Una guerra mundial que se lleva a un tercio de los hombres por el fuego, el humo y el azufre, anuncio repetido dos veces (1) y la destrucción de grandes urbes capitalistas, las cuales serán arrasadas en una hora, anuncio que se repite tres veces (2).
Sería conveniente avisar y pronto sobre estos hechos. ¿De qué sirve repetir o predicar sobre asuntos que no tienen ya ninguna importancia en lo inmediato? Considero conveniente advertir gravemente y anunciar los medios que sirvan a la salvación.
“Y habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, a causa de la confusión por el ruido del mar y la agitación de sus olas. Los hombres desfallecerán de espanto, a causa de la expectación de lo que ha de suceder en el mundo, porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces es cuando verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con gran poder y grande gloria”.
Lucas 21, 25-27
En el Nuevo Testamento en griego en lugar de manifestar:“las potencias de los cielos serán conmovidas ” dice “las fuerzas uránicas”, según la traducción del P. Castellani. Y las fuerzas uránicas hoy sobran.
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