiales (hasta
21.672 millones), del 37,9% para el impuesto de trasmisiones
patrimoniales y actos jurídicos documentados, y del 5,75% para las
cotizaciones.
En la caída de las cotizaciones se incluye el impacto por la
exoneración del pago de cuotas tanto de los trabajadores en expedientes
de regulación temporal de empleo (ERTE) como de los autónomos en cese de
actividad.
Ambas cosas, junto con el deterioro temporal del mercado de trabajo,
van a suponer un descenso de las cotizaciones en 9.227 millones,
situación que el Gobierno prevé que remonte en 2021, una vez superada la
emergencia sanitaria y dado el carácter transitorio de las medidas.
A ello se suma el gasto por importe de 17.894 millones de las prestaciones por desempleo asociadas a los ERTE. En total, el Ejecutivo cifra en 138.923 millones el impacto presupuestario de todas las medidas adoptadas.
Montero ha descartado subidas de impuestos para paliar la merma
de los recursos públicos, ya que la estrategia de recuperación pasa por
proteger la renta de los ciudadanos para que crezca de nuevo el consumo
en cuanto se vaya recuperando la normalidad. Por la misma razón también
ha desechado ajustes del gasto público, como una eventual congelación o
bajada de los salarios de los empleados públicos.
Ha dicho, no obstante, que se
acelerará la tramitación parlamentaria de los impuestos sobre
determinados servicios digitales y sobre las transacciones financieras,
aunque ha considerado que solo el digital podría estar en vigor antes de
que termine el año, en el ultimo trimestre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario