GUARDAMAR.- Un grupo de arqueólogos ha descubierto, intacto, el foso defensivo del yacimiento amurallado fenicio de Cabezo Pequeño del Estaño, situadoGuardamar del Segura, un hallazgo que refuerza el carácter defensivo de la ciudadela. El foso, de grandes dimensiones, tiene una profundidad de cerca de tres metros y una anchura de más de ocho metros en la parte superior.
Junto con el existente en el Castillo de Doña Blanca, en Cádiz, es el único de estas características conservado en todo el Mediterráneo occidental en esa cronología, según la Universidad de Alicante, a la que pertenecen algunos de los arqueólogos que han realizado estas excavaciones junto a los del Museo Arqueológico de Guardamar.
Su localización es fruto de la nueva campaña de excavación arqueológica que se desarrolla estos días en el yacimiento, dentro del Plan General de Investigación de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, promovido desde el Ayuntamiento de Guardamar del Segura y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la UA.
Los trabajos están dirigidos por el arqueólogo del INAPH de la UA Fernando Prados; el antiguo director del Museo Arqueológico de Guardamar del Segura Antonio García; el arquitecto de este municipio, José Gambín, y la profesora de Historia Antigua de la Universidad de Murcia Helena Jiménez. El equipo de trabajo se completa con la participación de investigadores en formación y técnicos procedentes de la UA. Prados ha calificado de "enorme e intacto" el excepcional hallazgo del foso del yacimiento amurallado fenicio.
La excavación de la fortificación está permitiendo obtener una visión íntegra del conjunto defensivo, "desdibujado hasta ahora por la acumulación sedimentaria y los efectos nocivos de la erosión y la cantera que destruyó tres cuartas partes del poblado en la década de los noventa del siglo pasado", según un comunicado de la UA.
La fotografía aérea conservada previa a esta destrucción revelaba la potencial existencia de un foso defensivo que recorría el cerro en paralelo a las líneas de muralla y que ahora ha salido a la luz con las excavaciones llevadas a cabo. El foso, en el que se perciben las huellas de escoplos y cinceles en el sustrato rocoso, otorga a la ciudadela un mayor carácter inexpugnable y capacidad de resistencia ante eventuales ataques.
"Una vez más, como sucede con la espectacular muralla de este yacimiento, los paralelos más cercanos conocidos se encuentran en el próximo Oriente, en ciudades fenicias como Tell Dor o Beirut", según la UA.
Este hallazgo confirma el papel fundamental que desempeñó el Cabezo Pequeño del Estaño como punta de lanza de la política colonial fenicia entre los siglos IX y VIII antes de Cristo (a.C.).
La incertidumbre y hostilidad que estos pobladores experimentaron a su llegada a la costa ibérica les llevó a erigir una fortificación de envergadura suficiente como para cumplir con sus intereses en la desembocadura del río Segura: explotar los recursos, principalmente metalúrgicos.
El yacimiento está enclavado en un alto en la margen derecha del río
Segura. En la época en la que se estableció el poblado la línea de mar
se ubicaba junto al poblado -ahora el litoral dista más de dos
kilómetros-.
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