¿Qué ha pasado para que el primer ministro Draghi tire la toalla?
ROMA.- "Totalmente decidido" en su decisión de ratificar su paso atrás. Así describen fuentes gubernamentales cercanas a Mario Draghi su estado de ánimo tras el desgarro provocado por Giuseppe Conte en la coalición de Gobierno en Italia.
El primer ministro tomó ayer la dolorosa decisión de renunciar al cargo tras el abandono de los senadores del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), que lidera el ex 'premier' Conte, de ausentarse de la votación de la moción de confianza sobre un decreto-ley de ayudas contra la inflación, al que se oponen. La mayoría numérica no fracasó, pero se rompió el pacto político que sustentaba al Ejecutivo, desatando una nueva crisis en el país transalpino.
El presidente de la República, Sergio Mattarella, rechazó la dimisión y encauzó la gestión de la crisis por la vía constitucional. Es decir, encargó a Draghi presentarse ante el Parlamento para verificar si sigue contando con una mayoría para gobernar. Una decisión con la que arrancan cinco días cruciales para Italia.
Este viernes han comenzado las negociaciones entre los partidos políticos con representación parlamentaria para formar una nueva mayoría de gobierno y evitar elecciones anticipadas.
El próximo miércoles, después de un viaje oficial a Argelia del que regresará el lunes, Draghi explicará al Parlamento y a los italianos los motivos de su paso atrás después de 17 meses al frente del Gobierno, y comunicará entonces si está dispuesto a continuar al frente del Ejecutivo.
Para el ‘premier’, el pacto mayoritario se ha roto con el abandono del M5E y no considera útil para el país que él se quede y se las arregle, preso de vetos, chantajes y ultimátums partidistas. Parece que sólo consideraría la opción de seguir en el Gobierno si tiene el apoyo de todas las formaciones de su alianza.
Así, el progresista Partido Democrático, de Enrico Letta, la centrista Italia Viva, de Matteo Renzi y la conservadora Forza Italia, de Silvio Berlusconi, tienen poco tiempo para convencer a Draghi, al que consideran necesario para dar al país la estabilidad que necesita en un momento delicado y con varios frentes abiertos: la crisis energética, la inflación elevadísima y en medio de las reformas necesarias para recibir los millonarios fondos de ayuda europeos.
Hasta la semana que viene, y en ausencia de nuevos giros de guion, se plantean por tanto varios escenarios en caso de que Mario Draghi decida no seguir al frente del Gobierno para agotar la legislatura, aún sin el apoyo del M5E. Una de las opciones es que el miércoles, después de comparecer ante el Parlamento, el primer ministro suba de nuevo al Quirinale y dimita (por segunda vez).
Mattarella podría entonces disolver las Cámaras, sin abrir nuevas consultas y sin comunicar la fecha de las elecciones anticipadas, que podrían celebrarse el 25 de septiembre, el 2 de octubre o el 10 de octubre.
Draghi permanecería al frente del Palacio Chigi, con plenitud de poderes y funciones, hasta la llegada de su sucesor. Esta sería la fórmula que el primer ministro habría compartido ayer con Mattarella y el mejor escenario para la líder de los ultras Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, la única oposición formal de Draghi en el Parlamento y que reclama un adelanto inmediato de los comicios, sabedora de que es la mejor situada en las encuestas.
Otra opción es que los partidos acuerden confiar en un gabinete técnico encabezado por Daniele Franco, ministro de Economía, y que tras la aprobación de unos presupuestos, convoque a unas elecciones más tardías, en febrero. Esta parece ser solución preferida por Enrico Letta, que ayer en una reunión del partido explicó que "sería preferible tener tiempo para asegurar las cuentas del Estado".
Y también tener tiempo para construir una coalición sólida. Este escenario dejaría a Mattarella (de nuevo) en una situación delicada, tras la despedida de Draghi del Palazzo Chigi.
Pese al deseo de la mayoría parlamentaria, la permanencia de Draghi, que ha rechazado en numerosas ocasiones un Gobierno 'Draghi-Bis', parece improbable. El ministro italiano de Exteriores, Luigi di Maio, considera que "es muy, muy difícil" que el Gobierno del el ex presidente del BCE "siga adelante" y que convocar elecciones anticipadas "no es un problema para los partidos, sino para el país".
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