La Legión llora la pérdida del alicantino Enrique Gomaríz de Robles, su prestigioso general-jefe entre 1998 y 2001

ALMERÍA/ALICANTE.- La Brigada Rey Alfonso XIII de la Legión con base en Viator (Almería) llora desde la pasada Nochebuena la pérdida del prestigioso militar alicantino Enrique Gomáriz de Robles. El que fue su general-jefe entre 1998 y 2001, así como Comandante Militar de la provincia de Almería, y antes Coronel Jefe del Tercio Alejandro Farnesio (1996 a 1998) con base en Ronda (Málaga), falleció en su casa de la calle Vírgen del Socorro, de Alicante, el pasado jueves por la noche a los 80 años tras sufrir un agravamiento de su estado de salud en las últimas semanas como consecuencia de un ictus.

La Brigada de La Legión se confirmó como fuerza de primera respuesta del Ejercito Español, bajo su mando, desplegando en Kosovo en junio del 1999, en julio de 2000 y en marzo de 2001. 

Anteriormente, como coronel mandó el Tercio "Alejandro Farnesio" (4º de La Legión), en la época en que está Unidad se integró en la nueva BRILEG. Ubicada en la ciudad de Ronda, es la única unidad de la Brigada con base fuera de Almería.

En una conferencia en Almería sobre La Legión el 30 de septiembre de 1998, el general de brigada Gomaríz habló de dos gritos de guerra "que han sido mal interpretados. ¡A mi la Legión! es la expresión máxima de ese compañerismo sagrado y hermandad que debe imperar en la Legión. 

"En el ¡Viva la muerte! no hay ninguna chulería sino el reflejo del espíritu del bushido -código de honor de los samuráis japoneses-, sublime aceptación del máximo sacrificio que es la entrega de la vida que hace el legionario al ofrecerse voluntariamente en cumplimiento de su sagrado deber".

Durante la conferencia impartida en el Círculo Mercantil almeriense, organizada por la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Almería con motivo del 88º aniversario de La Legión, pronosticó Gomaríz que "la existencia y la eficacia de La Legión en el siglo XXI dependerá de la capacidad que tenga de conservar y mantener su identidad, su hecho diferencial y, sobre todo, su mística; y ese es el reto que tienen todos los que ahora llevan el uniforme legionario".