lunes, 18 de mayo de 2020

La Unió cifra en 300 millones las pérdidas por el veto ruso a la producción hortofrutícola de la Comunitat Valenciana

VALENCIA.- Un informe elaborado por La Unió de Llauradors refleja que el veto ruso a las exportaciones europeas ha provocado unas consecuencias económicas "desastrosas" para el sector hortofrutícola de la Comunitat Valenciana, principalmente en cítricos, caquis y fruta de verano, que se cifran en unos 302 millones de euros de reducción del valor económico de las exportaciones. 

Desde que en 2014 Rusia decidiera cerrar sus fronteras a los productos agrarios de la Unión Europea el descenso económico de las exportaciones aumenta cada año pues el impacto es "brutal", sobre todo en estos tres cultivos relevantes en la Comunitat representan a nivel autonómico el 28% del total cultivado y 55% de la renta final agraria valenciana.
En el momento en que se estableció el veto, las exportaciones valencianas de cítricos representaban el 70% de las españolas al mercado ruso y la reducción económica de las exportaciones alcanza en la Comunitat Valenciana una cifra de 166 millones de euros. En los diez años anteriores al veto, exportaba a Rusia una media de 34.000 toneladas por valor de 24 millones de euros anuales, según datos de la organización.
En el caso de la fruta de verano -suponían un tercio de las españolas al mercado ruso- el descenso es de unos 72 millones de euros (64,4 en melocotón, 4,1 en albaricoque y 3,3 en ciruelas). En el periodo 2005-2014, la Comunitat Valenciana exportó anualmente a Rusia una media de 15.688 toneladas de fruta de verano por un importe medio anual de 13,8 millones de euros.
Para el caqui suponen unos 64 millones de euros al representar el 75% del total español exportado a ese país. En los dos años anteriores al veto -únicos en los que hubo exportación-, la Comunitat Valenciana exportaba a Rusia una media de 7.800 toneladas por valor de 9 millones de euros anuales.
Estas cifras "son únicamente como consecuencia de la suspensión de las exportaciones a Rusia, pero se deben contemplar otra serie de aspectos también muy negativos", según la organización que destaca la pérdida de clientes ya consolidados en el mercado ruso que pasaron a manos de países competidores y a los que va a ser muy complicado recuperar. "En este sentido se ha dejado el camino libre a la competencia hortofrutícola en uno de los mercados con más potencial del mundo", ha indicado en un comunicado la organización.
Además la producción que no va a Rusia ha provocado una sobreoferta en algunos mercados en momentos puntuales y redirigir la misma a nuevos mercados es complicado y con mayores costes. En el caso del caqui la expansión de la Comunitat ha visto frenada su crecimiento pues en el mercado ruso se había invertido gran cantidad de recursos económicos y logísticos y a partir del veto todas estas inversiones se han perdido e incluso las han aprovechado los competidores.
La Unió y el resto de organizaciones de la Unión de Uniones, han puesto en marcha ya varias acciones para lograr el levantamiento del veto de las que la última es un llamamiento al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al ministro de Agricultura, Luis Planas, a quienes les piden que traslade a la Unión Europea la importancia de acabar con el veto ruso para encontrar una vía de comercialización de los productos agrarios pues se trata de un tema originado por problemas políticos que no tienen nada que ver con el sector agrario y ha hace siete años que las fronteras están cerradas sin ninguna concesión a la agricultura mediterránea, según las mismas fuentes.
La Unió se ha dirigido también al embajador de Rusia en España que mostró su comprensión y explicó que desde el principio de la pandemia, pidió levantar las sanciones unilaterales y presentó en la Asamblea General de la ONU el proyecto de Resolución que proponía renunciar a las sanciones económicas contra Estados soberanos y que fue rechazado por la UE.
"El veto ruso lleva ya siete años vigente y nació como una reacción a la sanción que impuso la UE a Rusia tras al anexo por parte de esta última de los territorios de Crimea en 2014", han explicado desde La Unió, lo que significa que "las frutas y hortalizas no entran en Rusia por un tema político que a los agricultores ni les va ni les viene pero que ahora vuelven a pagar el pato", han subraya.

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