jueves, 20 de enero de 2022

Líderes de sí mismos y la narrativa se cae a pedazos / Enrique de Diego *

Boris Johnson ha decidido dar marcha atrás a toda velocidad. Hace menos de un mes reapareció la muy malvada Hillary Clinton en la BBC echándole un chorreo de aquí te espero conminándole a endurecer la política de timo vacunación. Hoy, Boris desmantela todo el aparataje, quita el pasaporte covid, y las mascarillas incluidos los colegios, con lo que los niños ingleses podrán respirar libres y no inhalar su propio CO2.

 Las llamadas al orden de los globalistas no tienen lugar cuando la farsa es evidente y manifiesta, y hace aguas por los cuatro costados, y, lo que es peor, las encuestas de opinión dejan al pobre Boris, al tonto Boris a los pies de los caballos con los torys soliviantados ante la marea de los purasangres.

En el Reino Unido no se habla de otra cosa que de la investigación policial abierta sobre la acusación de genocidio. La denuncia del ex vicepresidente de Pfizer, Michael Yeadon está siendo investigada. La policía de Hammersmith (Londres) está llevando a cabo investigaciones acerca de los homicidios causados por las vacunas, a tenor de 115 testimonios entregados por los demandantes, 12 de los cuales pertenecen a trabajadores del sistema sanitario. 

En la denuncia se han incluido los detalles de los lotes tóxicos de las vacunas aportados a partir del hackeo de los servidores de las grandes farmacéuticas (http://www.howbad.info). Tanto Mike Yeadon como el doctor Bhakti van a ser contactados y la Policía inglesa va a verse obligada a hacer una declaración sobre la peligrosidad de la vacuna. Hay ulular de sirenas policiales.

En Israel están decepcionados con la cuarta dosis y en Australia tienen la tasa más alta de infecciones. Mientras tanto, la nueva política de Boris Johnson reducirá los contagios, que son causados por la jeringuilla. En Bulgaria, han estado a punto de asaltar el Parlamento y correr a gorrazos a los parlamentarios de todos los partidos. La ola totalitaria está en reflujo. La narrativa se cae a pedazos.

Macron y Dragui conocen poco de la historia de sus pueblos

Sólo queda la débil y corrupta clase política austriaca empecinada, a su pesar, a ir al desolladero de la vacunación obligada. Triste designio para un fracaso asegurado. Resta Emmanuel Macron queriendo “enmerder” a los purasangres, y contestados por estos en unas manifestaciones más nutridas que nunca. 

No sabe mucho le petit Napoleón de historia francesa ni del más famoso invento francés debido a Monsieur Guillotin. No le arriendo las ganancias. Los ánimos están muy exaltados y un amigo recién llegado del país galo me dice que los franceses echar pestes de Macron y alguno se llena la boca con asaltar El Eliseo. 

Otro que tiene la paciencia de sus ciudadanos al límite es Mario Draghi, cabeza visible del globalismo, y que nadie le ha votado. Cuidado con el pueblo italiano, que también dio muestras de hasta dónde llega su ira en la Plaza de Milán con Mussolini.

Por estos lares, Cantabria quita el pasaporte covid, la ministra de Sanidad descarta la timo “vacunación obligatoria” y los podemitas caer infectados por el jeringuillazo pero siguen dando lecciones de su pseudo moral y de su patético cientificismo o superstición. 

Alguno de esos “expertos” que lo son sólo en corromperse y ser la voz de su amo sugería hacer una encuesta entre los no vacunados para saber qué motivos tienen. Ridículo, a fuer de situarnos como una caricatura y silenciarnos, han terminado por no entendernos.

Los purasangres

En los purasangres, término debido al gran Fernando López Mirones, lo más destacable es que son líderes de si mismos, no adoran a una ignorante como Belén Esteban, no ven televisión, tienen muy claro el genocidio que afrontamos, y son gente que nunca se rinde. Ahí están las manifestaciones, sin presupuesto, sin empresas de marketing; cada uno se hace su pancarta y dice lo que le da la gana. 

Son gentes probadas en nadar contra corriente, que han sido vejadas y humilladas, y que han respondido con un soberano desprecio. Son gentes ilustradas, amantes de la ciencia y la razón y como iluminadas por la fe y el convencimiento. Son personas inmunes a la manipulación y a la coacción, que seguirían aunque estuvieran solos, porque aborrecen del rebaño y las consignas, y tienen la autoestima muy alta y el orgullo a flor de piel. Son los purasangres de esas personas que no ponen precio a su dignidad.


(*) Periodista

 

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