Así lo ha comunicado este martes antes de la reunión de la ejecutiva de Compromís, a la que en principio no iba a acudir. Se va del Gobierno y de las Cortes valencianas. La dirigente de Compromís se centrará en su defensa tras haber sido imputada por la gestión de los abusos a una menor tutelada por los que fue condenado a una pena de cinco años de cárcel su exmarido.
Las presiones desde que el jueves se supo que el Tribunal Superior de Justicia valenciano la citaba a declarar para el 6 de julio han sido constantes, empezando por las del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que este lunes instaba a tomar una decisión "más pronto que tarde", dando de plazo esta semana.
«No es una cuestión personal, es una cuestión política. Y eso es lo que me duele en el alma», ha subrayado. El mensaje que lanza este contexto, apunta, es que “no se pueden hacer políticas fuera del dogma neoliberal”, ha insistido la número dos, visiblemente afectada y muy severa con sus ya excompañeros de Gobierno.
"Esta historia pasará a la historia de la infamia política jurídica y mediática de este país", ha asegurado Oltra. "Ganan los malos. Quiero evitar que alguien piense que no es posible hacer políticas de izquierdas y plantarle cara a la corrupción. Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas. El día que quieran reaccionar, les habrán fulminado a ustedes. Me voy con la cara alta pero con los dientes apretados", ha añadido.
La ya ex vicepresidenta del Gobierno valenciano ha afirmado que hubiera esperado "el apoyo de Puig, pero sabía que no había probabilidades. Hace tiempo que no espero nada", ha concluido.
La relación de Oltra con Puig se vio gravemente afectada tras la decisión unilateral del dirigente socialista de adelantar las elecciones autonómicas de 2019, algo que desde Compromís se vio como una traición. Fue, precisamente, durante la negociación para reeditar el pacto progresista tras los comicios, «la única vez» que hablaron de la posibilidad de que se diera un escenario como este, en el que el presidente la cesara o la forzara a dimitir.
De hecho, durante su intervención, ha sido muy crítica con su socio de gobierno: "No le voy a dar al PSOE la coartada para que no saque adelante las políticas de izquierdas".
"Si tiran a Compromís del Gobierno no será por mí", ha insistido Oltra, que perderá su condición de aforada y, por tanto, la causa tendrá que volver al juzgado de instrucción. Su partido había amenazado con romper el pacto de gobierno si Puig la destituía unilateralmente. Oltra ha explicado que se marcha para no ser «la coartada» para que los socialistas expulsen a Compromís del Gobierno autonómico.
La relación entre ambos mandatarios estaba ya rota. "El presidente no me ha llamado", ha revelado Oltra, quien ha asegurado que solo habló con Puig de su hipotética destitución en 2019, cuando el presidente planteó el adelanto electoral en contra del criterio de Compromís. Oltra le advirtió entonces que, en la práctica, la acababa de cesar de manera unilateral.
Aquella decisión de Puig ha marcado la tensa relación entre ambos socios en esta segunda legislatura del Botànic que, a menos de un año de las elecciones autonómicas, vive su momento interno más complicado.
Oltra ha cargado también contra el "ecosistema" mediático y jurídico", en referencia a las informaciones que emanan de Presidencia de la Generalitat y que han buscado su renuncia instando a Compromís a que decidiera sobre su futuro político.
“Los señores fuentes, que no tienen faena, se dedican a generar un ecosistema mediático que se reproduce y se convierte en la realidad. Y esos señores fuentes generan un sistema para que después se tome la decisión que ya no hay más remedio que tomar”, ha denunciado la dirigente de la coalición, en referencia a las informaciones que desde el viernes apuntan que el presidente Ximo Puig podría cesarla si no abandona el cargo.
Tras conocer la renuncia, fuentes de Presidencia de la Generalitat
señalaron que la decisión está en "en la línea de la reflexión
colectiva" que había pedido Ximo Puig. En ese marco, mostraron "respeto a
su decisión, reconocimiento de su figura y su trabajo realizado".
Sobre volver a la primera línea política, si archivan la causa, Oltra ha soltado: «Eso ya no es cosa mía. Depende de muchas cosas». Ahora la Ejecutiva de Compromís deberá decidir quién ocupa sus cargos de portavoz, vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas.
También correrá la lista de la colación en las Cortes Valencianas: «No necesito estar aforada. Si no soy digna de estar en el Gobierno, menos de estar en la Cámara de representación popular». Y apuntilló: “La verdad solo tiene un camino”.
Ya el lunes, Ximo Puig enseñaba la puerta de salida a su número dos, -«No estoy para fiestas», dijo-, animando a sus compañeros en la Generalitat a reflexionar de forma «coral» para evitar el desgaste del Ejecutivo progresista a un año de las elecciones y ante el triunfo del PP en Andalucía.
Aunque desde Compromís se puso el foco en que cualquier decisión unilateral de Puig supondría el fin del acuerdo de Gobierno, algunas voces autorizadas del partido -como la del alcalde de Valencia, Joan Ribó- han incidido estos días en que la defensa de la figura de Mónica Oltra no estaba reñida con reflexionar sobre la vertiente colectiva de este asunto.
A lo largo de más de un año, distintos pronunciamientos judiciales han puesto en entredicho la actuación de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas desde que una niña de 14 años, tutelada por la Generalitat, relatara en febrero de 2017 los abusos sexuales a los que la había sometido un monitor del centro Niño Jesús de Valencia en el que vivía. También las acciones que se emprendieron después de que la Justicia tomara cartas en el asunto, en junio de ese mismo año.
Aunque no existen pruebas directas, los indicios que señalaban esos escritos han sido suficientes para que el TSJ valenciano acabara imputando a Oltra por los presuntos delitos, según la Fiscalía, de prevaricación, abandono de menores y omisión del deber de perseguir delitos. Jueces y fiscales parten de un mismo fallo, el que condenó a su entonces marido, Luis Ramírez Icardi, y ponen el foco en un mismo elemento clave: el expediente que Igualdad abrió en agosto cuando un juez ya había dictado una orden de alejamiento del agresor sobre la menor.
Oltra ha insistido finalmente en la motivación ideológica de la querella, dado que
el abogado de la menor es el líder de la asociación ultra España 2000, y
ha vinculado su caso con otras denuncias a dirigentes de izquierdas
como Victoria Rosell o Alberto Rodríguez. “Este país tiene un problema”,
ha apuntado, cuando la inscripción contable “M.Rajoy no es un indicio” y
se producen casos como los citados.
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